
Vadim Romanov penetra a Bastian Karim sin condón y le mete un facial lechero | Fucker Mate
La carita guapa de Bastian Karim era un reclamo natural para los daddys que, en busca de una segunda juventud, lejos de poder conseguir dar marcha atrás en el tiempo para hacerse con ella otra vez, encontraban en cada centímetro de su cuerpo, su boca y su tremendo y suave culo el templo perfecto para al menos regresar a ella durante el rato que estaban en la cama.
El chaval sabía cómo calentar, le salía de forma instintiva. Sus amiguetes le consideraban un pequeño vampiro del sexo, porque cada noche se tiraba a quien le placía, a menudo hombres mayores que él, secuestrados de los brazos de sus novias o mujeres para ser llevados a la lujuria de un retrete de mala muerte en un baño a oscuras.
Ese día se había agenciado a un ruso al que había visto en los meaderos. La gran polla que se gastaba no pasó desapercibida para sus ojos. Se alquilaron una habitación de hotel y allí se aproximó enseguida al cuerpo de Vadim Romanov todo lo que pudo. Los dos estaban con los gayumbos puestos y las lanzas tirando hacia un lado.
Los dos con cuerpos musculaditos y marcando abdominales pero bien distintos. Uno era suavecito y el otro peludo. Bastian se agachó para redescubrir esa polla que sólo había visto soltando el chorro de la meada y flácida. Entonces ya era de un tamaño considerable y tenía ganas de ver lo que podía dar de sí cuando estaba completamente dura. Tiró de la goma de los calzones hacia abajo dejando cerca la cara y le inundó el aroma a rabo que tanto le gustaba mientras se mordía los labios al ver salir de su encierro un pollón que ahora era el doble de largo y gordo.
Se dejó azotar la cara por esa enorme porra dura, Vadim le cogió con una mano por la barbilla y le atravesó la boca con el rabo tieso, follándosela y colándole el cipote por la mismísima garganta. Al principio le entraba alguna pequeña arcada al notar que un objeto extraño le atravesaba más allá de la campanilla, pero poco a poco se fue acostumbrando a aquella invasión dentro de su cuerpo.
La polla creció y se puso más dura todavía, ahora tenía tropezones en forma de venas surcando su tronco que le daban un plus a la mamada. Había dejado de ser esa barra lisa y perfecta para convertirse en un pollón irregular que a uno le llevaba a los infiernos del pecado. Bastian se la sacaba de vez en cuando de la boca y colocaba la cabeza debajo de ella, notando el peso de esa gigantesca butifarra sobre sus labios.
Lo natural hubiera sido que después de la mamada Vadim le follara el culo, pero decidió seguir follándole la cara guapa. Tumbó a Bastan sobre la cama, con la cabeza justo en el borde del colchón, se acercó a ella, flexionó un poco las rodillas y le metió la polla por la boca como si estuviera blandiendo un culo. Tenía que tener cuidado de no atragantarle, pero lo hacía casi igual que si se estuviera follando un culo por primera vez, con tacto.
La sensación era parecida pero mucho más suave. El continuo roce de los labios húmedos le estaba hinchando los huevos de lefa a tope. Vadim se animó y subió los pies al borde de la cama, a la altura de la cabeza del chavalín, dejándola entre sus piernas y entonces le atacó con toda la artillería.
De la boca al culo, completamente a pelo, aprovechando que la tenía bien mojadita de babas. El contraste fue como pasar de una piscina de agua helada a otra de agua caliente, brutal. Del roce de labios y lengua juguetona pasó a un lugar estrecho en el que perder hasta la última gota de vida. Ahí ya sí le dio caña empalándosela hasta los huevos sin contemplaciones. Joder a un tio tan guapo y buenorro le estaba dando la puta vida, a él y a su enorme polla que lo taladraba sin parar.
Follárselo a cuatro patas y ver como gemía y se contoneaba al paso de su rabo fue la hostia, pero más darle la vuelta, abriéndole de piernas y penetrarle observando su bonito cuerpo, fijándose en su entrepierna, con cada huevo descansando al lado de su polla dura. Meterla dentro de su agujero en esa postura era puto vicio. Ni demasiado apretada ni demasiado holgada, ese ojete ya se había adaptado a su rabo de forma natural.
El chavalín tomó las riendas del caballo sentándose sobre su polla y pajeándola con el culo. En cada sentada se la hundía hasta el fondo, hasta que sus huevos se superponían a los de Vadim dejando a la vista una polla y cuatro cojones de mucho cuidado. Vadim estaba atrapado por la magia de ese culazo. Miraba su polla desapareciendo dentro de él, el cuerpazo de Bastian, su cara, de nuevo su culo.
Cuando el chaval se dio la vuelta y siguió haciéndole lo mismo pero ahora cara a cara, Vadim llevó sus manos al trasero y se recreó con el tacto suave, lo rozaba con las yemas de los dedos y las acercaba al punto de contacto notando la hendidura y su polla atravesándola. Se puso cachondo, por eso y porque la dura polla del chaval le estaba poniendo cerdo restregándose entre sus pectorales.
Lo volvió a poner boca arriba sobre la cama y se lo folló a saco, metiéndole y sacándole toda la vara de medir desde el cipote hasta los huevos a cada enculada. Bastian se estaba granjeando un pajote y cuando le vino el gustillo de la corrida, aún tuvo tiempo de palmear el culazo del ruso para que le diera más fuerte. Por la chorra le salió una buena colección de esperma.
Vadim sacó la polla del culo y acudió raudo a ponerse de rodillas con su polla sobre la cara del chaval pajeándose duro. Le encajó un tiro directo de lefa dentro de la boca, pero después se le fue el santo al cielo y del puto gusto de la corrida el resto de tirson no fueron tan perfectos, dejándole el semen esparcido por toda la cara y los sobacos. Vadim se acercó para relamer junto a Bastian el elixir de la eterna juventud que le había dejado encima.
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