
El argentino guaperillas vuelve a por más y se come el pollón de su colega | Latin Leche
Ya no era el de antes, algo había cambiado en ese argentino guaperas en apenas un mes desde que probó rabo por el culo y la boca por primera vez. El cazador pensó que sería de los de callarse esa aventurilla para siempre mientras el chaval le lamía la punta del cipote rebañando las últimas gotas de lefa que le salían de la raja del capullo. Sin embargo ahora ese tio era como más decidido y más abierto, e incluso había pasado el vídeo a muchos de sus colegas del instituto.
Ahora venía acompañado por un compi de clase que quería ganarse pasta haciendo lo mismo, pero el cámara no se lo iba a poner nada fácil si podía sacar de esos dos algo más morboso que todos pudieran disfrutar. Al fin y al cabo habían ido a por dinero, pues lo tendrían si eran capaces de jugar a un nuevo juego.
Dos amigos que seguro que hasta apartaban la mirada cuando iban juntos al baño para no verse las mingas. ¿No sería la rehostia ver cómo se la veían por primera vez bien duras, que se masturbaran, se la mamaran y hasta follaran juntos por primera vez? Pues por ahí iba la cosa. Si este nuevo chavalote creía que iba a abrir la boca, ponerse de rodillas y llevarse un pastizal por dejarse bañar la cara de lefa, lo llevaba claro. Primer paso, dejar que tu colega te chupe el rabo.
Tras la propuesta, el semblante del guaperillas volvió a cambiar y se volvió más serio. No se lo esperaba el muy cabrón, pero volvió a hacerlo. Bajó los pantalones a su compi y sin pensárselo dos veces se metió su polla larga y todavía en estado de reposo dentro de la boca. Estaba blandita, pero a los pocos segundos engordó como una cabrona y no había quien se la comiese hasta las bolas.
Después de hacer que se comieran el polo mutuamente, por supuesto el cazador no iba a dejar que el gran descubrimiento de ese pollón gordo cayese en saco roto. Menudo filón iba a suponer para los seguidores del canal cuando viesen al chavalillo follado a pelo por una polla tan grande y gorda que no le cabía entera por el culo.
Pero ya puestos, por qué no finalizar aquello aumentando el morbo hasta el límite máximo. Ya que se habían visto las pijas, que se las habían mamado, que habían sellado su amistad con el rabo en el culo del otro sin condón, ¿por qué no invitarles a que se dejasen la lefa en la cara?
El guaperas fue el primero en poner la jeta para ver de cerca la descarga del gran pollón y se llevó una ristra de lefazos calentitos que le dejaron la carita bañada de blanco. Se levantó con el semen resbalando por las mejillas y se azotó la polla rebosando leche que su colega se encargó de no dejar caer al suelo. El cazador tenía lo que quería y ellos acababan de conocerse mucho mejor. Ahora a dejar que el boca a boca hiciese el resto en el instituto. Quizá en unas semanas tenía que montar una orgía en el apartamento.
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