
[Lucio Saints] Tommy Smith revienta a pollazos a Allen King y le lefa la cara en el bosque
Me gusta cuidarme, salí a correr como cada mañana, aunque ese día se me hizo un poco tarde, más de lo que acostumbraba. Me encantan las casualidades, nunca podré arrepentirme de haber salido más tarde ese día. Había salido tan rápido de casa que cogí el primer par de zapatillas que encontré en el armario y las até de mala manera. Así me pasó, que a mitad de camino los putos cordones se estaban desatando. Ni siquiera había reparado en los calzoncillos que llevaba de la noche anterior. Hacía apenas unas horas conseguí por fin que el buenorro de mi vecino me follase como un macho. El tio tiene novia, pero en cuanto me insinué un poco y comencé a sobarle el rabo bajo los pantalones, no dijo que no. Un tio fetichista donde los haya, rebuscó en el cajón y encontró unos calzoncillos abiertos por el culo para ponérmelos mientras agarraba la tira y me follaba como si estuviera montando a caballo.
Ya decía yo que algo raro estaba ocurriendo cuando otro corredor pasó por mi lado y se quedó mirando hacia atrás. Entonces me di cuenta de que el fresquito que sentía en el culo no era casual y de que ese pequeño desliz de aquella noche y las prisas, al final me iban a proporcionar una follada en el campo. No creía mi suerte, el tiarrón negro y fuerte, musculado con gorrita y gafas de sol había dejado de correr y estaba haciendo estiramientos a apenas unos metros de mí mientras no dejaba de mirarme. El tio no llevaba camiseta, sólo las zapas y unos pantalones cortos azules ajustados. Me fijé en el paquete y el chaval empezó a tocárselo marcando con la mano el contorno de lo que parecía ser la polla cargando hacia la izquierda. Le miré a la cara y se empezó a chupar los labios y hacerme señas para que fuésemos a algún sitio. Sin darme cuenta, yo ya tenía la polla dura, me había puesto cachondo el hijo de puta.
TOMMY SMITH REVIENTA EL CULO DE ALLEN KING EN LUCIOSAINTS.COM
Se adentró en el bosque y le seguí hasta darle alcance. Cuanto más cerca le tenía, más burro me estaba poniendo de pensar lo que iba a hacer con ese tio que me doblaba en volúmen. Pareció fijarse en un claro entre los árboles y paró en seco, ahora lo tenía a mi lado y el tio volvió a tocarse el rabo con la mano por encima de los pantalones. Me puse frente a él y tomé el control de ese paquete sin pensármelo dos veces. Lo que estaba tocando me encantaba, qué dura la tenía. Tenía la imperiosa necesidad de tocarla piel con piel, así que le metí la mano bajo los pantalones y empecé a sobarle el pollón que se le estaba poniendo bien duro y los huevazos. No me cabía todo en una mano, pero me lo estaba pasando de puta madre.
Me puse en cuclillas, le quité los pantalones y empecé a sentir el calorcito a polla mordisqueándole el rabo por encima de los calzones. No había cosa que me gustase más que desempaquetar un buen pollón. Tiré rápido de los calzones hacia abajo para ver el premio que me había tocado y no me decepcionó, una polla preciosa a punto de crecer y empalmarse salió disparada meneándose como una diosa ante mis ojos. No me corté en decírselo mientras le echaba mano al pollón:
– Tenía yo ganas de una polla morena como la tuya ¿eh?- le dije y acto seguido me la comí.
Todavía la tenía un poco blanda. Empecé a descapullarle el rabo notando cómo la piel me resbalaba dentro de la boca, se la recogía de un buen cabezazo meneándome de abajo a arriba y volvía a empezar de nuevo. Supe que le estaba molando cuando noté que se le estaba empezando a poner bien dura. La tenía sudadita de correr y el olor a polla me estaba poniendo loquito. Aproveché mi saliva para cascarle una buena paja con mucha velocidad, sintiendo esa dureza y los huevos bien grandes chocando contra la base de mi mano a cada viaje que le pegaba a esa pija. Cuando ya la tenía completamente dura le pedí que me metiese de pollazos en la cara. Joder qué pedazo hostias me estaba pegando, eso ya estaba a punto.
No iba a desaprovechar los mismos calzones que me habían proporcionado una de las mejores folladas de mi vida, iban a ser mi puto talismán de la suerte. Me deshice de los pantalones y la camiseta y mequedé con ellos puestos, poniéndome a cuatro patas y dejándole mi culo expuesto para que hiciese lo que le viniese en gana. Vaya manazas grandes tenía el cabrón, con unos dedacos bien gordos a la par que su polla. Me tanteó un poco cacheándome el culo con un par de dedos y empezó a metérmelos dentro preparando el camino para su pollón. Qué dedos tenía el hijo de puta, cada uno de ellos parecía una polla a punto de reventarme todo el culo.
– Te gusta mi culito ¿eh? – le dije
– Me encanta – decía jadeando con ese acento que parecía portugués de Brasil mientras no paraba de meterme los dedos por el culo abriéndolo bien.
Seguí dejando que se divirtiese con mi culito. Estaba disfrutando viendo cómo se ponía de burro. Seguro que estaba deseando meterme la polla. De rodillas se acercó a mi culo, se garró la polla con la mano y empezó a golpearme cerca del agujero meneando el rabo y dándome con cada bandazo. Paró un momento y miré hacia atrás sin saber qué estaba haciendo, pero me preparé en cuanto escuché el delicioso sonido del condón enfundándose en una buena polla. Abrí el culo como una puta para recibir esa pollaca morena como se merecía. Me la metió con suavidad y en cuanto la noté dentro me relajé, dejándome llevar por el gustazo que me estaba dando y sabiendo que la tenía tan apretada que le estaba volviendo loco.
Mientras no paraba de metérmela, mi cabeza desvarió, pensando en cuántos culos se habría follado por ahí por donde estábamos ahora, si sería hetero y tendría novia. Me puse más cachondo todavía al pensar que prefería mi culo a un buen coño. Iba a hacer que dejase de pensar en un buen par de peras haciéndole una cubana, le iba a hacer que se corriese como un campeón hasta echarme la leche en toda la cara, pero antes iba a hacer todo lo posible para darme el gusto de una follada inolvidable.
El tiarrón cogió ritmo penetrándome, menudo movimiento de culo y caderas, me estaba empitonando pero bien. Si no fuese porque no le conocía de nada absolutamente, le habría dejado seguir dándome así hasta correrse dentro. Qué gustazo cuando me cogía con las manazas del culo. Con cada pollazo me reventaba y hacía que me abriese cada vez un poco más de piernas, entonces me cogía y me sostenía bien para seguir follándome. Cuando vi la oportunidad, tomé el control un rato y me meneé como nunca, metiéndome ese rabaco hasta el fondo y dándolo todo de mí hasta quedarme ciego de gusto.
– Venga moreno, – le animé- pégame fuerte!
Tenía un negrazo impresionante dándome por el culo y mis palabras parece que hicieron efecto, porque noté que ahora me la metía como una taladradora dándome caña como a mí me gusta. Le tenía con la polla dura a punto de reventar leche, pero aproveché un ratito más sabiendo ahora que me hacía caso a todo lo que le decía, ese tio quería meterme polla y follarme duro y los dos nos íbamos a poner las botas. Me quité los calzones de la suerte dejando que viese mi pedazo polla, me apoyé contra un árbol dejando una pierna en el suelo y levantando la otra dejando otra vez mi culito al descubierto y le insté a metérmela:
– Ahora quiero que me folles así – le propuse tocándome el culo y dejando el agujero al descubierto.
Joder, vaya que si estaba salido, enseguida le tuve empotrándome el culo mientras notaba cómo mi propia polla lo estaba disfrutando también, meneándose hacia todas partes y golpeándome en la barriga a cada pollazo que me metía. Ya me tenía el cabronazo encajado completamente, con mi culo golpeándole las caderas formando un buen puzle bicolor. Sentía detrás de mí el chapoteo del sudor que le recorría en todo mi culo cuando me hacía tope con los huevos.
Me la sacó del culo y se quitó el condón, pero no iba a dejar que se desperdiciase esa leche, me encanta ver cómo se corren los tios y si no les conozco mejor, ¿sería este de echar mucha leche? Mientras él estaba de pie pajeándose, yo me puse debajo de su polla pajeándome la mía. Sin llegar a entenderle del todo por el idioma, sí que escuché la palabra mágica, «leche» y en un acto reflejo abrí bien la boca, saqué la lengua y la puse justo debajo de su capullo que estaba a reventar. Miré cómo de la raja del cipote empezaban a emanar borbotones de lefa bien espesita, que de la velocidad del pajeo empezó a esparcir por todas partes cubriéndome los pectorales y el cuello. Tarde apenas unos segundos en sentir cómo un buen goterón azotaba mi lengua mientras otra hilera de semen se depositaba entre mi boca y mi ojo izquierdo. Al ratito ya tenía la barbilla rellena de lefa espesita, resbalando por mi cara hasta el suelo. Cogí mi polla y me la zarandeé hasta correrme con todo eso encima. La tenía rica el cabrón brasileño, sabía dulce. Así me quedé un buen rato, con su pollón colgando delante de mí y viendo cómo me miraba con toda su lefa en mi cara.
Al día siguiente volví a salir tarde a posta, pero han pasado varios meses y no le he vuelto a ver. Todavía tengo los calzones de la suerte en el cajón de mi mesilla, cubiertos de la lefa que me limpié de la cara al acabar y que huelen a polla dulzona que flipas. Ahora salgo a hacer deporte a diferentes horas, que nunca se sabe la de tios pollones y buenorros que están deseando probar algo diferente y meter una buena descarga de polla y lefa.
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