Jorge Sainz hurga en el interior de su ojete con un dildo negro gigante | Oscar Mishima
Desde que un buen día Jorge Sainz decidió que era el momento de explorar el agujerito de su culo, ya no pudo parar. Ocurrió en las duchas de los vestuarios, esnifando el aroma a macho que desprendía el lugar. Se puso en cuclillas, se echó bien de jabón en los dedos y empezó a meterlos por su agujero. A medida que profundizaba, le daba más gusto. Acababa de descubrir la zona más sensible de su cuerpo. Se corrió sin manos, dejando que el agua de la ducha se llevara su semen por el desagüe.
Ahora, después de unos cuantos dedos y unas buenas pollas después, Jorge tiene un arsenal para satisfacer su culo cuando no tiene uno de esos rabos de verdad a mano. Todavía no ha abandonado la costumbre, la de desearse antes e meter cualquier otra cosa dentro. Sentir la yema del dedo calentita hurgando en la entrada, rozándole los pelillos del culo que ejercen de pestañas notando cada reacción de su ano, le hace abrirse d epar en par.
Entonces agarra el mejor de sus dildos, uno negro gigante y se lo zampa con el agujero. Todo dentro, rebañándole las paredes del ojal. Aprovecha y lo coge fuerte por la base. Le encantan las enormes pelotas de ese pollón de goma. Ojalá tuviera a un tiarrón con esas bolas y esa cigala negra para reventarle a pollazos por dentro y dejarle sin sentido del gustazo.
Con una pollaza de ese calibre dentro del agujero se convierte en un perro, salen a relucir sus más bajos instintos, abre la boca, saca la lengua y pide más, quiere entregarse enterito. Le encanta ese rocecito del vergón contra la parte trasera de su próstata, en el punto exacto donde siente tal excitación que puede llegar a correrse sin manos como aquella primera vez, como si de repente se sumergiera en un sueño húmedo, sentir que se corre de gusto sin poder evitarlo, perdiendo el control.
Orgulloso, cuando ha acabado de jugar, se abre de piernas y se palma el ojete, bien abierto, bien follado. Pero todavía arde de deseo por tener una de verdad, una de carne que mamar, a la que dar culo y que pueda darle eso que la de goma no puede, toda la puta leche que le quepan en esos pedazo cojones.