El calor empieza a apretar en Madrid y Matt Polaco está caliente como un perro. Ya en la oficina, vestido de traje azul y con corbata, al ir al baño hizo planes para el resto del día cuando saliera de trabajar. Estaba solo en la ciudad, su chica se había largado de vacaciones con las amigas y él necesitaba sacar ese otro lado oculto que solo él conocía.
Tragando saliva y con el corazón acelerado, cogió el coche y se dirigió al Attack Club. No era la primera vez que iba allí. Recordarlo hizo que se pusiera más nervioso todavía, así que tuvo que aflojarse el nudo de la corbata al recorrer sus pasillos rojos y tirar del frontal de los pantalones para acomodarse la polla que le iba creciendo a cada segundo, rememorando la cantidad de culos que le había granjeado el hecho de estar tan buenorro y tener una pija larga y gruesa.
Aunque entre las chicas tenía su merecido éxito, eran los chicos quienes mejor apreciaban su regalo y con quienes mejor se lo pasaba follando. Antes de llegar a la mazmorra, dejó de buscar. Un chico llamado Sebastian XLT estaba allí plantado, apoyado contra la pared, desnudo de cintura para arriba, bajándose la goma de sus pantalones de deportes Adidas con el pulgar, sacando un pedazo de pollón que hacía honor a su apellido, un pollón tamaño XL, bien largo y jodidamente gordo por la parte de en medio sobre todo.
El chaval ni se había percatado de la presencia de otro tio, se la empezó a pelar y a gemir de gusto. Matt se acercó a él, apartó su mano y colocó la suya en ese hermoso cimbrel, acariciándolo suavemente, sintiendo su forma, su calor, sui textura en la palma de la mano. La tenía bien guapa. Se arrodilló, se la puso firme sosteniéndola con los nudillos de la mano y empezó a mamársela.
Se levantó, se sacó la suya por la bragueta de los pantalones y Sebastian le devolvió la chupada. Matt aprovechó para bajar los pantalones a Sebastian por detrás, descubriendo su precioso culazo. Tras jugar un rato con los dedos, se tumbó y dejó que Sebastian tomara asiento sobre su cara. Le agujereó el ojete a base de lengua y luego fue más duro follándoselo a toda hostia y sin condón, empotrándolo contra la pared de ladrillo, agarrándolo del arnés de cuero y dominando a ese cachorro tragón, dándole bien de polla.