Alex Tikas se folla sin condón el delicioso y apretado culito de Damian Rose y deja que se corra en su boca con unos buenos chorrazos | Family Dick

A Christmas Plow

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La función del instituto del Cuento de Navidad de Charles Dickens tenía a Damian Rose atormentado. Tenía que interpretarla esa misma mañana y no había conseguido aprenderse todas las frases. Ni qué decir tiene que no pegó ojo y se levantó enseguida para ponerse el vestuario y meterse en el papel. Practicó frente a la chimenea, pero aún así se le seguían olvidando fragmentos. Por lo menos hacer de pobre desvalido usando la muleta era una parte que se le daba bien.

Con tanto jaleo en el salón, despertó a su padre Alex Tikas que, desperezándose (no había conocido su hijo hombre con más pelo en el cuerpo que él) y con unos pantaloncitos cortos de color gris bastante apretados que le marcaban el paquetón, fue a infundir ánimos a su chaval brindándole un masaje y proponiéndole hacer una cosita que le ayudaría a anclar ese texto en su cabeza.

Seguro que comerse una buena polla solucionaría las cosas. Siempre lo hacía. Damian le miró extrañado y le preguntó si estaba seguro. «Créeme, estoy seguro«, le dijo su padre con convición. Y Damian se dio la vuelta y vio cómo su padre se bajaba los pantaloncitos apretados y se sacaba la verga toda dura apuntando hacia él, que parecía una chistorra bien gorda, y se arrodilló, retrajo el pellejo del rabo hacia atrás y se la empezó a mamar cariñosamente.

No supo si eso mejoraba las cosas, porque ahora mismo se le había olvidado toda la letra, pero la polla estaba bien rica y le metió caña cabeceando cada vez más rápido, tragando más trozo. «Mira papá«, dijo Damian levantándose, desabrochándose el abrigo, bajándose los pantalones y enseñando a su padre lo dura que se le había puesto. La tenía larga y finita, pero cuando su padre se la agarró con su gran manaza, se le hizo tremendamente pequeña, comprendiendo que al final el tamaño era algo relativo.

Bajó a comerle la verga a su padre de nuevo. El cabrón plantó un pie encima del sofá que tenía al lado ganando un apoyo que le ayudó a culear la boca de su hijo follándosela. Le encantaba ver cómo le miraba desde abajo con esa carita guapa, con esos ojitos implorando clemencia y su polla bien gorda dentro de la boca, dejándose alimentar esos dulces y suaves labios tan húmedos y rosados.

Levantó a su chico, le puso de rodillas mirando hacia le respaldo del sofá, le bajó los pantalones descubriendo su pandero y se emocionó de lo lindo al ver su precioso culito. Plantó cada mano en una nalga y se lo abrió para viciarse con las vistas de su raja y su inmaculado agujerito. No pudo resistirse a pegarle un tiento. Acercó los morros a ese dulce tan apetitoso, sacó la lengua y relamió el ojete con todas sus ganas.

Jooooder. Sintió cómo se abría al instante expandiéndose y cerrándose con fuerza. Damian gimió en alto y tupo que agarrarse a la pared con las dos manos. Sus piernas comenzaron a deslizarse por el asiento del sofá. Notó cómo le fallaban las fuerzas y dejaba de tener le control sobre su cuerpo. Que le rozaran el ojete era su punto débil sin duda. Se abrazó al cojín del respaldo, intentó encontrar un lugar al que agarrarse mientras su padre le jodía el ano con la lengua y le daba tanto gustito raspándole con esa espesa barba.

«Te quiero, te quiero mucho«, le dijo Alex a un palmo de su cara. Vaya que si le quería. Se sentó en el sofá y le hizo una mamadita bien rica a su chaval, que cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás al sentir esa boca grande atrapando su pene y el calor de los nudillos de su mano de macho sosteniendo sus huevos. Damian se sentó y Alex se la siguió comiendo, sacándola de su boca, sosteniéndola toda dura con la mano en su base, zaraneándola, mirándola con deseo, tragádosela hasta las trancas.

Ahora quería ese culito tan rico sólo para él. Damian se puso a cuatro patas sobre le sofá. Alex se colocó de rodillas detrás de él. Miró su pedazo de pollón, miró ese culito tan delicioso, preguntándose cómo coño iba a caber algo tan grande en un lugar tan estrecho, arriesgándose empujó con las caderas metiendo el rabo por la raja, localizando el agujero y penetrándole sin condón.

Entró super apretadísima, pero ahí estaban intentándolo. Ya la tenía dentro. Empezó a follárselo un poquito. No paraba de gemir de dolor, pero pronto comenzaría a sentir el placer. Ese momento llegó antes de lo esperado. Damian meneó el culete auto follándose él solito. Las nalgas rozando los pelazos abundantes de la base de la polla de su padre, que miró alucinando cómo ese culete se tragaba toda la verga y se la pajeaba duro.

Le puso bocarriba, le abrió de piernas y se inclinó encima de él con todo el peso de su cuerpo, metiéndole una buena follada. Las piernecitas de su chico en los hombros, Damian cada vez más hecho un ovillo, intentando aferrarse al reposabrazos para no escurrirse tanto mientras su padre se lo follaba con vicio, abriéndole el ano con su enorme pollón.

Tanto frotar, el genio que llevaba dentro estaba a punto de salir para concederle el primer deseo. Alex avisó de que se corría y Damian le invitó a que se corriera dentro de él. Dicho y hecho. Damian vio en la cara de su padre a un hombre con la cara descompuesta llena de rabia, escuchó cómo daba un puñetazo en el reposabrazos justo al lado de su cabeza y entonces lo sintió. Un líquido rebosando del agujero de su culo, deslizándose entre sus nalgas, por la parte baja de su espalda.

Alex le sacó poco a poco la polla del interior del culo, recomponiéndose. El ojete de Damian se quedó palpitando, abriéndose y cerrándose, intentando volver a su posición original pero deseando a la vez que un buen rabo lo penetrara de nuevo. Su padre se puso cariñoso y le besó en la boca. Damian se levantó y Alex le propuso que le diera un buen recital.

Se sentó en el sofá y su hijo se la empezó a cascar delante de él. Acercó la cara al rabo y abrió la boca. Damian se volvió loquito a punto de correrse. Apuntó hacia todas partes antes de hacerlo y Alex tuvo que perseguirlo con la boca. Lo pilló a tiempo. Unos chorrazos bien cargados se le metieron dentro, impactando contra sus labios, sus dientes, su paladar, depositándose sobre su lengua, disparando fuera de su boca. En apenas un instante se la había llenado de esperma. Se levantó y susurró unas palabras a su chico al oído. «Ahora ve y haz tu mejor papel. Cómete el mundo«. Damian salió de casa feliz y confiado.

Nota: Las imágenes, el vídeo y el texto reflejan una obra de ficción. Los actores no tienen ninguna relación de parentesco real.

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