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Igor Lucios y Lucas Dias se hacen un flip-fuck sin condones | Latin Leche

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Estar delante de Igor Lucios ponía a Lucas Dias en una duda constante. Al mirarle a esa carita guapa, tenerle tan cerca desde primera hora de la mañana, los dos empalmados frotándose los rabos por debajo de las bermudas, comiéndose a besos, siempre dudaba entre poseer su precioso culazo o si dejarse penetrar por esa pedazo polla que tenía.

No tenían por qué decidirlo en ese momento. Allí mismo, mientras se preparaban el desayuno, de pie en la cocina, se sacaron las espadas. Les encantaban las vistas de sus pollas grandes y duras juntitas, rozándose. El momento en que se quedaron mirándolas desde arriba, juntando sus frentes, sintiendo el aliento del uno sobre el otro, cargado de auténtico vicio, fue demasiado especial.

Se pajearon juntos y se dieron el lote antes de irse a la camita de nuevo a pasar un buen rato. Ese día Igor iba muy decidido. Lucas se dijo a sí mismo que se iba a dejar hacer. La cosa empezó bien. Igor tumbó a Lucas bocarriba y le separó los muslos empujando con los suyos desde el interior. Se arrepintió y decidió darle a su colega lo que tanto le gustaba siempre. Pasó de separarle las piernas a estar encima de ellas. Lucas le cogió el culazo a dos manos y se las metió por debajo de los pantaloncitos, sobando sus nalgas, metiendo un dedito por su raja y haciéndole gozar.

Después del cerdeo, Igor le quitó toda la ropa, reculó hacia abajo en la cama enderezándole la verga descapullada y larga y se la comió. Menuda succión le metió el cabronazo, apretando fuerte con los labios, dejando que se escuchara por toda la habitación el soniquete de la mamada. A Lucas le gustaba ver su polla así, erecta, empapada de saliva, con el cipote rojizo.

Igor se dio la vuelta y le puso el culo a Lucas en toda la cara. Lucas le bajó las bemuditas y su cara no pudo evitar reflejar la sorpresa de quien ve algo que le gusta mucho. El culazo redondito, grande y apetitoso de Igor siempre le provocaba esa reacción. Igor se puso a cuatro patas y se lo regaló enterito. Lucas se recreó la vista mirando a ese zagal desnudo sobre la cama. Su carita, su cuerpazo, sus nalgas, sus piernas peluditas con unos buenos muslos. Estaba bien rico, para meterle la polla y no parar.

Antes le dio la vuelta y le comió el rabo. Lo tenía casi igual de largo que el suyo pero indudablemente el doble de grueso, lo que se dice un pollón. Menuda polla borracha, de las que te llenan la boca nada más meterte el capullo dentro. Igor volvió a ponerse a cuatro sobre la cama, Lucas de rodillas detrás de él. Como tardaba tanto en metérsela, Igor giró la cabeza para ver qué estaba haciendo. No podía reprochárselo. Lucas se estaba masturbando mirando el culazo.

Depositó el pene en su agujero y comenzó a penetrarlo sin condón. Entre que ese culito estaba bien rico y apretado y que Igor empezó a gemir y sonreir de vicio notando la verga en su interior, a Lucas le entraron ganas de rellenarlo de leche. Se puso en cuclillas, protegiendo su culo, adorándolo a pollazos. Luego le hizo la cucharita e Igor aprovechó para juntar las piernas, sacarse el rabo entre ellas y pajearse.

Así, haciéndole el amor, era una postura perfecta para girarse un poco y mirar cara a cara a Lucas a los ojos. La conexión era total. Al sacársela, Lucas le confesó que había tenido sus dudas, que si él hubiera querido, se habría abierto de piernas por primera vez nada más llegar a la cama. Igor le preguntó si todavía estaba dispuesto. Lucas asintió, se dio la vuelta poniéndose bocabajo en la cama y pidió a Igor que por favor se la metiera despacio para no hacerle daño.

Igor se puso de rodillas, cada pierna por la zona exterior de las de Lucas. Enderezó la verga hacia abajo metiéndola por la raja, buscando el agujero. Se la metió a pelo, lentamente pero sin retroceder ni un solo centímetro. Ya había logrado metérsela entera cuando Lucas soltó un gemido de gusto. Se tumbó sobre su espalda y le comió la oreja.

Le dejó acostumbrarse, pero no demasiado, porque él también le tenía ganas. Se lo empezó a zumbar y luego le dio la vuelta para que viera cómo se lo hacía. Lucas descubrió el placer anal y le gustó tanto que se hizo una paja bien lechera mientras se la metía. La polla se le puso durísima, se le infló el cipote y soltó la lechada que cayó a full sobre su torso.

Igor le relamió los lefotes y los compartieron boca a boca. Se tumbó y Lucas le dio de comer rabo mientras él se pajeaba y se sacaba la leche. Se soltó una buena corrida encima. Lucas se la devolvió relamiéndole las heridas, comiéndole el tronco recién corrido y subiendo hacia esa carita para quedarse los dos juntitos en la cama besándose con el semen entre sus bocas.

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