Una miradita al chico y otra al paquete era lo único que necesitaba Igor Lucios para convencer a Alex Cabrera para unirse a él en el sofá de las mazmorras del Boyberry Barcelona. Alex dirigió la mirada primero a su entrepierna, observando detenidamente cómo Igor se blandía el paquetón, uno que al levantarse dejó claro que estaba muy bien dotado con una polla super gorda y tan larga que sobresalía por encima de la goma de los calzones. Luego miró su carita guapa y tuvo la certeza de que ese era el tipo de chico al que había ido a buscar allí.
Le bajó la goma descubriendo su enorme y gruesa polla y sus cojones, se la agarró y le hizo una suculenta pajilla, suavecita, acostumbrándose al tamaño, calor y tacto. Al ponerse de rodillas, antes de poder metérsela en la boca, Igor retrajo el pellejo dle rabo hacia atrás destapando su capullo y dio de comer pollón a ese mamonazo que tenía unos labios bien guapos para atrapar rabos como el suyo.
La mamada pronto se convirtió en una guarrada mayúscula. Alex arropando el pollón con sus labios, apretando fuerte, intentando colársela por la garganta y soltando alguna arcada en el intento, Igor ayudándole en la tarea, empujando hacia adelante con las caderas, forzando la entrada del rabo agarrándose las pelotas. Se fijó en sus labios y pensó en lo guapo que sería que ese mamón se metiera la pija y los huevos dentro y se lo dejara todo bien lleno de babas.
Ya con el rabo tenía trabajo de sobra, cada vez más duro y firme. Igor se sentó en el sofá y se dejó hacer. Esa boca era flipante, la forma en que sus gruesos labios recorrían cada centímetros de su largo pene dándole gustito. Cuando Alex se la sacó, Igor le metió unos deditos probando su suavidad, esgrimiendo una media sonrisa.
En la siguiente tanda, Alex le desvalijó por completo comiéndosela hasta las bolas. Una y otra vez los labios plantados en sus cojones, haciendo tope, el rabo entrando por su garganta, haciéndole cantar. Él solito se estaba follando la boca y las babas ya le colgaban a Igor por los melocotones. El gusto era tremendo. Igor cruzó sus brazos por detrás de la cabeza disfrutando de ese momento, poniendo cara de tontorrón.
Con la pedazo polla que tenía de más de veinte centímetros, pocos se atrevían a tragársela entera. Se la estaba dejando tan mojada que si Alex quería estaba dispuesto a metérsela sin condón. No le preguntó, le presentó sus respetos a la entrada del agujero y al ver que no presentaba resistencia, le penetró el ojete con el rabo desnudo. La cara de Alex al sentir todo ese miembro perforándole el ojete fue un poema.
Igor se inclinó hacia el chaval y se lo folló bombeándole ese culazo tragón que tenía, tanto como lo fue su boca pero más ajustadito. Alex mientras tanto estaba entretenido y embelesado mirando la carita guapa de Igor, tan deseable, echándole el aliento de los gemidos encima, trabajándose su culo con esa enorme polla, barriendo para casa.
La saliva estaba empezando a agotarse, así que Igor se retiró hacia atrás un momento para escupir desde arriba y nutrir la polla con sus propias babas, momento que Alex aprovechó para agarrarse con ambas manos las nalgas y expandirlas para que Igor pudiera entrar de nuevo dentro de él. Igor le metió todo el rabo y Alex pudo sentir el contorso de esa maza caliente rozando la yema de sus dedos.
Se puso a cuatro patas para que le diera por detrás, para que pusiera en marcha el mecanismo de ese culazo redondo y blanquito de futbolista bombeando una y otra vez su pandero. No estaban solos. Por detrás de los paneles agujereados que separaban la sala, se podía ver la mirada y las manos de algún expectador ávido de emociones intensas.
Igor y Alex siguieron follando. Si lo hacían en un lugar común, a eso se exponían a que otros les mirasen. Y a Igor le encantaba que otros le miraran mientras follaba. Se subió al sofá, cubrió el culo de Alex entre sus muslos y le dio su merecido clavándole la estaca entera hasta que cualquier tio que estuviera mirando desde atrás se preguntara si esos huevazos que estaban aplastados contra la raja del culo de Alex eran suyos o de Igor.
Las vistas desde atrás eran perfectas para que el número de espectadores fuera en aumento y desearan ser el siguiente en la lista de espera del brasileño. Un culito blanco, suave y precioso, las bolas entre los muslos, el pollón entre las piernas perforando un agujero sin control y sin condón, todo a pelete. El apetito nacía por sí solo.
Vuelta al misionero, Alex se corrió encima con una buena eyección alrededor de su ombligo. Igor recogió el pegote con los dedos y se los introdujo por la boquita. Sonrió al ver que el muy cerdaco se los chupaba con deseo y además tragaba. Eso le puso muy cachondo. Al igual que no le preguntó la principio si quería que se la metiera a pelo, tampoco preguntó para llenarle el culito de leche, simplemente se dejó llevar y supuso que, al ver la potencia con la que se lo estaba follando, si Alex no le decía nada, era porque le daba permiso.
Le machacó a pollazos y se deshizo en halagos dentro de él soltando toda la semilla dentro de su ano. Le tembló todo el cuerpo, las piernas. Era increíble lo diferente que podía ser una corrida cuando tu pene estaba apretado dentro de un buen culazo. Lo cambiaba todo. Al sacar el pollón, un reguero de lefa salió escopetado del agujero del culo. Igor lo recogió con la punta del rabo y se lo metió dentro de nuevo.
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@ fotos por Oscar Mishima