El guaperas Jaxon Grey se desnuda mostrando su cuerpo morenito y tatuado y se casca un buen pajote a solas | GayHoopla
Que sea tan timidito me encanta. Jaxon Grey intenta sonreir, pero al darle vergüenza, se remarca esa sonrisa amplia con oyuelos en su atractiva cara de facciones angulosas. Me fijo en sus ojazos grandes, enternecedores, de color oliva, que conjuntan tan bien con su cuerpo morenito y tatuado. Tiene un cuerpo atlético y en forma, así que me apresuro para ofrecerle una sesión de fotos en el exterior, sin camiseta.
Él, como extra, se quita los pantalones y yo se lo agradezco. Se queda semi desnudo, apenas con los boxer puestos. Está riquísimo. Me encanta que por iniciativa propia se apoye en la rama de un árbol levantando los brazos y enseñándome su espectacular torso, sus abdominales marcados y sus sobacos algo peludos que le aportan ese aire de virilidad innata.
Así tal y como está, juro que me abriría de piernas ante él y disfrutaría viendo su cuerpazo y su cara mientras le folla, porque tiene un buen polvazo. Lo llevo a la camita. La luz del sol que entra por la ventana baña su cara ensalzando sus bonitos ojos y el tono moreno de su cuerpo. Se quita los calzones y me enseña su trasero. Lo otro que quiero ver me lo enseña sólo unos segundos, cuando acaba la sesión de fotos y se pone de lado, pidiéndome que me largue de la habitación para hacerse un trabajito manual a solas.
Le dejo con la imagen de la chorra flácida colgando por su cadera, pero me animo a volver fingiendo que se me ha olvidado algo en la habitación. Le pillo en buen momento, con la polla dura y larga en su mano, masturbándose, sus calzones y la ropa a su lado en el sofá. Me sonríe. Vuelvo a irme. Esta vez entorno la puerta sin cerrarla y miro por la rendija. Jaxon se pone de rodillas en el sofá mirando hacia el respaldo y encula con los ojos cerrados, simulando que se está follando a alguien. Se sienta en el sofá y para mi sorpresa le descubro abriéndose de piernas, pajeándose con una mano mientras la otra la dedica a su culo, metiéndose algún que otro dedo por el ojal y disfrutándolo hasta que se corre encima.