Viktor Rom, Dmitry Preysler y Willkox acuden a la casa rosa de madame Xisco para follarse y preñar los culazos de Roxas, Leo Bulgarix y Tobias Portela

La casa rosa

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El término «ir de putas» había quedado relegado al pasado, un tiempo en que algunos padres llevaban a sus hijos a experimentar el placer del sexo por primera vez recién cumplida la mayoría de edad para convertirlos en hombres, un tiempo en que un grupo de colegas decidía dar rienda suelta a su lujuria tras salir de madrugada de una disco con alguna copa de más.

Ahora se llevaba lo de «dar una putivuelta» zorreando por un local de copas y buena música, conociendo a la peña por el camino o darle un like y dejar un mensaje sobre un perfil en una red de citas para quedar y tener sexo sin tener que comprometerse a nada más. El término había cambiado, pero no su fondo: salir y pasarlo de puta madre follando en libertad.

Pero Viktor Rom y Dmitry Preysler todavía eran de los veteranos que tenían bien arraigadas las costumbres y, poniéndose a recordar viejos tiempos, decidieron hacer realidad sus sueños una vez más, acudiendo a una casa rosa, sí, de esas de las lucecitas de tonos cálidos en las ventanas, un lugar apartado en mitad de la nada a las afueras de la ciudad, como aparcado en la carretera, un lugar de descanso y confort para hombres con ganas de guerra.

Viktor entró con todo. Era fácil apreciar su gigantesco rabo duro y morcillón en el frontal de los vaqueros. Se le puso más dura aún al inhalar el aroma a sexo que se respiraba dentro de la casa y que le traía de vuelta muchos recuerdos. Parte de ese aroma venía de Willkox, que medio desnudo, se fumaba un cigarro y se bebía una copita a la salud de la corrida que acababa de pegarse. Seguro que todavía tenía la corrida pegada a los pelos de la polla. Xisco, la madame a la que Dmitri miró con ojos de lujuria deseando dejarla a cuatro patas, salió a recibirles.

Tenía preparados para ellos dos culitos bien ricos y apretados para desvirgar con las lenguas y con sus pedazo de pollas. Las chicas esperaban en el rellano de las escaleras y en cuanto notaros las manos de esos varones apretujando sus nalgas con fuerza, sus morros húmedos y el aliento de sus bocas en el ojete, se desvencijaron de placer inclinándose hacia adelante, flaqueándoles las fuerzas en las piernas.

Viktor y Dmitri se quitaron las camisetas. Comenzaba a hacer calor allí dentro. No iban a tener tiempo ni para subir a la habitación. Lo harían allí mismo, como hombres. Se bajaron los pantalones, presumieron sacándose las vergas largas y hermosas sacudiéndolas bien firmes, dejándolas disfrutar del placer de la libertad sin unos gayumbos apretujados que las encerraran y se las mertieron sin condones.

Sin duda decidieron que Xosco había tenido buen tino eligiendo culitos. Estaban tan apretados para sus gordísimas pollazas que tuvieron que trabajárselo duro. A Viktor le costó perforar el culo de la rubia más de lo que creía, pero al final, con esfuerzo y constancia, consiguió metérsela toda entera. Al verles follar, la lívido se le despertó de nuevo al putero de Willkox. Los gemidos y ver pollas y culos unidos le pusieron de nuevo todo cachondo, se le levantó y volvió a dar vida a la putita que tenía al lado. Las pusieron a las tres en mitad del rellano y se pusieron a darlas por culo. Roxas, Leo Bulgarix y Tobias Portela bien folladitos por detrás.

No tardaron en descubrir que esos culitos venían con sorpresa y es que entre sus piernas les colgaban unos buenos rabos y pelotas. Los tres se giraron a la vez y enseñaron sus vergas. A ellos no les importó. Más para la diversión. Tan calientes como estaban, solo pensaban en meterla por el agujero. Los pusieron en el sofa con los culos hacia afuera, bien apretujados y ellos de pie por detrás compartiendo el placer de una follada en grupo, cada uno enchufándola a su culito preferido, mirando de reojo la polla del otro penetrando, contagiándose de su fuerza y de su forma de hacerlo, lamentando que los jóvenes de hoy no pudieran disfrutar de ese placer sin igual de aprender de esa forma de follar de otros hombres, tal y como aprendieron ellos.

¿Superarían la prueba folládose a esos tres bocarriba con las piernas abiertas y visualizando sus huevos y sus rabos? Bien sabían de alguno al que se le había rebajado y había terminado huyendo despavorido, pero a estos tres les pasó todo lo contrario, sus pollas se alzaron como mazas, cuando se acercaron a los agujeros, ellos les cogieron los rabos con las manos y con cariño los condujeron hacia su interior.

Era super excitante follar así, observando a tu lado a otros tios disfrutando y culeando con fuerza. Llevaron la experiencia un paso más allá, convirtiendo esa follada en una orgía, haciendo un trenecito a cinco mientras el que hacía de máquina de revolvía de placer sobre el fornido torso de Dmitri. Viktor, como vagón de carga, se encargó de imprimir el ritmo.

Los gemidos se intensificaron y el semen empezó a escapar de las pollas. Viktor dejó preñado el culazo del putero que se había unido a la fiesta convirtiéndose en una putita más. Este a su vez se corrió en el culito que tenía delante y así uno tras otro. Las putitas volvieron a abrirse de piernas en el sofá, enseñando la guarrada que les había dejados sus machos en el ojete y dejando que ellos disfrutaran de las vistas, con la lefa recorriendo las rajas de sus culos.

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