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Viktor Rom, John Brachalli y Thomas Sex se turnan para follarse a pelo los culazos de Italo Gang y del musculoso chulazo Brako en los baños del Boyberry Madrid

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Algo grande se estaba fraguando en los baños del Boyberry Madrid. Allí ir a echar una meada podía convertirse en toda una aventura en la que podías salir con la lechada de otro tio encima, los huevos secos o el agujero del culo bien abierto. O como hizo John Brachalli, el morbo de que otro hombre como Thomas Sex se ponga a hacer pis justo a tu lado y sentirse libre de mirar de reojo para ver el tamaño de su minga, miradas que a menudo acababan con un buen pajeo eyaculando en los meaderos.

Desnudos como estaban, haciendo un descanso de sus aventuras íntimas por el local, hubo un momento en que se empezaron a mirar, se les pusideron bien tochas y ya no pudieron parar. La de John era jodidamente grande y gorda y la de Thomas tan larga que a punto estuvo de rozar el meadero cuando se despistó un poco mirando la verga del chulazo que tenía al lado.

No estaban solos. Al otro lado, Viktor Rom se fijaba en sus culazos a través del espejo a la vez que se adoraba y se mojaba su grandiosa pollaza en el lavabo. Otro tiarrón, una bomba sexual en potencia, musculado, guapísimo, con barba y pelazo, salía de uno de los baños con puerta meneándosela y en cuanto John, Thomas y Viktor se dieron la vuelta hacia él, Brako se puso de rodillas en mitad del baño dispuesto a recibir todas las pollas.

Tan atractivo, con esos ojazos y esos musculitos, a ver quién era el valiente que se resistía a darle de comer rabo y hacerle de todo lo que se le pasara por la mente. Todas las vergas se pusieron bien duras y tiesas delante de su guapísima cara esperando gozar de sus labios y del roce de los pelitos de su bigote, pesperando hacer algo más con él más tarde viendo su despampanante culazo redondito, grande y peludo.

Qué bien escondido estaba Italo Gang, que espero a que se formase una buena fiesta en el baño para entrar a formar parte de ella. Acompañó a Brako en la tarea de mamar pollas y se agachó junto a él para dar buena cuenta de la calentura de esos machos. Entre los dos se las repartieron a voluntad, se las comían a bocados con ganas, se las restregaron por la jeta e intercambiaron salivazos para chuparlas mejor.

Estaba Brako atragantándose con la de Thomas, intentando metérsela hasta el fondo de la garganta el muy atrevido, con la cara roja como un tomate y las venas del cuello hinchadas de orgullo, Italo dedicado en cuerpo y alma a la de John, los dos mamones de rodillas y con el culito hacia afuera, cuando Viktor lo vio claro. Se puso de rodillas detrás de Italo y se la clavó por el culo sin condón.

Excitado, Thomas se vino arriba y abandonó la carita guapa de Brako para ponerse detrás de él también. Al ver su culazo grandote y peludo, le entró vértigo, pensando si estaría a la altura de semejante especímen hecho para pasar noches locas, pero su duda duró poco al ver el tamaño de su rabo bien largo. Le empaló por detrás metiéndole una puñalada a pelo por todo el hueco que le sacó un gemido dejándole vencido besando el suelo y se la empezó a clavar a toda hostia con la intención de zumbarse a ese irresistible chulazo hasta desfallecer.

A su lado, Viktor estaba dando la alternativa a John, que en ese momento preparaba el culo suavecito y blanco de Italo para atravesarlo con su deliciosa polla. Mientras esos dos se ventilaban los culazos de esos mamones, Viktor se puso enfrente de sus caritas y les dio de comer de su generosa tranca, conduciéndola con su mano hacia una y otra boquita, recibiendo unas mamadas.

Pronto se la soltó y ya se encargaron ellos, que a pesar de tener un buen trato de ocio del que encargarse en sus traseros, todavía tenían tiempo para pensar con la cabeza y alimentarse con un buen vergón pasándoselo de uno a otro y embadurnándolo con todas sus babas. Hacerlo en mitad del baño había sido una locura buena para empezar, pero el morbo de follarse a esos dos junto a los meaderos era un escenario que no podían pasar por alto.

Mirando hacia la pared, hacia los urinarios públicos, les dieron bien por el culo. Italo cada vez más cerca de estamparse contra los azulejos, aguantando las embestidas de Viktor que no medía su fuerza ni era consciente de lo gigantesca que la tenía. Brako aguantó el tipo aferrándose al pulsador que se había llevado por el desagüe el pis y la lefa de tantos hombres, miró hacia atrás enamorándose perdidamente de la carita agradable de John y se dejó follar por ese machote.

Entre los tres se fueron turnando para reventarles los traseros a pollazos. Mientras esperaba su turno, John se puso entre los dos meaderos, justo en medio de Italo y Brako y el cabrón alardeó de picha larga zarandeándosela y haciendo molinillos con ella al viento, lo que desató la locura colectiva de todos y le hizo merecedor de una petición inestimable a la que no pudo hacer oídos sordos.

Italo le dio su culo, se lo puso a huevo dándole la espalda y levantando una pierna para dejarlo abierto esperando a que se la metiera por su rosácea y ahora bien follada hendidura. John le encasquetó el rabo haciendo de su follada puro arte y no paró hasta ordeñarse su polla ahí dentro metiéndole una buena preñada que fue bien aprovechada por Thomas para donarle la segunda dósis.

El culazo del guaperas musculado fue propiedad de Viktor. Follarse a Brako era una fantasía y retener la leche en los huevos con él harto complicado. Le metió un buen relleno y el cabronazo se dedicó a menear el trasero con esa pedazo verga dentro. Los baños del Boyberry Madrid son pura fantasía. Uno sabe que va a entrar, pero nunca sabe con qué nuevas experiencias va a salir. Toda una fuente de sabiduría.

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