La guarida de un macho que vive solo. El confortable sofá donde se cruje los culitos, un puff donde reposar las piernas y una tele grande para ver pelis. El chulazo Jax nos enseña el lugar donde pasa su tiempo libre y también de paso los juguetitos con los que hace de sus pajas a solas un rato más agradable. Un dildo largo, muy largo, un fleshjack de culo apretado y un bote de lubricante.
Con la cámara del móvil, ahora sin los artificios y la iluminación de un estudio de calidad, sigue estando igual de bueno y cuando se baja los pantalones, el cuelgue de su polla sigue dejándonos con la boca abierta. Casi tan larga como el pene de goma que coge con su mano, pero mucho más gorda, suelta la artificial y se coge la suya, haciendo que veamos cómo cuelgan también sus enormes pelotas.
Se echa una buena cantidad de lubricante sobre el rabo y se recuesta en el sofá disfrutando de la paja, de la satisfacción de su mano subiendo y bajando por su dura polla. No deja de mirársela. Igual que nosotros, a él también le enamora algo tan grande y bien hecho. De vez en cuando la aprieta por la base y la cilimbrea, dejando claro quién es el macho alfa. La luz de la habitación crea varias réplicas de ese momento de sombras chinescas, varias pollas cilimbrando, como el fuego de las velas titilando.
Su polla es tan gorda como el fleshjack de mano. Parece mentira que pueda entrar. Jax frunce el ceño de puro placer y no es para menos, eso debe entrar más ajustado imposible. No le cabe entera. La tiene tan larga que enseguida hace tope con el extremo del aparato, pero a falta de un culo de verdad, eso le ofrece la sensación más parecida.
Quería un dildo largo y fino para practicar las mamadas de garganta profunda y explorar los límites del interior de su agujero más especial. Es un tio guapísimo, está buenorro y los hombres adoran tener una cara guapa y varonil jalándoles la verga para después abrirle de piernas y joderle a pelo. Quiere estar preparado. Suelta más lubricante sobre su mano y pajea el dildo recubriendo su superficie con esa sustancia viscosa y resbaladiza.
Vuelve a recostarse en el sofá, esta vez abierto de piernas. Empieza a inundar el agujero de su culo con la polla de goma. Acostumbra su ojete a ese objeto extraño. Se pone a cuatro patas, cierra los ojos y sigue introduciendo y sacando el artefacto. Cierra los ojos, imaginando que llega un extraño a casa y se lo folla a traición.
Se tumba en el suelo, apoyando las piernas en el puff, el culazo todavía abierto. Apoya el dildo en el borde. Cada vez que baja y sube las caderas, el dildo entra y sale de su agujero. El gusto le inunda la cabeza, se excita y termina pajeándose la polla hasta sacarse la leche y dejarse los lefazos por debajo de sus musculosos pectorales. Debe tener a montones de tios en lista de espera, aguardando entrar a su leonera.