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Lucio Saints y Marcos Oliveira meten doble polla sin condón a Dann Grey | Kristen Bjorn

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La escapada de finde entre colegas les estaba gustando más de lo que pensaban. Los tres bajaron rápidamente las escaleras para no perder ni un solo segundo del nuevo día que les esperaba. Dann Grey se adelantó a ellos, pasó por debajo de la barandilla y les sacó las mingas de los calzones ejerciendo de mamador. La blanquita, delgada y larga de Marcos Oliveira o la morenita, gorda y larga de Lucios Saints.

Pasaba de una a otra con ansias, como si fuera un glory hole, una barra libre de pollas. Una calada rápida y profunda dejando sus babas a lo largo del tronco y se enzarzaba con la otra haciéndole lo mismo. Para que ninguno de los dos se viniese abajo, si se tiraba un rato mamando una, agarraba la otra con la mano y le metía un buen pajote para calmar las ganas.

Les daba tanto amor en los rabos que terminaron juntando las bocas allá arriba, convirtiendo los gemidos de gusto en un morreo. Lucio fue el primero en quitarse la única prenda que llevaba encima y Marcos siguió sus pasos. Por primera vez Dann fue consciente de lo bien dotados que estaban sus colegas. Menudas varas largas y duras se estaba llevando a la boca.

Ahora el que pasó por debajo de la barandilla fue Lucio, que se quedó entre las escaleras y el suelo poniendo el culo, mamando el rabo de Dann y recibiendo a pelo la pollota de Marcos. El tio la tenía finita, pero era tan larga que sacó a Lucio un gemido como si el rabo le hubiera tocado el alma. Marcos tuvo que retirar un cachete de ese precioso culazo para poder ver parte de su propia polla, porque el cabrón se la estaba tragando enterita.

Apoyado en la pared, otro que veía desaparecer su polla, pero dentro de la boca de Lucio, era Dann. Estaba empalmado mirando cómo follaban. Él no la tenía tan tremendamente larga, pero sí un rabo más que considerable para encasquetársela a un tio por la mismísima garganta. Cuando Marcos le daba duro por detrás, Lucio apoyaba la cara en su muslo y le metía un raspado con la barba en toda la polla.

En la mesa de la cocina fue Marcos el que se erigió como putita mayor. Se tumbó encima, de lado, elevando una pierna para dejar abierto el culo y recibir todo lo que acababa de dar. Dann se agachó entre ese culo y la polla de Lucio que estaba a punto de entrar. Lamió el culete, lubricó la polla y observó lo bien que entraba el gordo pollón de Lucio por ese culazo estrecho sin condón.

No fue la última vez que tuvo que hacer de mamporrero. Atento a las necesidades de la follada, de vez en cuando se agachaba para darles lubricante. Un escupitajo certero en el ojete y un buen repaso al rabo que hubiera podido pasarse chupando durante horas, tan gordo, grande, calentito y con esas pelotas tan voluminosas cargadas de esperma.

Cuando acababa de chupársela, Lucio iba sin frenos y sin manos y la colaba de nuevo por el agujero, la piel de la polla arrugándose a su paso, como efecto por introducirla por un lugar tan apretado. Dann iba tan caliente que terminó depositando sobre la pollaza de Lucio otro tipo de lubricante más efectivo. Sin poder controlar las ganas, se hizo un pajote  y le metió unos buenos trallazos de lefa sobre la minga, algunos de los que se quedaron colgando de los pelos de la base del rabo.

Mientras le donaba todo ese esperma, Lucio no contuvo su risa de sorpresa y admiración, por ver lo bien que disparaba su colega, por la cantidad de leche que le había dejado encima y por la guarrería que estaba haciendo. ¿Correrse encima de un amigo? No eran modales. Menos aún utilizar un regalo de un amigo para dárselo a otro. Lucio condujo la polla recién mojada hacia la entrada del culo de Marcos y se la enchufó.

Sin duda Dann se estaba beneficiando de la follada de sus dos colegas, pero necesitaba sentirse dentro del grupo. Se sentó sobre las piernas de Marcos ensartándose la pija dentro del culo e invitó a Lucio a meterle una segunda polla. La amistad estaba llegando ya a otro nivel, los tres machotes unidos por las mingas y el ojete catalizador.

Lucio utilizó la polla de Marcos para correrse. En cuanto le vino el gustillo, sacó su rabo y el de Marcos a la vez del agujero y los pajeó uno sobre el otro con la mano. Un montón de lefa empezó a salirle del rabo, embadurnando los dos palotes de semen que caía a goterones sobre el vientre de Marcos. En cuanto recuperó la cordura, Lucio se agachó y se metió en la boca el pepito de dulce de leche en que había convertido la larguísima polla de Marcos, arrastrando sus labios por la suave crema a lo largo del tronco.

Marcos todavía tenía encima a Dann, así que tuvo que ladear un poco la cabeza para ver esa puta cerdada. No aguantó mucho antes de correrse. Avisó por activa y por pasiva de que se venía encima, pero Lucio no hizo ni puto caso, seguía chupando y pajeando esa polla cubierta de su propia leche y para cuando quiso darse cuenta, Marcos empezó a inundarle la boca con más lefa. Lucio la retuvo dentro y la dejó caer encima de su rabo, conformando dos buenos salivazos blancos cargados de esperma.

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