[Fucker Mate] Massimo Piano se merienda la pollaza de Carlos Leao en la barra del Night Barcelona

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En cualquier local de copas que se precie, los protagonistas indiscutibles, el objeto de deseo de las miradas y de los más valientes que se aferran a la barra intentando llevarse el trofeo, son los camareros. Cuando les contratan tienen las ideas muy claras, chicas despampanantes con caras bellas, un buen par de peras y sensuales, chicos atractivos y deseables, capaces de mojar bragas e izar banderas en alto con una sola mirada. En el transcurso de la noche saben que son como ídolos, que cuando un cliente les pregunta de más ya andan buscando tema y juegan, juegan potenciando todas sus virtudes, ellas bajándose el escote, soltándose el pelo, subiéndose un poco más la falda, ellos desabrochando un botón más de la camisa para dejar al aire los pectorales, subiéndose las mangas dejando a la vista unos brazos fuertes.

En el Night Barcelona han puesto a un tio guaperas que ni se imagina la de rabos que levanta a su paso, algunos de ellos de tamaño considerable. No sabe que muchos clientes se van con el calentón a casa, se encierran en el baño y se cascan una paja a su salud. Para Massimo Piano esa noche va a ser diferente, con el local casi vacío, donde sólo queda en pie un cliente que no deja de mirarle y que parece muy decidido, tan decidido que después de servirle la última, el tio se levanta de la silla, se desabrocha la bragueta del pantalón y se saca un pollón enorme, grueso, largo y negro que deja colgando mientras se desabrocha la camisa.

Massimo está que lo flipa, se queda con la boca abierta al ver esa polla gigantesca y por primera vez cruza una línea que nunca antes había cruzado con un cliente, además dentro del mismo local. No le importa si vienen más clientes o quién pueda estar observando, la visión de ese rabo tan apetitoso moviéndose le tiene embelesado, se acerca y se arrodilla para metérselo directo en la boca. Le sabe a gloria al cabrón, calentito, todavía medio duro y fácil de manejar, con la piel gruesa de ese tronco enorme resbalando entre sus labios.

A cada chupada y meneo de cabeza va comprobando que el cabezón y la polla de van poniendo más y más duros y entonces, donde le entraba toda la polla, apenas puede merendarse ya el principio del rabo, porque ese tiarrón tiene un cipote tan grande que se acopla a la forma de su boca a la perfección y su propia boca se le queda pequeña para tragarlo entero. Aun así lo intenta y lo que no puede abarcar con la boca lo pajea con una mano, porque siente la necesidad de disfrutar de cada centímetro de esa mega polla.

Antes de dejar que ese chaval moreno se haga con el control de su trasero, se saca el rabo de la boca y le propina un salivazo que se queda resbalando por el tronco del pollón. Massimo se queda embobado mirándolo, cilimbreando la polla un poquito para admirar su dureza, viendo cómo la saliva blanca lo recorre de arriba a abajo como si fuera semen recién salido de la raja del capullo de ese tio. Cuánto le gustaría poder probar la leche de sus pelotas, seguro que es blanca y abundante…

… pero Carlos Leao le coge y le voltea poniéndolo de espaldas y no le da tiempo a reaccionar. Massimo imagina lo que viene después, que le va a bajar los pantalones y le va a meter la directa, pero se equivoca, porque el tio se le queda mirando la forma del culito bajo los vaqueros, haciéndole varios roces con la polla por detrás. Joder qué dura, a Massimo le hace recordar aquellos días entre compañeros en el patio en la clase de educación física, cuando jugaban a las agarradas por detrás y el profe le elegía a él y le plantaba todo le paquetón enorme en un cachete del culo antes de levantarlo en el aire. Le hubiera encantado sacarle la polla y mamársela allí mismo, delante de todos los compañeros de instituto, hasta hacerle gemir y que le regase con toda la lefa en la cara.

Donde se imaginaba un tio fiera, encuentra en Carlos Leao a un cliente complaciente. Nada de agujerearle y petarle el culo a pollazos desde el principio, nada de complacer su propia polla y nada más. Carlos lo trata con mucho cariño, metiéndole mano por el pantalón, acariciando la raja del culo y llevando la mano más abajo hasta meterse entre sus piernas y cogerle los huevos y el rabo. Esa mano calentita y tan grande como su polla resbalando por sus zonas más ínitimas le hacen cerrar los ojos y disfrutar del momento. Después Carlos le deja chupar un poquito más el rabo, ya completamente duro, e incluso se pega el gusto de darle unos buenos cachetes con el cipote gordo en toda la jeta.

Los cachetes resuenan por el local pero Massimo ya está de nuevo de espaldas, ahora sin pantalones de por medio, sintiendo las caricias de ese rabo negro y gigante surcando la raja de su culo peludito. Encima de la barra del bar, como una super estrella de Hollywood, a la vista de cualquiera que entre, Carlos se tumba todo lo largo que es y Massimo se lo cabalga insertándose por primera vez ese pedazo polla. La muy puta entra apretadita al principio, arramplando con todo a su paso, metiéndole el ojete hacia adentro a presión, pero tras unos segundos saltando encima y con ayuda del lubricante que proporciona el condón, consigue que le entre todavía apretada pero más ligera.

Carlos tiene unas vistas de lujo. No sólo puede ver su polla gorda penetrando el culo, sino que disfruta mirando la tranca del chavalote que también la tiene grande y tiesa y con sus pelotas chocando contra su torso cada vez que le mete un tiento hacia arriba. A Massimo siempre se le pasó por la imaginación hacerse un paseíto a cuatro patas sobre la barra del bar recibiendo halagos y silbidos de los presentes. Ahora no hay público y el paseíto le hubiera costado hacerlo en la posición en la que está, a cuatro patas, pero siendo taladrado por detrás por un super pollón que lo embucha como nadie a lo grande.

Aprovechan cada elemento del local para darse el gusto después de decir a los amiguetes el «yo lo hice aquí«. Se lo folla de pie sobre la barra, en el taburete, sentado, haciéndole sacar el culete hacia afuera lo justo como para que parezca una pillada por detrás de un tio que pasaba por allí, se encontró ese culo mal sentado dentro de la silla y se lo gozó. Con la fuerza de su rabo consigue levantarlo y le pega una buena reventada antes de subirse a la barra y cascarse la polla soltando lefa como el sifón de cerveza, agarrando el manubrio y saliendo blanca y espesa a borbotones, cayendo sobre el cuerpo, la cara y la boca de Massimo que disfruta como un chavalín mirando desde abajo cómo todo eso le sale de la tranca y le cae encima.

Con la boca llena de semen, Massimo se acopla la polla en la boca para limpiarle los restos de lefa y se encuentra con una maravillosa sorpresa. Del gustazo que le da sentir esa boquita de nuevo, Carlos le mete otro lefazo dentro de propina, inesperado, haciendo que cuelgue un hilo de semen de la punta del rabo que Massimo se apresura a recoger con la lengua para después escupirlo. Sentado sobre la barra del bar, en su propio trabajo, mientras Carlos le acaricia y se menea la polla para darle un buen motivo, chorreando aún lefa y con el saborcito de su cliente en la boca, Massimo se pajea con rapidez hasta escupir leche por todas partes. Les hubiera encantado que alguien grabase la follada como si fuese un espectáculo en vivo y en directo. Bueno, quizá alguien lo haya grabado ya…

>> VIDEO COMPLETO CARLOS LEAO SE FOLLA A MASSIMO PIANO EN EL BAR EN FUCKERMATE.COM

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