Roman Todd se folla a pelo el despampanante culazo del guapísimo Ryder Flynn | Randy Blue
Un viaje de negocios acabó convirtiéndose en uno de placer. Mientras el resto de ejecutivos protegían sus carteras abajo en la sala de reuniones del hotel, Roman Todd y Ryder Flynn subieron a una habitación para desfogar. Y es que se habían pasado toda la negociación sin apartarse la mirada de encima. Los dos guapísimos, con ojazos y buen porte. El destino de lo que iba a suceder con los dos estaba servido.
No acababa Roman de quitarse los calcetines sentado en una silla del dormitorio, completamente desnudo, cuando Ryder se agachó y se metió entre sus piernas comiéndole toda la polla. Qué digo comiéndole, devorándosela entera, jalándosela hasta los huevos, metiéndola durísima hasta el fondo de su garganta, dejando que su saliva se deslizara por el rabo hasta las pelotas.
Roman se la devolvió, aunque no lo tuvo tan fácil. A diferencia de su rabo, de tamaño normal tirando a grande, el de Ryder era descomunal, un pedazo de pollón largo y grueso, un auténtico cilindro monumental. Se conformó con degustarle el cipote y un trozo de polla porque apenas le cabía más en la boca, pero terminó por comer más gracias a la ayuda de Ryder, que le folló la boquita esforzándose un poco.
Ryder sería el más decidido de los dos, pero Roman el más fogoso. En lugar de cumplir la regla del más grande, fue Ryder el que puso culo para que ese chulazo musculoso le diera por detrás. Le encantó girar la cabeza y mirar de reojo ese cuerpazo con los músculos en tensión, dándolo todo y sobre tod divirtiéndose con lo que veía. Y es que el culazo de Ryder era una puta zambomba, grande, redondo, blanco y masculino bien peludete. Todo lo que un tio necesitaba para tocar el cielo.
Más de una vez Roman tuvo que mirar al techo para no correrse a las primeras de cambio, aunque la prueba de fuego vendría después, cuando Ryder lo cabalgó frente a frente y tuvo que ver cómo ese pollón le sacudía los abdominales una y otra vez, dándole unos buenos hostiazos, mientras su polla no paraba de hundirse en ese culazo.









