Eran una pareja feliz en cuestiones sentimentales, pero en el terreno sexual ambos necesitaban emociones más fuertes que una simple follada en la cama al estilo misionero. Para escapar de la rutina, Mateo Zagal y Fae acordaron abrir su relación a otras personas. Todavía estaban en la fase inicial de ese acuerdo. Les daba algo de apuro darlo a conocer a los cuatro vientos, proponerlo a sus amistades, así que de momento circunscribieron el pacto dentro de su entorno doméstico para que nadie se enterara.
La forma más fácil de hacerlo era empleando a chicos de buen ver que a los dos les pusieran cachondos hasta límites insospechados y de todos los que habían contratado, Malik Delgaty se llevó la palma. Las palpitaciones y el calor que les entró a los dos al ver a ese chulazo apuesto quitarse la camiseta y los pantalones cortos, no la habían sentido nunca.
Menudo tiarrón. El tio era guapísimo, tenía una pinta de empotrador de la hostia y de cuerpazo iba sobrado, todo puro músculo, con brazos fuertes, biceps voluminosos, pectorales sobresalientes, marcando un six-pack que hacía perder los papeles a cualquiera. De cintura para abajo, aunque todavía no se la habían visto, parecía estar muy bien dotado, pues ese bañador speedo ajustadísimo, no dejaba lugar a dudas de que tenía una buena tranca, ya que despuntaba en el frontal.
A Fae le entró calor en toda la chocha, Mateo tuvo que ponerse la toalla encima de sus partes nobles, miró a Fae y entendió enseguida que habían dado en el clavo: follar con ese tio sería la hostia. Pero bien sabían que a veces no todo era como ellos creían en su imaginación. Ya les había ocurrido antes que aunque quisieran hacer un trío, al final o el chico era hetero o era gay y acababa llevándoselo a la cama sólo uno de ellos. No por ello dejarían de probar suerte con este, a ver si le iban la carne y el pescado a partes iguales.
Empezaron su juego de seducción para comprobar en qué lado de la acera paseaba ese machote. Fae se quitó la parte de arriba del bikini mostrando sus tetitas. Parecía que no había nada que hacer. Mateo se dio cuenta de cómo Malik la miraba y sonreía. Menuda putada, con lo bueno que estaba. Vio desde la distancia cómo a Malik se le hinchaba más el frontal del bañador, tanto que la goma se le separaba por la parte de arriba.
El pescado estaba vendido. Fae, sintiéndose victoriosa, se puso bocabajo para echarse una siesta, después de la cual podría continuar su juego y follarse a ese tio donde ella quisiera. Pero en cuanto ella se dio la vuelta, Malik sacó a relucir sus deseos. Sin dejar de mirar a Mateo, se pasó el palo de la red con la que estaba limpiando la pisci entre las piernas y simuló follárselo. Mateo se quedó perplejo. ¿Se lo estaba haciendo a él? Para dejarlo claro, Malik le hizo un gesto para que se acercara.
Tenía dos caminos, ir andando bordeando toda la piscina o tirarse a ella e ir por la vía rápida. Eligió lo segundo, para así rebajar el calor que sentía en ese momento. Al sacar la cabeza del agua, lo que vio le dejó con la boca abierta. Malik estaba sentado en el bordillo, completamente desnudo, ya sin el bañador puesto, con la pija toda tiesa, larga y enorme apuntando hacia arriba, descansando sobre su apetitoso torso.
Todo nervioso, Mateo nadó hasta quedar entre sus piernas. Menuda pirulaza. Tenerla cerca a un palmo de la cara era impresionante. Se la agarró por la base con una mano, si bien podía haber usado las dos y habría sobrado trozo de polla de lo larga que la tenía el cabrón, la dejó apuntando hacia su boca y se la mamó. Le metió una primera calada al cipote grande, como si fuera una bola de helado. Tras sacarlo de su boca, se relamió los labios y miró a Malik a los ojos. Acto seguido le depuró la polla haciéndole una buena mamada.
No acostumbraba a ver pollas así de jóvenes y duras que apuntaran tan alto, así que la disfrutó como un niño. Le encantó juguetear con esa tremenda erección, con la polla dentro de la boca, forzándola hacia abajo para luego sacarla repentinamente y ver cómo salía disparada hacia el vientre de Malik golpeándolo con fuerza. Y mientras rebotaba, aprovechaba para comerle los huevos.
Encantado con la mamada, Malik sacó su lado gamberro apoyando las piernas sobre los fornidos hombros de Mateo, aprisionando la cabeza entre sus muslos. Al otro lado de la piscina, Fae se estaba desperezando. Al darse cuenta, Malik se lanzó al agua con Mateo fingiendo que no estaba pasando nada y saludando a la dueña de la casa, lo que la hizo creer que tenía alguna opción todavía.
Aquella interrupción cambió el rumbo de la historia. Malik salió del agua y se tumbó bocarriba en el suelo, con los codos apoyados hacia atrás, incorporado. Mateo se quitó las bermudas, dio la espalda a Malik, hizo una sentadilla cogiendo la polla de su nuevo amigo con la mano, enderezándola, apuntándola hacia su agujero y se la zampó sin condón.
Buah, qué gustazo. Mateo soltó un gemido de placer que dejó claro lo mucho que le molaba. Un pirulón largo y grueso, caliente, penetrando su ano ardiente. Se le puso dura y se hizo una paja. Malik no se quedó quieto, aprovechó para culear desde abajo y dar caña a ese musculoso culazo. Se lo llevó a las escaleras del tobogán y allí le dio por culo, empotrándole con su gigantesco rabo y su par de bolas.
Hizo lo que quiso con él al verlo tan entregado. Malik alzó una pierna colocando el pie en un peldaño de la escalera justo a la altura de la cara de Mateo, obligándolo a comerle el pie. Le dio un par de hostias ligeras ne la cara. Menudo zorro. Fae se despertó y les pilló in fraganti. Sorprendida, se quedó mirando a su maridito y le preguntó por qué la había traicionado de esa manera, por qué había hecho aquello sin contar con ella. Mateo no supo qué decir. Ladeó la cabeza, alzó los hombros y las manos en señal de disculpa.
Tuvo que arreglar el desaguisado Malik, que se dirigió hacia Fae prometiéndole rabo a ella también. Fae se puso a cuatro, retiró la parte inferior de su bikini bajándoselo hasta los muslos y se puso a comerle la tranca a su marido mientras Malik plantaba su mano en la parte baja de su espalda, apoyando en ella todo el peso de su cuerpo, la metía esa pedazo de salchicha por el coño y se la follaba como un pro.
Toma monedero. El pollón de Malik se ajustaba lo más grande a él y empezó a cascarla toda la hueva. No se olvidó de Mateo. Alzó la vista y dirigió a él su mirada. No la retiró hasta que este se la devolvió. Una parejita juguetona y divertida. Mateo y él se intercambiaron. Malik la puso a comer rabo, a ver cuál prefería, si el grande y gordo de su maridito o el blanco y estilizado del chico de la piscina.
Antes de que pudiera decidir, Malik se giró y dio rabo a Mateo. Era la primera vez en esa interacción entre los tres que ella veía a su marido con otro hombre. La dio morbo ver la cara morenita y atractiva de su chico, con esa barba tragando rabo y se enamoró aún más de él al apreciar su versatilidad y lo bien que se lo estaba pasando, gozando de esa pedazo de polla en la boca mientras la follaba bien el chochito.
Entre Malik y Fae lo tenían bien ocupado. Malik pidió a Mateo meterla de nuevo, porque estaba a punto de correrse. No le avisó de que no la preñara porque en el fondo hasta le hubiera encantado, pero Malik tuvo la decendia de disparar fuera. Sacó la polla del coño, se la pajeó a toda mecha y catapultó la leche hacia sus tetas. Mateo hizo lo propio, alzó la cabeza hacia arriba, avisó de que también se corría y se la deslechó sobre su chica. Los dos se quedaron prendados del nuevo chico de la piscina, pensando en hacerle un contrato de muy larga duración.