Ian Holms se folla sin condón a Baxter James y le deja encima una buena corrida | Raging Stallion
Hardwood Lodge
Había algo en la manera de cocinar de Ian Holms que a Baxter James le ponía cachondísimo. No sabía que a su amigo se le dieran tan bien los fogones y menos estando de retiro en una cabaña donde apenas había una bombona de gas. Entre parrilla y parrilla, entre el cascar de huevos al borde de la sartén, Baxter buscaba su mirada y sus besos. Le encantaban las manos grandes de Ian, su guapísima cara, su barba, todo entero él.
La cocina no era lo único que estaba caliente ya. El sudor en la frente de los dos reflejaba que estaban cachondos como perros. Irse a un lugar apartado y comenzar a desnudarse, descubriendo lo cachas que estaban, sus musculitos y la atracción que sentían en uno por el otro, les llevó a un punto de no retorno. Baxter se enamoró aún más de Ian al ver su torso musculado, varonil y peludo.
Al bajarle los pantalones se dio cuenta de que el cabrón no llevaba calzones, así que se encontró por sorpresa con un pollón largo y enorme que salió disparado hacia arriba, todo tieso. L encantó descubrir esa pedazo de pija. Le gustó su forma, cilíndrica y con unos buenos tropezones en forma de venas surcando todo el rabo. Quizá porque no se la esperaba tan grande, se la llevó a la boca tragando más de la cuenta.
Si a uno se le antojó el rabo, al otro se le antojó el culo. Ian puso a cuatro a Baxter y desnudó sus sentimientos haciéndole partícipe de lo que sentía por él, adorándole ese pandero prodigioso, grande, blanco, de auténtico macho. Le excitó descubrir en la raja, al fondo de esos pelazos negros, un agujerito rosáceo dispuesto para él. Como buen practicante, le palmeó el ojal con un par de dedos. El sonido a carne y mojado le volvía loco.
No sabía si iba a aguantar mucho ahí dentro con lo apretado que estaba, sobre todo después de trabajárselo con la lengua y el pulgar y comprobar que no cedía ni un milímetro. A pesar de todo, se incorporó, apuntó con el rabo hacia su ojete y confió en que la naturaleza siguiera su propio camino. Tremendamente ajustada pero terminó entrando a pelo y tras allanar el camino, tuvo vía libre para follárselo.
Le cubrió por detrás gozándoselo como un perro. Estaba tan entusiasmado que se vino arriba y lo penetró hasta cascarse las pelotas en ese señor culazo. Necesitaba más lubricante para continuar. Le dio rabo y Baxter se lo zampó como un campeón, esta vez intentando comerse esa tranca grande y durísima hasta las bolas, dejándose chorrazos de saliva en el intento que salieron despedidos por todas partes.
Con la polla bien mojada, Ian se tumbó bocarriba y dejó que Baxter le cabalgara encima. Tremendo tiarrón se estaba follando y como extra por primera vez pudo verle la tranca. La tenía dormidita pero aún así era grande y gruesa. Le encantó tenerla ahí dando tumbos sobre su torso. Al final se le puso durita. Para entonces, Ian ya le tenía abierto de piernas, rematando la jugada.
No aguantó más ahí dentro, se la sacó y se pajeó a toda mecha. Se la siguió meneando mientras se corría, mojando todo a su paso. Un buen chorrazo al muslo, otro regándole las pelotas y los abdominales, la polla estaba tan tiesa que al menearla se mojó a sí mismo, dejándose bolitas de nieve en los pelazos del torso. Una vez se hubo sacado el grueso de la paja, se la volvió a meter por el culo y dejó que Baxter se llenara el puño de semen tras cascarse un buen pajote.