La empresa les había enviado a un viaje de negocios. Todo fue bien hasta que llegaron a la recepción del hotel donde se iban a alojar con todos los gastos pagados. Ashton Summers y Seth Peterson ya tenían en su mente una idea de lo que iban a hacer a solas en sus habitaciones, básicamente lo que haría cualquier tio después de un vuelo y con cansancio acumulado encima, es decir, paja, ducha y a dormir, a ser posible la paja en la ducha, por eso de dejar la impronta donde seguramente ya la habrían dejado muchos antes que ellos.
Y así fue todo imaginado en sus cabecitas hasta que la amable recepcionista les dijo que hubo un error y tendrían que compartir habitación. Se pusieron algo nerviosos, no en plan mal ni cabreados por la situación, sino nerviosos porque el hecho de imaginarse juntos en el mismo espacio les daba vergüenza. ¿Por qué se pusieron tan nerviosos si eran dos hombres, compañeros de trabajo y nada más? Terminaron preguntándoselo.
Bueno, por una noche no pasaba nada. Cogieron la llave y subieron a la habitación. La cosa se complicó en cuanto vieron que en ella había una sola cama de matrimonio. Adiós ducha, adiós paja en la ducha, hola a una nueva situación con la que no habían contado. Empezaron a quitarse el traje. Seth se fijó en Ashton. Entre los compañeros decían que tenía un cuerpazo, así que se le hizo imposible no mirar cuando este se quitó la camisa blanca.
Lo primero que apreció fue su gran espalda e inmediatamente después sus pectorales. Al sentir la mirada sobre él, Ashton también miró el cuerpo de Seth, que estaba tremendo, atlético, con buenos hombros y brazos. Apenas sin darse cuenta, el chaval ya estaba empitonado, se apreciaba visiblemente bajo los calzones, con el rabo empujando hacia adelante y hacia un lado. Al bajarse los calzones salió disparada como un resorte e instintivamente comenzó a tocársela sin retirar la mirada del cuerpazo de Ashton, el cual, al darse cuenta de lo que ocurría, sonrió y mostró a Seth que él estaba igual, bajándose los gayumbos y mostrándole su empalmada.
Además de atractivo y cuerpazo, Seth descubrió que Ashton estaba muy bien dotado. La tenía bien larga y dura. Cada uno por un lado se subieron a la cama de rodillas y enseguida acercaron posturas quedándose frente a frente, dejando que sus rabos se rozaran, duros y calientes, también sus torsos desnudos. La atracción fue instantánea.
Hora de comprobar cuánto de atraído se sentía Seth por él. Ashton se tumbó en la cama y enseguida Seth se puso a cuatro para comerle toda la polla. Apretó bien los labios el cabrón para sacarle todo el jugo y le dio buen uso a esa lengua relamiendo todo el tronco. Mientras tanto, Ashton había descubierto un gran entretenimiento y es que el culazo del chaval, redondo y blanquito, era tan apetecible que era imposible apartar las manos de él.
Le gustaban los chavalitos así de manejables, hacerlos a su mano. Le tumbó en la cama, le levantó el pandero y dejó que Seth le viera la cara mientras le hurgaba en el ojete con la lengua. Pedazo de agujero tenía y cómo gemía cada vez que Ashton le rozaba el hueco con la lengua húmeda. Le dio la vuelta, le puso a cuatro apreciando su lujoso culazo y se lo comió un poquito más antes de metérsela a pelo.
Ahora los gemidos de Seth no tenían nada que ver con los de antes. Los gemiditos mientras le comía el ojal dieron paso a otros más largos y profundos cuando el chaval sintió toda esa polla arrastrándose por su interior. Qué bien que entró, enterita, hasta los huevos. Seth parecía encantado de tener a ese macho por detrás y encima de él, poseyéndolo, sintiendo el embite de sus muslos y sus caderas.
Dónde iba a parar. Aquello era infinitamente mejor que la idea que tenían al principio de estar a solas. Bendito error del hotel. Ashton se dejó caer de costado e hizo la cucharita a Seth, que enseguida se abrazó a Ashton para mirarle y sentirle cerca. Su culito blanco y de apariencia virginal destrozado por esa enorme polla. No podía dejar de abrirse de piernas ante él.
Tras la cucharita, con Ashton atacando todo el rato por detrás sin descanso, Seth le concedió una tregua cabalgándole. La polla no salió del interior de su culo al hacer el cambio, simplemente Ashton volvió a tumbarse en la cama y Seth viajó con él hasta que se encontró saltando sobre sus piernas, con la pija bien clavada y sin condón.
Seth se dejó caer sobre Ashton, se abrió de piernas y brazos y empezó a darle culo, pajeándosela. Luego se lo puso en bandeja al borde de la cama y Ashton lo atravesó de pie. Para un chaval jovencito como Seth, aquel cúmulo de sensaciones era demasiado. Tener al compañero de curro buenorro dentro de él, poder ver sus embestidas, su cuerpo musculado al desnudo.
Se ventiló un buen pajote sobre le puño, por el que empezó a chorrear leche. Ashton no duró mucho más que él, le sacó la polla, se pajeó y se corrió encima de su cuerpo soltando unos buenos lefazos blancos cargados y espesos que le llegaron hasta el pecho. Seth no dejó de mirar ese pollón largo, moreno, venoso, imponente, con un cipote grande y majestuoso.