Dom King se folla a pelo el culo del camarero Allen King y del capitán de barco Nico Zetta | MEN

Ship Got Real Part 2

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Vivir como Dios, con todo el trabajo ya hecho, contemplando los placeres y devenires de la vida. Así se sentía Dom King en ese barco de tres hombres: el capitán Nico Zetta, el camarero Allen King y él, que estaba tumbado a la bartola y bien servido. Entre las buenas vistas, el oleaje, el solecito y una copa en la mano, se le antojó una paja cuando el joven camarero le preguntó qué necesitaba.

La diferencia de edad entre ambos había creado un hueco insalvable en cuestión de lenguaje. Con expresiones algo antiguas, Allen le miró extrañado cuando Dom se refirió a una paja como un mano a mano, un cinco contra uno, una gayola, un vladimir, una manola, tocar la zambomba. Dom ya no sabía qué hostias decir para que el chaval se enterase, así que fue algo más explícito diciéndole que quería un buen pajote.

Vaya que sí, que eso lo entendía Allen. Menuda cara de granuja se le puso, con media sonrisa en la cara y la lengua ya relamiendo los labios para dejarlos suaves mientras acercaba sus manos al cinturón del pasajero y le bajaba los pantalones. Botón, cremallera y un gigantesco pollón que dejó a Allen con la boca abierta. Claro que le apetecía tocársela, masturbársela, pero no con las manos. Se inclinó y se la empezó a chupar.

Qué rabo más largo y más grueso. Los labios de Allen se pegaban a la piel del pollón y lo amortizaba con unos buenos cabezazos. Dom no podía hacer otra cosa que rendirse y aferrarse al asiento dejándose hacer. Otra sonrisita al sacarle los pantalones y ver ese falo erecto contra el torso de Dom, con la camisa abierta, apuntando hacia sus apasionantes pectorales musculados y sobresalientes.

En plana mamada, el capitán Zetta se le presentó en persona, ofreciéndole a hacer un tour por el barco. Dom echó al chaval una toalla por encima para taparle. El cabrón no dejaba de chupársela, estaba viciado a tope con su enorme polla. Con cara de gustito, Dom aplazó su cita con el capitán, aunque este, al marcharse, le miró con cara de malote y se bajó los pantalones por detrás para que viera el pedazo de culo que le esperaba en proa.

La idea de meterla en ese culo se le antojó enseguida y aunque Allen le estaba dando la mamada de su vida, le pidió tiempo muerto para acudir al otro extremo del barco, donde el capi le estaba esperando bien caliente. Estaba amasando ese culazo con las manos, a punto de colar los morros en su raja cuando se le antojó el chavalito, que ya estaría desnudo por completo, empalmado y dispuesto para él.

Esta vez pidió tiempo muerto a Nico. Pensó que quizá le daría tiempo a ir de una parte del barco a otra follándose esos dos culos por turnos, pero justo cuando Allen se le abrió de piernas y se la metió sin condón por su rico y estrecho agujerito, apareció el capitán Zetta para unirse a ellos y formar un trío. Mucho hablar y poco follar. Allen les dijo a los dos que se callaran la boca y se dedicaran a follar más.

Así fue como el camarero Allen terminó abierto de piernas, con el enorme rabo del pasajero follándole el ojete a pelo mientras el capitán le daba de comer merluza. Merluza y huevos, que hay que ver cómo le gustaba sentarse en su crita y rebozarle todas las pelotas por encima. Allen no tenía boca suficiente ni lengua para atrapar esas dos bolas, así que en el intento a menudo la lengua se le quedaba en medio de la bolsa, desplazando los cojones hacia la comisura de su boca y sus mejillas.

Se cambiaron de posición. Allen se colocó a cuatro patas para recibir a Nico, que también la tenía de un tamaño muy generoso y se llevó a la boca la de Dom una vez más. Follar con hombres era una cosa loca que le volaba la cabeza. Le encantaba cómo se volvían más salvajes a cada pollazo, cómo terminaban jodiéndole sin compasión, agarrándole del cuello, reventándole el agujero sin importartes si sus jodidas y gigantescas pollas le hacían daño o no, agarrándole por detrás de la cabeza obligándole a tragar.

Hasta ese momento Allen había sido el niño de los ojos de esos dos, pero el capitán estaba deseando probar su versatilidad y le pidió a Allen que le dejara un rato en manos de Dom, se sentó sobre sus piernas dándole la espalda y empezó a cabalgarle el rabo. A cada salto, el largo rabo del capitán daba unos terribles bandazos de lado a lado. Allen frenó el movimiento chupándosela, agarrándole por los muslos, tirando hacia arriba para que le follara toda la boca.

El camarero se la devolvió al capitán cuando este se abrió de piernas ante Dom. Aprovechó para sentarse encima de su cara dándole culo, huevos y rabo. Ahí estaba, con todos los cojones taponándole la nariz. Con un movimiento rápido, Nico y Allen se intercambiaron y Allen quedó de nuevo a merced de Dom. Con esa enorme polla aventándole el culo y las pelotas del capitán, bien calentitas rozándole los labios y la jeta, se hizo una paja corriéndose encima.

Al ver salir la leche del camarero, el capitán se pajeó a toda hostia. Su cuerpo masculino y viril, bien peludo, se puso en tensión con toda la musculatura marcada, soltando un señor lechazo sobre el pecho del chaval, que se quedó chupando y saboreando la corrida que todavía salía por el cipote. Dom, con el pelo del flequillo ya sudado por el esfuerzo, esperó hasta el último segundo para salir del riquísimo culo de Allen y cuando lo hizo le glaseó todo el pandero con su esperma.

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