Que comience el juego. El cuerpazo bronceado y musculoso de Dom King contrasta con el delgadito y blanco de Jake Preston. Los dos ya se han hecho muy amigos y están a punto de perder las pocas prendas de ropa que les quedan encima para pasar un rato divertido rindiendo culto a sus cuerpos desnudos. La primera decisión no va a afectar mucho al transcurso de la historia, pero sí dónde discurre la misma. ¿Dentro de la habitación en la intimidad o en el jardín junto a la piscina donde cualquier vecino pueda verlos?
Lo tengo claro. Ahí fuera. Quiero ver esos cuerpos desnudos bañados por la luz del sol, compartiendo su intimidad con todo aquel al que le apetezca verlo. La elección no ha podido ser mejor. Dom se está echando una siesta en la tumbona. Lleva unos speedo que o bien son demasiado ajustados o es que tiene tan buen culo y tan buen rabo que es capaz de rellenar todo eso como un campeón. Un torso de perdición. Para rematar está con los brazos por detrás de la cabeza, una postura que hace destacar sus biceps, unos sobados en los que perder la chaveta.
El jovencito Jake se toma su tiempo al borde de la piscina. En su fuero interno, siempre ha deseado a un hombre que le enseñe el camino, a un macho que le instruya en juegos sexuales que tan sólo tenían cabida hasta ahora en sus sueños más húmedos. En un acto de valentía, toma la iniciativa quizá por primera vez en su vida, se acerca a la tumbona y seduce a su hombre lanzánose encima, robándole un beso. En cuanto siente el calor de su cuerpo bajo el suyo, los labios, la lengua entrando por su boca, comiéndole poco a poco, los pelos de su bigote y su barba rozando su rostro imberbe, sabe que se va a dejar llevar hasta las últimas consecuencias.
A sabiendas de que tiene a ese chavalín en sus manos, Dom le agarra por la parte de atrás de la cabeza y lo atrae hacia él para que le coma los pectorales, para que le esnife los sobacos. Las decisiones empiezan a ponerse más complicadas. ¿Dejar que Dom le coma ese culito tierno, redondo y blanco al chaval hasta hacerle gemir de placer o ver esa carita de ángel comiéndose un buen pollón?
Tal y como tiene la tranca Dom a punto de salirse por los speedo, la respuesta está clara. Jake no tarda en bajarle el bañador y el rabo enseguida sale disparado como un resorte, largo, tieso y durísimo. El chico tiene buena mano, se nota que ha pajeado muchos rabos en su corta pero alegre vida. Sabe como sobar una buena polla de arriba a abajo, cómo excitarla para que crezca al máximo tomándose un tiempo para darle besitos alrededor, para comerle los huevos antes de zampársela.
No se puede tener todo en esta vida, así que renuncio a ver la cara de placer de Dom al sentir los labios de ese guaperas posándose sobre su barra caliente y dura en pro de admirar esa carita guapa tragando polla. Consciente de sus capacidades, sabedor de que ese pedazo de tranca ni de coña le va a caber entera, se busca las artimañas para darle gusto a base de boca y paja.
Le tiene bien cachondo y ya es hora de meterla. Dom hace que Jake se dé la vuelta. Antes de mancillar su agujero, quiere ver ese precioso culito. El chaval le sirve el culo en bandeja y mucho más, porque entre sus piernas abiertas le cuelgan unos buenos huevazos y una polla de tamaño extra grande que hace dudas a Dom de quién es el mejor dotado de los dos.
Ahora que tiene ese culito en bandeja, le invade la duda de todo hombre. ¿Abrir a ese chico de piernas y afrontar el primer asalto cara a cara a pelo o ponerle a cuatro y darle por culo sin condón? Por detrás, siempre por detrás. A qué tio no le pone marcar el ritmo de la jugada, saber a qué se enfrenta para no perder el control. Dom disfruta posicionando su enorme polla sobre ese trasero blanquito y redondo. A simple vista parece que ni de coña va a caber ahí dentro, pero siempre, siempre cabe.
Se la mete por el agujero y comienza a acostumbrarse a ese juego de salir y entrar, de salir y volver a entrar, primero suave y luego más rápido. No deja de mirar hacia abajo, de posar su vista en ese culazo juvenil que es pura fantasía, uno que él está desvirgando con su gigantesca pollaza. Jake se mantiene a cuatro patas sin retroceder ni un milímetro, aguantando las tremendas embestidas de ese macho que se la está gozando metiéndola a pelo dentro de su agujerito.
Jake quiere tomar el control y se debate entre dos posibilidades. ¿Seguir dando culo por la espalda a ese potro para que se siga maravillando con sus nalgas o cabalgarlo de frente para que disfrute de la larga pija y los huevos del chaval frotándose contra su vientre mientras no para de saltar y joderle la polla con el culo? Do ya ha disfrutado suficiente de su culo y ahora le toca a él tomar el control y ponerle contra las cuerdas.
Se sienta sobre las fuertes piernacas de Dom, pasa una manita por detrás para agarrarle la mazorca y la conduce hacia el interior de su culo. Se agarra el culete y se expande las nalgas para tragar más trozo. Menuda pedazo de polla, chaval. Gorda y grande. Jake salta y se la pajea con el culito. Tiene los huevazos tan grandes y colgando, que con ellos le brinda un masaje adicional frotándole la parte frontal del pene y su picha larga se queda atrapada en un bucle infinito y gozoso al que es imposible no sucumbir con la mirada y con los sentidos al verla ahí rebozándose alegremente contra los abdominales marcaditos y bronceados de Dom.
El roce hace el cariño y Dom mestá empezando a encariñarse con ese chaval. Pone los pies en la tumbona, dobla las rodillas y lo machaca culeándole duro desde abajo. Le agarra los muslos con las manos y se inclina hacia arriba buscando la complicidad, su mirada, los dos frente a frente follando, buscando el amor. Sus respiraciones agitadas, los gemidos apagados.
Besos y cucharita. Dom pone a Jake de lado y se lo trinca. Siente que ese chico es suyo y que está abierto a cualquier cosa que le pida. Su culo está jodidamente blandito y aprieta. Jake empieza a gemir en alto, una corriente eléctrica le recorre de los pies hasta la cabeza y se corre disparando hacia un costado, deslechándose sobre todo su muslo peludito y el reposabrazos de la tumbona.
Dom le disfruta un rato más penetrándolo con fuerza antes de salir de su interior, ponerse de pie frente a él y pajearse duro dispuesto a regalarle la semilla. Jake observa atento a ese tiarrón, sus voluminosos pectorales, su cuerpo bronceado ahora sudadito, los gestos que hace con la cara a punto de salirle la leche por la polla, lo larga y grande que la tiene. Todo lo bueno acaba. Fin del juego.