David Torres empotra sin condón el culito blanco y apetecible de su nuevo vecino Blu Twink en la parte baja de las literas de su habitación | Latin Leche
The New Guy in Town
En el edificio en el que vivía David Torres no habitaba ningún chico de su edad. Tampoco en los edificios aledaños. Un buen día escuchó que en el piso que quedaba libre, se iba a mudar un chavalín para ocuparlo durante el curso escolar que llegaba en septiembre. David se fue, como cada tarde, a la azotea, se tumbó a cuerpo de rey mirando al cielo, cerrando los ojos y pensando en cómo sería ese chico.
Escuchó unos pasos por las escaleras. Sería Manuela subiendo como siempre con el cubo de ropa en jarras pegado a la cadera y las pinzas en la otra mano. Se sorprendió al ver a Blu Twink, un chico rubio, guapete y al parecer algo timidito. ¿Cuánto le podía sacar en edad? ¿Cinco años? Llevaba puesta una camiseta de tirantes blanca ajustada a su fino cuerpecito. David le rozó con el dorso del dedo índice desde el cuello hasta el ombligo. Le gustaba lo que tenía delante y a juzgar por la respuesta del chavalín, a este también le molaba David, porque su polla saltó como un resorte y se puso dura por ahí abajo.
Se lo llevó a la habitación y se pegaron un buen morreo. La mano del chaval no tardó en esconderse por debajo del frontal de los pantalones de David, sacando con ella el pollón morenote, largo y durísimo. David se preguntó dónde hostias había escondido Blu su aparente timidez del principio, porque ahora no paraba de buscarle la lengua además de masturbarle la polla.
Se arrodilló y le miró desde abajo con esa carita de no haber roto un plato en su vida, algo que puso a David tan cachondo que casi se corre en su cara sin tocársela. Como si fuera a tomar su primera comunión, Blu abrió la boca, sacó la lengua y con ella metió un repaso divino a toda su entrepierna sin dejarse nada, desde los huevos al cipote.
David se tumbó en la cama litera, en la de abajo, se pasó los brazos por detrás de la cabeza y se dejó mamar el rabo. Entre tanto y tanto, cuando David se encabronó unas cuantas veces, cogió su cabeza y le obligó a tragar a fondo. Era lo que le provocaban chavalitos que parecían así de inocentes pero en el fondo eran unos mamones. Trató con dulzura su precioso culito blanco y metió su polla morena dentro follándoselo sin condón.
Le abrió de piernas en la parte baja de la litera y lo remató a pollazos, mirando cómo el rabo se le meneaba entre las piernas cada vez que le empotraba. Lo tenía largo y gordito el muy joputa. Le hizo la cucharita por detrás, le dio por culo y cuando lo estaba haciendo el muy cabrón soltó por su boca que quería que le rellenara el culo de leche.
La simple idea de hacerlo, de que un tio se lo pidiera, volvió loquito a David. Pero no lo hizo, al menos no aquella vez. Salió del interior de su ano, se acomodó en la cama y se deshizo en una buena paja sacándose toda la leche, dejando que el benjamín viera cómo se corría un buen pollón como el suyo. Cuando Blu se hizo la suya, David acercó la cara, rozando el pene con su incipiente barbita hasta que Blu soltó un gemido de placer y empezó a brotar la semilla de su pene. Algo le decía a David que iban a ser buenos amigos.
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