Nunca se había fijado en su amigo de esa manera, como cuando lo hizo estando Jaciel O en la terraza. Brandon Ley lo miró a través del cristal, fijándose en lo buenorro que estaba, tan musculoso, en la forma en la qe sus bermudas deportivas se ajustaban al contorno de su culazo de futbolista, ese que le gustaba palmear cada vez que metía un golaso.
Qué hacían preguntándose quién se iba a duchar primero en esa tarde de finales de verano en la que estaban tan jodidamente calientes cuando podían ducharse los dos juntos. Y ya les hubiera gustado que fuera por ecológicos, pero la verdad es que les apetecía calentarse un poco más viendo sus cuerpos desnudos, sus rabos colgando con el agua resbalando por ellos como si fuera una gran meada, creciendo entre ellos mientras se pegaban un morreo bien cerdo.
Se desnudaron justo a la puerta del baño. Jaciel ya iba cachondo. Brandon sonrió al ver su pija casi tiesa apuntando hacia el frente, morena, morcillona, descapullada y gordita. Todavía en el pasillo, Brandon se acercó a su colega, le fostió los pectorales comprobando su fortaleza con un cariñoso puñetazo y tras besarle ese torso tan musculado, se agachó y se metió su trompa dentro de la boca para mamársela.
Se la dejó durita y ya apuntando hacia arriba, más larga y grande que antes. En la bañera, a punto de dejar correr el agua, volvió a ponerse de rodillas para chupársela. Le cabía entera por la boca, pero siguió creciendo y cada vez le costó más. Le cogió por los cojones y se la jaló, dejando que la saliva corriese por todo el falo facilitando el paso de ese gran polla por su garganta, aunque fuera un poquito.
Supo que la cosa iba a ir a más, que no se iba a quedar en una simple mamada, cuando Jaciel se inclinó y le tocó el culo, deslizando un dedo juguetón por la raja, buscando su agujero de entrada. Brandon se levantó y tomó con la mano el rabo erecto y ambicioso de su amigo. Jaciel hizo lo mismo y los dos, cara con cara, frente a frente, mirando hacia sus vergas, se cruzaron unas suculentas pajillas.
El pollón de Brandon comenzó a crecer. Lo tenía grande y gordo. Jaciel no se pudo resistir. Después de pensárselo un rato, se agachó y le hizo una dedicatoria a su amigo, arropando primero el cipote entre sus labios y luego tragando a boca llena. Esto no cambió el rumbo de lo que estaba destinado a suceder. Brandos mirando hacia la pared, con el culo en pompa, Jaciel justo detrás, ensalivándose la mano, conduciéndola hacia su pene para lubricarlo. Tras pronunciar en alto lo mucho que le apetecía ese culito, se la clavó a pelo por toda la raja.
El entorno no sólo era el ideal para follar a espuertas, sino que le ponía más cachondo todavía. El baño, dos chicos dentro, los gemidos que se intensificaban por la acústica propia del lugar, su amigo sin poder escapar de su influjo, bien folladito a pelo, su cuerpo meciéndose hacia adelante y hacia atrás cada vez que lo empotraba, las manos en el cristal.
Se abrazó a él quedándose los dos acopladitos y le hizo el amor. Con su permiso o sin él lo iba a hacer. Se la clavó rápidamente a toda hostia y se dejó llevar hasta preñarle por dentro. Volvió a abrazarse a él por detrás, recomponiéndose, todavía dentro de su cuerpo. Salió de su interior cuando la polla aflojó y salió chorreando. Brandon abrió el paso del agua y tomaron una ducha de agua bien fría.
Unos minutos después, tratando de hacer algo normal en la habitación, volvieron a caer en la tentación. Eran sus cuerpos semidesnudos de cintura para arriba, con esos torsos definidos y musculaditos, lo bien que marcaban los pantaloncitos sus culos y sus paquetes. Brandon se puso a cuatro y se dejó manosear por encima. Al rato ya estaba otra vez mirando contra la pared, con Jaciel a punto de penetrarle.
Repitieron la jugada. Brandon le acicaló la polla, salieron al pasillo, le dio la espalda abriéndose ligeramente de piernas y le regaló de nuevo su culo para que se lo follara sin condón. Esta vez la leche no terminó dentro del culo de Brandon. Se sentaron cómodamente en la cama, cada uno haciéndose su paja, pero los dos sin quitarse ojo de encima. A Brandon se le hinchó el cipotón y comenzó a soltarse leche encima del muslo izquierdo.
A Jaciel le sorprendió lo que vio después, a su colega rebañando el plato, llevándose los dedos llenos de lefa a la boca, saboreándola. Alimento para su paja. Jaciel se la tocó a toca teja, apretó los dientes con rabia y se corrió encima. Nunca había probado su propia leche, pero esta vez se animó. Tenía le puño mojadito, lo condujo a su boca, sacó la lengua y la relamió toda. Brandon se acercó para probar de sus labios y luego rebañó también su plato, lamiéndole el rabo y los alrededores.
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