James Keresford mete a pelo a Oskar Ivan su larga pija británica y se corre encima de su cara guapa | Fucker Mate

Mad for Cock

MALE ACCESS 5 TOP GAY PORN SITES 1 ALL-ACCES PASS

Los británicos estarían tomando el té de las cinco, puntuales, pero a Oskar Ivan, lo que más le apetecía en ese momento de la cultura británica era comerse el tremendo pollón del señorito James Keresford. La tenía tan larga y grande que casi toda se le escapaba ya por encima de los calzones. Y no era para menos, porque a ver quién es el guapo capaz de encerrar en la huevera veintidós centímetros de cigala bien dura.

Casi la misma diferencia de edad que centímetros entre los dos, casi veinte años. Oskar pensó en ello al  descubrir que compartían gustos similares, cuando empezaron a lamerse los sobacos como un par de cerdos. Era su daddy y él era su bebé. Para estar cerca de los cincuenta, ese cabrón estaba buenísimo, todavía con un cuerpo atlético y musculoso y un pollón por el que ni de coña se notaba que hubieran pasado el tiempo ni unos cientos, quizá miles de culitos.

Largo, robusto y firme como una roca, cuando Oskar lo agarró y lo sobó a dos manos, le dio la sensación de tener el rabo de un tio de veinte años. Si a los tios con la edad, normalmente se les iba torciendo o moldeando, la de James no era para nada como el resto. Lisa, cilíndrica, perfecta, con las venas bien dibujadas. Oskar se agachó y se la calzó en la boca con un gusto exquisito.

Escupió encima para darle lubricante y se puso a mamar como un animal, digiriendo polla, intentando tragársela metiéndola hasta el fondo de su garganta. Abrió la boca a tope, sacó la lengua para hacerle espacio y aún así en el primer intento se quedó a unos diez centímetros de la gloria. Lo peor, o lo mejor según se mirase, es que el rabo le había crecido y ahora estaba más duro tras su intento. Se alegró al ver las consecuencias de sus actos. Que a un hombre se le pusiera el pito tan duro al instante por ti era una muestra de agradecimiento eterna.

Para ser británico, estaba claro que a James no le habían enseñado buenos modales. Le gustaba dar palizas en la carita de los chavales con la polla y escupirles en la boca para engrasar la máquina. Cuando lo hizo, Oskar aprovechó para meter la cabeza entre sus piernas y comerle los huevos, que no le colgaban demasiado pero eran bien grandes, gordos y se apreciaban perfectamente.

La otra gran diferencia que Oskar notaba al follar con tios veteranos, era que tenían las cosas más claras acerca de lo que les gustaba hacer en la cama, así como sus fetiches. Digamos que eran tios de costumbres, como la del té. No es que los más jovencitos no tuvieran cosas claras, pero iban más a saco, a mamar y follar con rabia. James sin embargo le dio sus pies a Oskar para que los lamiera, en un jueguecito morboso de calentamiento antes de la tormenta.

Esa polla se merecía lo mejor de él, así que volvió a intentarlo de nuevo. Arrastró los labios con el pene erecto dentro de su boca y cuando notó que se introducía por su garganta y le entraba una arcada incontenible, la aprovechó para seguir adelante y tragársela entera. Lágrimas en los ojos, las venas del cuello hinchadas, la saliva saliendo por su boca y chorreando por la base del pollón y los huevos, pero la satisfacción de haberse comido un pollón de más de veinte centímetros y posar los labios en los pelos de la base del pene no se la quitaba nadie.

¿Le gustaría a James su precioso culito de melocotón redondo y algo peludito? Claro que sí. La forma en la que le bajó los calzoncillos por detrás, lentamente, descubriéndoselo, demostraba lo mucho que estaba esperando ese momento. Al ver ese hermoso culazo, enseguida se agachó y le metió los morros en la raja. La polla desnuda se ajustó como un guante a su agujero, apretadita y perfecta, quizá demasiado justa.

Para que entrara mejor, Oskar se escupió en la mano y la llevó hasta el pene de James para mojarlo. Ese tio sabía sin duda cómo penetrar culitos. La metía entera y a toda hostia. Sus huevos, bien pegados a la base, rebotaban ligeramente como un par de ciruelas colgadas de la rama de un árbol y mecidas por el viento cada vez que le empotraba.

Oskar le culeó la polla y se la pajeó cabalgando sobre él dándole la espalda. Otra de las cosas que daba la edad, era un aguante admirable. Otros tios ya se habrían corrido dentro de Oskar, mirando ese culo embriagador que tenía bombeando sus pollas sin descanso. A ver si aguantaba esto. Oskar se levantó para girarse y encarar al señorito. Quizá mirando su cara guapa y su cuerpo, sintiendo su rabo rebotando encima de su estómago y notando su aliento, no tuviera tantas agallas.

Que va, el tio aguantó, así que Oskar le hizo un regalo final abriéndose de piernas sobre la mesa y dejándole el culo abierto para que se lo follara a pelo. Y otro regalito. Oskar empuñó su propia polla en la mano y se la cascó hasta que un flujo de leche la invadió y se le quedó chorreando por el costado. Un buen grueso de lefa se le había quedado en el puño. Se la limpió por debajo del pecho y James enseguida se la restregó por encima con la mano. Estaba suavecita. Se llevó la mano a la boca y sacó la lengua para relamerla. Esa misma mano la llevó a la boca de Oskar, que no la rechazó.

Los besos con leche sabían mejor. Oskar se agachó para recibir su merecido. Había sido un chico malo y merecía un castigo a la medida. James se pajeó el larguísimo rabo encima de su jeta. Justo antes de correrse, James abrió un poquito las piernas para ganar estabilidad y entonces la leche comenzó a salir como propia, poco a poco, batiéndose en el viento, mojando los morros de Oskar, los pelitos de su bijote, su barba. Más y más leche saliendo de su polla sin descanso, mojándole las cejas, los ojos, la frente. Casi sin darse cuenta la cara de Oskar estaba sucia por completo. Se metió el pollón en la boca y se comió un dulce de leche que subió a compartir con ese cerdaco.

VER A JAMES KERESFORD Y OSKAR IVAN EN FUCKERMATE.COM

@ fotos por Oscar Mishima

VER A JAMES KERESFORD Y OSKAR IVAN EN FUCKERMATE.COM

Mostrar más
Botón volver arriba