La palabra que me viene a la mente cuando veo a Paco Rabo sacar a pasear sus armas de seducción, con esa atractiva cara de cabronazo, una mirada que te desarma al instante y la boca entreabierta con los morritos rodeados por un océano de barba, es macho. Me acerco y puedo sentir sus ganas de follar, el hambre de sexo saliendo por cada poro de su piel.
Se metre la mano por el frontal de los pantalones y le debe dar mucho gusto tocarse el rabo, porque exhala un gemido que llega hasta mis oídos como música celestial, entonces me mira y me hace sentir parte de su propia fiesta. Abre la boca, saca la lengua, se lleva el pulgar a ella y se lo moja. Lo conduce hacia su polla, remojando su cipote. Cuándo se la ha sacado por la bragueta, ni me dí cuenta, porque me tenía totalmente seducido con la mirada.
La tiene durísima y tiesa, no para de masturbársela pausadamente, sin descanso. No es la mano la que trabaja, es todo su cuerpo el que se estremece y se bambolea como si estuviera danzando, es la polla la que se introduce por el hueco de la mano. Se abre la camisa y la palabra macho se hace más fuerte cuando presencio ese torso desnudo y super peludo.
Se me queda corto el espacio en los calzones cuando se desnuda por completo y se pone a cuatro patas, con ese cuerpazo potente y musculoso, un tremendo culo, cuando separa las piernas y se pasa el rabo entre medias, regalándome la vista de su ojete, los huevos y el pollón bien duro y no puedo imaginar otra cosa que no sea fundirme dentro de él. Se tumba bocarriba y se ceba con su propio cuerpo. Una mano atosiga su polla y no le da tregua, la otra se interna entre sus muslos, con los dedos explorando el interior de su ano. Un estallido de placer está a punto de ocurrir cuando gime como un cabrón con un quejido sordo, sus piernas y su torso se tensan y se mira la polla para ver lo que está a punto de salir de ahí.