Spencer se masturba su enorme y dura polla a solas en la habitación y se folla las sábanas | The Male Muse

THEMALEMUSE.ONLINE
THEMALEMUSE.STORE
THEMALEMUSE.COM

Si alguna noche no hay fiesta, Spencer se la monta en casa. Le encantan los garitos con luces de colores, cálidas, los pasillos oscuros que invitan a hacer guarradas con otro tíos, levemente iluminados, con los demás mirando mientras se agachan y se la chupan, pero entonces una ráfaga de luz de un foco impresiona sus ojos y por un momento no recuerdan si vieron a un tio comiéndosela a otro. Y si nada se lo impide, lo disfrutan, se la sacan o se acercan para participar del vicio.

Se desnuda sobre su cama, pone a bailar las luces de colores y se la casca a dos manos, observando lo grande y dura que la tiene, lo bonita que es y la pena que le da que esa noche no la pueda disfrutar un maromo al que acaba de conocer en la calle. Por un momento siente el impulso de abrir la ventana y decirle al primero que pase por allí que suba a comerle el rabo.

A falta de culo, bueno es un colchón. En posición de flexiones, aprieta la polla contra las sábanas y se las folla. Su polla grande, larga y dura se desliza suavemente, frotándose por encima. Cuando empuja con las caderas, se le descorre el pellejo hacia atrás, dejando a la vista un hermoso y gran cipote lechero. Y en la base de ese pollón, una buena mata de pelazos negros, de esos que a los más tragones les gusta chupar con los labios cuando se la han comido entera, cuando hacen hueco a su polla dentro de la garganta y desmuestran su heroicidad sacando la lengua y chupándole los huevos, los pelos del rabo, todo mientras conservan su rabo dentro y se ahogan de gusto.

No me jodas, mejor eso que un cubata. Sigue empujando, sigue follando. Cada vez más dura, con el esperma a punto de explotar, queriendo salir de sus cojones. Los calzones a un lado, los calcetos todavía puestos, con un buen tomate. Le encanta. Qué tio no se ha puesto alguna vez unos calcetines con algún agujero a sabiendas de que lo tenía. Por no buscar otros. Le pone cachondo la dejadez de los tios como él, que sean tan cerdos y descuidados. Las sábanas no quedan indemnes de ese sacrificio. Ahora ya no están blancas ni lisas, ahora son una masa arrugada y por encima Spencer ha dejado su poso, uno que huele rico, a machote, a corrida. Piensa dejarlo así, acostarse sobre mojado, con ese olorcito inundando sus napias. Imagina cuando se levante, con la lefa reseca pegada a los pelos de sus piernas. Le flipa.


MUCHO MÁS EN THEMALEMUSE.ONLINE

THEMALEMUSE.ONLINE
THEMALEMUSE.STORE
THEMALEMUSE.COM

VER LA ESCENA COMPLETA EN THEMALEMUSE.ONLINE

fotografías por @The_Male_Muse

VER LA ESCENA COMPLETA EN THEMALEMUSE.ONLINE

Mostrar más
Botón volver arriba