Apolo Adrii se folla sin condón el culazo de Igor Lucios en el baño y en la cama abierto de piernas después de cruzar pajas y mamadas | Raw Fuck Club
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Estaban solos, no tenían por qué cerrar la puerta del cuarto de baño, pero Igor Lucios y Apolo Adrii se metieron dentro y echaron el pestillo. Estaban tope de calientes y el morbo podía con ellos. Desde que eran unos chavalines que acababan de descubrir el placer del sexo, después de tantas pajas a escondidas, ese espacio de la casa se había convertido en un refugio donde dar rienda suelta a los placeres.
El que estaba hambriento perdido era Igor. Apenas Apolo había echado el cerrojo, fue a mirar hacia adelante y su colega ya no estaba, se acababa de agachar y le estaba devorando la pija, mirándole atentamente desde abajo. Qué guapísimo que era el cabrón y qué bien la comía. Igor por suerte tenía rabo para dar y regalar, un falo bien largo que tenía forma de plátano grueso curvadito hacia la izquierda y con una vena justo en medio, en la parte de arriba, que despertaba mucho el deseo en los chicos por comer y comer y no parar de engullirla hasta las trancas.
Igor se la devolvió. Se agachó, cogió el rabaco de Igor por la base, sacó la lengua y le relamió el frenillo y el cipote, miró hacia arriba y a cambio se encontró con la sonrisa preciosa y viciosa de Igor, al que le estaba encantando ese comienzo. La pollaza grande y gorda que tenía no se le pudo poner más dura al ver la carita guapa de Apolo, un chulazo de campeonato que estaba riquísimo y tenía un cuerpazo atlético que invitaba a soñar.
Al ponerse de pie, Igor le cogió el pene y colocó el suyo justo al lado, los dos frente a frente, comparándolos. Los dos eran de una longitud muy parecida, Igor le ganaba en grosor, pero las dos eran bonitas a su manera. Igor no se cansaba nunca de descubrir pollas nuevas, de compararlas. Esa le ponía muchísimo. Después de un rapidito en el baño, donde Igor se inclinó sobre le lavabo y dejó su culazo redondito y precioso desprotegido a merced de Apolo que se lo trincó a pelo dándole por culo y mirándose al espejo, salieron empalmados hacia la cama.
Se tumbaron uno al lado del otro. Qué bien sentaban unas pajitas cruzadas a esa hora de la tarde, la de la merienda. Sentir la fuerza de aplique de la mano de otro tio en tu rabo, disfrutar de la forma que tenía de meneársela, poder girar la cara y ver los gestos y reacciones de otro tio que está disfrutando lo mismo que tú, llegar a una conexión mental que te fabricaba leche en las pelotas multiplicándose exponencialmente.
Revolviéndose en la cama, Apolo se colocó de rodillas entre las piernas de Igor. Le abrió de piernas hasta tener el agujero a tiro. Igor se dejó hacer. No paraba de mirar a los ojos a Apolo. Contacto visual a tope. Había algo en su carita guapa que le atraía y le molaba, además de ese conjunto, ese torso varonil y cachas que tan bien rellenaba la camiseta de manga corta que llevaba puesta. Sintió su polla hundiéndose a pelo dentro de su ano y se le pusieron los ojos en blanco del puto gustazo. Acabaron la tarde con mamadas y soltando leche.