Victor Ferraz se folla el culazo de Santi Konnor sin condón y se corre en su jeta | Tim Tales
Se había quedado buena tarde, así que salieron a la terraza para aprovechar los últimos rayos de sol de la tarde, dejando que bañaran sus cuerpos desnudos. Santi Konnor se estaba poniendo cachondísimo con el cuerpazo de Victor Ferraz frente él, tan guapo, musculoso y demostrando lo mucho que le gustaba, con la bandera enarbolada.
Santi apresó con la mano esa tranca dura y maciza y se quedó pajeándola con dulzura mientras se sumergía en un sueño de besos con ese chulazo. Cada vez estaba más caliente. Le soltó la polla, le cogió por detrás poniendo las manos en sus fuertes nalgas y lo empujó hacia su cuerpo. Sintió todo el calor que desprendía ese cuerpo serrano, el roce de las tetillas en sus pectorales y la polla dura, como una roca, entre los dos, deslizándose entre los abdominales.
No le hubiera importado estar así unos minutos, cuerpo a cuerpo con ese galán, hasta dejar que se corriera y el semen lubricara el poco espaciom que había entre los dos. Sudando y con los cuerpos calientes, se metieron en casa. A Santi casi no le dio tiempo a ponerse en posición. Apenas se hubo puesto de rodillas en el sofá, Victor le fusiló a pollazos por detrás mientras le agarraba por los hombros.
Menudo empotrador estaba hecho. No daba respiro a su polla. Tiraba a matar, como si tuviera cualquier cosa. Ni siquiera era consciente de lo que tenía entre las piernas. Algo exageradamente grande y voluminoso. Cuando Santi miraba hacia atrás y miraba su cara, gestos de follador nato, concentrado en la forma en la que su pitón entraba en la cueva. La tenía tan larga que sus culeadas eran largas y potentes.
Quería estar muy cerca de su polla cuando se corriera. Quería ensuciarse la cara con su semen. Observó de cerca cómo se la pelaba y en cuanto le nació del pijote el primer brote de leche, acercó la jeta y se lo llevó todo encima, un lefote de esperma que le sacudió en la mejilla y que se le metió directo por las fosas nasales y la boca. Con el olorcito de la estirpe de ese machote bien adentro, se metió su rabo dentro de la boca, recogió toda la lefa que pudo y la dejó caer en una baba pegajosa encima del capullo.