Max Arion calienta el culazo de Randy Junior a fuego lento y sin condón en la encimera de la cocina | Lucas Entertainment
Seeded Man Whores
Parecían como la nata y el chocolate, como la leche y el café, ahí tirados y mezclando sus ingredientes alegremente sobre la encimera de la cocina. Max Arion tenía completamente dominado al jovencito Randy Junior, encasquetándole por su hermoso culazo y con mucha rabia un pollon de grandes dimensiones con el que no paraba de rebanar su agujero calentito.
El momento en que se la metió por detrás fue glorioso. Randy estaba a cuatro patas, mirando de reojo cómo se acercaba su macho. Max se subió a la mesa, presentó la minga intentando acertar en el agujero y cuando se la endiñó sin condón, del gustazo Randy arqueó la espalda y soltó un profundo gemido, como si esa larguísima polla hubiera tocado un mecanismo de acción escondido.
Ya con las manos en la masa, puestos a cocinar, le dio la vuelta como el que fríe unas empanadillas y se lo folló bocarriba, amarrándole el cuello con las manos, dibujando en su semblante una expresión de furia y entregándole toda la potencia contenida en su entrepierna. Randy no dejó de estar todo el rato como en otro planeta. La mirada perdida, la cabeza hacia atrás dejándose hacer. Esa tranca era tan larga que, ya fuera con el culo a disposición en la encimera o de pie, sabía cómo rellenarle el ojete a pelo y hacerle mantener una erección contínua.
Max era el hombre de sus sueños, el galán chulazo recién sacado de una telenovela, tan atractivo con sus vaqueros y su camisa blanca. A partir de ese día, sus desayunos no requerían de tazas ni cucharas. Ya se saciaba lamiendo los pies a ese cabrón, jalándose enterita la enorme tranca entre sus piernas, tan grande, tan gorda, tan viril, con esos pelazos tan negros en la base destacando en la blancura de su cuerpo.