Estos chavales cómo crecen. Te tiras apenas unos meses sin verlos y ya se han convertido en todos unos hombrecitos hechos y derechos. La cara de sorpresa que puso Dani Robles al ver a Jony Star, el mejor amigo de su sobrino, que venía a traerle a su colega unos apuntes de clase, no se la quitó nadie. Guapísmo, majete y con un cuerpazo atlético y musculadito propio de un modelo de lencería masculina.
El chaval, como todos a su edad, mataba el tiempo libre como mejor sabía hacer, a pajas. Estaba en esa etapa en la que comenzaba a decidir su identidad sexual y ahora mismo, en ese momento, le atraían los rabos y los daddies. Mientras esperaba, fue ver una sugerente foto de Dani en la pared, se bajó los pantalones y se puso a cascársela allí mismo.
En pleno apogeo de la paja, Dani le pilló in fraganti. Se dio media vuelta para no molestar, pero lo que vio le dejó loco. Jony estaba de muy buen ver y no se esperaba que la tuviera tan grande y gorda. Demasiado tarde. Jony se había percatado de la presencia del tio de su amigo. Tenía dos opciones, irse con el rabo entre las piernas o, ya que Dani se había sentado a su lado en el sofá y le estaba acariciando el muslo por dentro, acabar delante de él lo que había empezado.
Dani le dio otra opción, una que seguro le iba a gustar más. Él le ayudaría a culminar el pajote. Jony se pasó los brazos por detrás de la cabeza y se dejó hacer. La mano caliente de Dani asió su mango y comenzó a masturbarlo con suavidad. Dani no iba a desperdiciar la ocasión. Subió la camiseta blanca de tirantes del chaval hasta su pecho y se regaló la vista con sus abdominales.
La polla se le puso más dura. No le quedó más remedio. Se inclinó y se la llevó a la boca metiéndole una buena mamada con energía. Le puso en pie y le pasó la lengua por todo ese torso de lujo. Cuánto adoraba esos cuerpos jovencitos y musculados. Le daban la puta vida. Cachondo como estaba Jony, le puso a comer rabo y luego le folló el culazo a pelo.