Caio Veyron, Luccas Toblerone brindan sus largas y descomunales pollazas brasileñas de más de 25 cm a Ricky Hard follándose su culito blanco a pelo | Tim Tales
25 Inches for Ricky
Los ojos rojos, llorosos después de haber intentado tragarse unas pijas descomunales. Ricky Hard agarró por sus bases las enormes vergas brasileñas de Caio Veyron y Luccas Toblerone. Veintiocho y veinticinco centímetros respectivamente, las dos delante de su jeta formando una línea de más de cuarenta centímetros de rabo. Con el dorso de las manos rozaba sus pelotas calientes llenas de semen mientras su ojete palpitaba deseando tenerlas dentro de él, pero a la vez con miedo a que le destrozaran el ano.
Y si sólo fueran aquellas gigantescas pollazas que apenas le cabían en la boca. Caio y Luccas tenían mucho más para ofrecer. Eran sus cuerpazos atléticos y musculados, bronceado brasileiro, todo músculo y pasión, lo bien que sabían moverse y trabajar en equipo cuando se estaban camelando a un tio. Con los rabos ya se tenían todo ganado, pero luego demostraron su valía empezando a perforarle el culo.
El primero en darle por detrás y a pelo fue Luccas, abriendo camino, hipnotizado por la forma en la que su propio super pene morenote entraba y salía de ese culito blanco y tragón. Ricky tenía para divertirse por delante, con el miembro de Caio a merced de su boca. Aquello no parecía una penetración al uso, más bien era como si le estuvieran dando un masaje anal por lo grandes que las tenían, casi como si le estuvieran metiendo los brazos dentro del mismísimo puto culo.
Aunque Ricky se buscó una buena posición para defender su territorio dejando a esos dos boca arriba y masturbando sus pollones con el culo, la situación no duró mucho y acabó penetrado y taladrado por los suelos. Alzó la cara para ver cómo se le corrían encima. Chorretones de lefa caliente brincando sobre su rostro, cayendo sobre sus morros, resbalando y colgando hacia su pecho. Con la cara y el cuerpo cubiertos de semen, Ricky se agarró el mástil y se hizo un pajote mirando a un lado y a otro, observando de cerca esos dos pollones enormes colgando y recién ordeñados.
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