Paddy O’Brian machaca sin condón el culazo de Sir Peter con su durísima gran polla | Naked Sword
Spain In The Ass - Part 2
Como si le estuvieran jodiendo el culo metiéndole la base de una botella de sidra, así estaba Paddy O’Brian aguantando las embestidas del gigantesco pollón de Sir Peter. Ningún otro hombre antes le había abierto tanto el agujero como ese. Lo que tenía entre las piernas era de un tamaño descomunal y encima el tio se las apañaba para hacer que el ojete se abriera para meter todo eso, abrazando y comiendo la oreja por detrás, así se las gastaba.
Después de dejarse dar por culo, Paddy tomó el control cabalgándose es pollón. Dio la espalda a Sir Peter, tomó asiento sobre su verga y se la clavó hasta donde pudo, con cara de sorpresa y gusto, antes de empezar a pajeársela con el pandero. Se echó hacia atrás dejando que Sir Peter se recreara también con las vistas. El cuerpazo musculoso de Paddy no tenía desperdicio. Se dejó la polla suelta, toda grande y erecta, dando bandazos.
Era tan grande, tan bonita. A Sir Peter le apeteció cada vez más, así que terminó por cambiar la posición a Paddy, tomar asiento sobre sus piernas y ser ahora él quien recibiera pollazos. La entrada fue apoteósica. Ese chulazo la tendría menos gruesa que la suya, pero no por ello menos interesante. El cabezón, mucho más grueso que el resto de su polla, vaya que si hacía la diferencia. Podía sentir cómo se le deslizaba por todo el recto y le daba un gusto terrible.
Ahora que Sir Peter no estaba dando buen uso a su rabo, lo dejó suelto y cayó morcillón entre sus piernas, algo blandito pero preservando su longitud y grosor. La tenía tan larga y grande que no paraba de azotar con ella los cojones de Paddy y el interior de sus muslos. Paddy había nacido para reventar culos y al ver el de Sir Peter en pompa, dispuesto para él, vio las puertas del cielo abiertas.
Una maravilla de culazo, grande, redondo, llamativo, lo que cabía esperar de un tiarrón tan alto y grande, el culo de un verdadero macho. Paddy tenía rabo para ese y para muchos más. Le trabajó un poco el culito con la lengua y luego se la metió por detrás sin condón. Paddy también sabía qué hacer para que un hombre le abriera las puertas. La dureza de su rabo entrando y saliendo sin descanso ya hacía el trabajo por él.
Pero por si eso no era suficiente, se incorporó hacia Sir Peter, rozando contra la espalda su torso desnudo, musculoso, sudado, susurrándole gemidos a la oreja, los gemiditos que le salían del alma cada vez que se la metía hasta el fondo. Sir Peter se abrió de piernas sobre el sofá para que ese tiarrón buenorro y guapísimo se lo siguiera follando a pelo.
Vaya que Sir Peter era reservado acerca de los hombres ante los que se abría de piernas, pero con tios como Paddy era un placer entregárselo todo. Mirarle de frente era una puta locura. Los biceps marcados mientras le agarraba las piernas, su torso peludito todo fibra y en tensión por la follada, sudando a mares, dedicado en cuerpo y alma a meterla, como un animal.
El sudor bañaba ya su cuerpo entero, dejándolo como si le hubieran echado aceite corporal por encima, marcando cada protuberancia. Su carita guapa cada vez más cerca. Sir Peter recibió de él cada gota de sudor que le cayó encima como si fuera un regalo de amor. Se agarró a su cuello para atraerlo aún más hacia él, para mirarlo fíjamente a los ojos. Qué bueno estaba. Con tios así era fácil cometer locuras.
Sir Peter no supo bien qué fue determinante al encender la mecha de sus huevos, puede que ver su barbita, su bigote, sus cejas, pero acabó dándole cera al rabo y corriéndose encima soltando unos gemidos desgarradores, disparando perdigonazos de lefa por todas partes. Paddy sacó el rabo y disparó hacia el cuerpo de Sir Peter corriéndose encima de él, soltando una buena descarga de leche sobre su torso, la muñeca de su mano y su pierna.
Se regalaron besitos de amor sin compromiso, recomponiéndose de aquella cerdada que acababan de cometer. Hacía apenas unos segundos eran dos animales salvajes y ahora parecían mansos. Salieron al jardín para tomar aire fresco, morreándose, uniendo sus cuerpos todavía desnudos y con las pollas recuperándose, rozándose una sobre la otra. De regreso a la piscina, Paddy dio unas palmadas en el culete a Sir Peter. Menudo culazo se acababa de follar.