Tim Kruger se pone las botas metiendo al guaperas de Luciano su gigantesca polla sin condón | Tim Tales
Tenía donde quería a Luciano, desnudo, cogiendo sus propias piernas con los brazos para abrírselas a tope, tan guapo, con esa barbita, esos labios y esa preciosa sonrisa cautivadora. Tim Kruger no paraba de mirarle todo el rato que estuvo metiéndosela una y otra vez por el culo, observando cada uno de sus gestos que se debatían entre el dolor de tener un apija tan grande perforando su ano y el placer.
Darle de comer polla fue sólo el principio. Con esa carita se le puso durísima al instante y fue un gustazo admirar la forma en la que se manejaba con una herramienta tan grande entre sus manos y sus labios, chupándola, gozándola, llenándose la boca de rabo , sacándolo bien mojadito mientras él se entretenía en mirar el pedazo de cipote que se había zampado.
Por un momento, antes de darle por detrás su merecido, Tim tuvo miedo de hacerle daño. No era cosa suya, es que al sacarle casi una cabeza de altura y ver su complexión tan diferente a la suya, más bajo y delgadito, no quería abusar. Sin embargo la sorprea se la llevó él al ir colando la pirula por su orificio. El tio se tragó a las primeras de cambio sus bien formados veinticinco centímetros de pollón como si lo hubiera hecho toda la vida.
Tim no dudaba de que a ese cabronazo tan guapo se las habrían metido a pares por estar tan bueno, pero le dejó alucinando. Le protegió el pandero atosigándoselo con una buena huevada y luego lo montó sobre sus piernas en volandas. Su cuerpo sobre el torso, el calor de la planta de sus pies sobre los muslos y su durísima y gigantesca polla penetrando su agujero.
Le tumbó bocarriba con las piernas hacia arriba y se lo folló de lado para verle bien. Ay su sonrisa, matadora, retante. Sus piernas meciéndose al compás de la follada. Le hizo el misionero y él se corrió. Tim le sacó la polla y se corrió encima de su cuerpo en abundancia, soltando una cantidad de leche como pocas veces había soltado, ensuciando sus abdominales marcaditos con su esperma. Luciano le cogió la polla se la apretujó para sacar hasta la última gota, con la boca entreabierta, sorprendido del pedazo pollón que se había metido entre pecho y espalda.
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