A veces hasta Papá Noel necesita la ayuda del correo postal para llegar a todos los lugares del mundo y más ahora, que cada vez escasean más los elfos y los que hay son unos holgazanes que no paran de hacer el vago y fumar cuando deberían estar empaquetando los regalos envolviéndolos con sus lacitos de color rojo. Tannor Reed es tan remolón que Santa Claus le ha dejado a cargo de los pedidos en la recepción.
Todos los años por estas fechas, Chris Damned se ofrece a echar horas extra en la compañía de reparto para ayudar a la buena causa, pero no lo hace por los demás, sino por sí mismo, porque sabe que cada veinticuatro de diciembre le cae la paga extra en forma de una follada. Da igual el elfo que esté esperando la recogida del paquete, porque quien sea que esté al cargo, menea su culito mágico, a Chris se le pone bien tocha y les acaba dando de comer rabo.
Tiene una enorme tranca para darles de comer y adora ver esas boquitas tragonas, la forma en la que pasean su cipote por los labios, cómo le mordisquean un poquito el trabuco porque es tan gordo que apenas les cabe en la boca. El gustazo que siente cuando le succionan y relamen los huevos es de otro mundo, le obligan a gemir en silencio, a echar la cabeza hacia atrás y transportarse a otro universo infinito.
Santa no está en el despacho, así que Chris se quita el mono de trabajo y sigue alimentando al elfo, al que le cuesta tragarse toda la polla pero que lo suple con unos besos en todo el cipote cuidándosela bien. Con la tranca durísima, Chris pone al gamberrete de espaldas contra la mesa y muy habilidosamente le rasga la parte trasera del pantalón dejando al aire su tierno culito. Siempre hay uno virgen cada nochebuena preparado para él.
Rompiendo las reglas, Chris abre uno de los paquetes de regalo donde el elfo le ha dicho que hay un dildo. Lo embadurna de lubricante y lo usa en el ojete de Tannor. El chaval tiene el culo cerrado a cal y canto y cuesta metérselo. La fuerza que tiene que aplicar Chris para que entre apenas la punta es bestial, pero eso le pone aún más perraco, porque ya puede imaginar su polla apretadísima ahí dentro.
Su rabo es tan grande como el dildo, pero el suyo está caliente. Tras abrir hueco con el juguete, le cuesta menos meter la polla y lo desvirga sin condón. Apresa las caderas dle elfo entre sus manos y se lo zumba. Se muerde el labio inferior de placer al mirar hacia abajo y ver ese culito tan delgado tragándose su polla. Los chicos así de manejables le vuelven loco.
Los elfos nunca tienen regalos propios, pero cuando llega un tio así de guapo, cachas, pollón y empotrador con ganas de follar, obtienen su recompensa. Se dejan dar por detrás, por delante y después de pasar tanto tiempo montados en trineo, se vuelven unos expertos saltando sobre una buena verga, masturbándolas con sus culitos mágicos hasta que consiguen sacarles toda la leche.
La guapísima y varonil cara de Chris lo dice todo. Esos ojazos de mirada profunda, la excitante forma en la que anuncia que está a punto de correrse y después ese bufido al que le sigue un buen lechazo en todo el cachete del culo. Bien contento, Chris se levanta para recoger y ponerse de nuevo la ropa, la polla todavía dura se le queda rebotando, los pelos de la polla mojados de esperma. Tannor se le queda mirando encantado, saboreando cada momento follado por ese chulazo.