Quién no conoce «El lago de los cisnes«, Rusia, la cuna del ballet por excelencia. La alegría, el dolor, el amor, todas las emociones implícitas en el ser humano condensadas en el movimiento del cuerpo. Anteo Chara tiene claro que le gustaría ser un gran bailarín, por eso su padre le ha llevado con uno de los mejores para aprender, pero enseguida Dato Foland advierte que las cualidades del chaval van por otros derroteros.
No tiene esa magia, no goza de ese fluir de emociones en cada uno de sus movimientos, pero quizá ese culito apretado… Dato decide probar a ver si le gustan los machos y se le da bien eso de comer una buena polla. Va a ser que sí, que se las come enteritas, hasta atragantarse, hasta posar su barbilla en la bolsa de los huevos. Pa’ bailar no, pero para follar de puta madre.
Siendo tan machote y tan guapo, a Dato se le da de lujo hacer que los culitos se derritan en su presencia. A veces le basta un toquecito con la yema de sus dedos robustos y calientes, otras metiendo un morreo al ojal. Perfecto, con las piernas entreabiertas y la raja encharcada de babas, Dato se incorpora y le mete la chorra a pelo por detrás, a la vez que se inclina y le come la boca.
En la sala hay espejos por todas partes. La mayor parte del tiempo ven cuerpos vestidos en movimiento, pero otras, como hoy, admiran cuerpos desnudos que se contemplan mientras follan. Dato sabe sacar lo mejor de cada persona que asiste a sus clases, porque todo el mundo destaca en algo, sólo hay que encontrarlo. Dato se mira al espejo. Disfruta mirando su cuerpo musculoso y moreno, su polla rebanando un culo delgadito y apretado.
Sobre el parqué, lo fusila a pollazos bocarriba, los dos juntitos, mirándose de cerca. El rabo tieso de Anteo y sus huevos no paran de rebozarse por el vientre de Dato. El precum hace acto de presencia y encharca la zona próxima a su ombligo. Dato pone a Anteo sentado sobre sus propios talones y se corre sobre su cara a lefazos. El movimiento más difícil para un bailarín, mantener la postura mientras las piernas te tiemblan y un gustazo indescriptible recorre todo tu cuerpo.