Olivier Robert ofrece su culo a pelo para que Rocky Vallarta se lo folle duro a cambio de una oportunidad | MASQULIN & The Bro Network
Psycho Killer Body
Así que eso hacía Rocky Vallarta con sus víctimas antes de acabar con ellas. Dejarlas desnudas sobre su mesa de trabajo, sobarles de arriba a abajo, especialmente deteniendose metiendo las manos entre los muslos desde las rodillas y subiendo hacia arriba, hasta rozar con el dorso de los dedos sus testículos. Desnudarse, sacarse la polla por la bragueta, chuparse dos dedos, humedecer con ellos los labios ajenos y meterles la polla por la boca hasta atragantarles de puro placer.
Olivier Robert se revolvió sobre la mesa, maniatado y amordazado, pensando cómo había acabado allí, presa de su propio compañero de piso. Una mezcla entre el temor y el más puro salvajismo sexual se apoderó de él cuando Rocky empezó a tocarle con esas manos fuertes y cálidas, cuando vio su torso desnudo, fascinante, cuando acercó el pedazo pollón a su cara y se lo introdujo a la fuerza.
Tenía miedo, quería liberarse, rechazar ese deseo de su mente, pero a la vez estaba excitado, demasiado excitado con ese juego mortal. Entre un barrio y el otro, pensó en cuál era uno de los instintos más básicos del hombre y entonces vio una puerta para salvarse. Si ponía cachondo a Rocky, si le hacía entender que podía follarse su culo, quizá tendría una pequeña oportunidad.
Sucedió y no sólo eso, sino que lo disfrutó. Rocky le liberó de las ataduras, le inclinó sobre la mesa y le dio por culo. La tenía grande y dura y el tio resultó ser un cabrón en la cama de los que azotan fuerte. Le metió la polla hasta los huevos y le encantó sentir el golpe seco y sonoro de esos fuertes muslos por detrás de los suyos, chapoteando. Todavía le dio más. Se arrodilló para recibir su semen en la cara. Cuando Rocky viera la leche saliendo de su polla, ensuciando esa carita guapa, lo último que querría sería cargárselo.
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