El testigo desembuchó en el despacho del detective Adam. Michael Boston lo contó todo. Él solía vestirse pegado a la ventana del piso de abajo del chalet. Lo hacía de esa manera porque le gustaba tener luz y porque lo último que habría imaginado era que, entre las palmeras y arbustos del jardín, un tio se encaramase a un árbol para mirarle desnudo y ponerse las botas justo en el momento en que se agachaba y dejaba su redondito y deseable trasero a la vista de cualquier mortal.
Si hubiera ocurrido en los baños, ese culo ya se lo habrían follado vivo y el jovencito y apuesto Dante Colle no era de piedra. Por mucho que las chicas le rondasen, él tenía muy claro lo que le gustaba. Michael continuó su relato. Uno de esos días, percibió un movimiento en la arboleda y al mirar Dante se asustó, cayó hacia atrás y se machacó la espalda, teniendo que salir él semi desnudo, en calzoncillos y calcetines, para socorrerlo y meterlo en casa.
Adam frunció el ceño al escuchar la historia. ¿Qué tio mete en su casa a otro que le está espiando sin saber sus intenciones? Pero al final comprendió todo. Una clase de hombre que hace eso es uno al que le mola gustar, sentirse deseado y sobre todo teniendo en cuenta que Dante estaba de muy buen ver. Del golpe puede que al chaval se le hubiera rebajado la trempera, pero se le notaba un buen bulto entre las piernas. Michael se agachó y se sorprendió al descubrir que el hombrecito iba muy bien dotado, con una pija bien larga y unos huevos que colgaban que daba gusto.
Todavía la conservaba un poco durita. Se la mamó con ganas hasta dejarla completamente dura y fuerte. Si por él fuera, que fuese a espiarle todos los días, que se metiera en su casa y le follara a todas horas. Con ese pollote y esa carita cualquiera diría que no. Hizo que se sintiera cómodo como en casa y cuando le tuvo tumbado en el sofá, Michael se quitó los gayumbos y sentó su trasero sobre la cara de Dante para que le comiera bien la raja.
Luego le donó su culazo para que le follara. Sentir esa polla inundándole el agujero por primera vez y sin condón le llevó al cielo. Qué larga la tenía y cuánta potencia. El musculitos le partió el culo en dos y le propinó una buena salva de pelotazos. Puso notar los cojones rebotando en su trasero una y otra vez. Quería que ese cachas le penetrara en todas las posturas posibles y acabó con el culo encima del respaldo del sofá. Dante sacó la polla, se la masturbó y le cubrió el ojete con esperma.
El detective Adam se acomodó en la silla. Por lo visto escuchar el testimonio de Michael había creado una ligera incomodidad en sus partes nobles.