Leo Bacchus y Rocky Vallarta se follan sin condones encerrados en el ascensor | MASQULIN & The Bro Network

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El mayor miedo de Rocky Vallarta era quedarse encerrado en el ascensor. Para evitarlo, solía bajar y subir por las escaleras, pero ese día iba mirando al móvil, se encontró con su vecino Leo Bacchus que le estaba sosteniendo la puerta y por no rechazar la invitación, subió con él dándole las gracias. El elevador rebotó haciendo un movimiento extraño y se paró en seco. Rocky empezó a entrar en pánico gritando por si alguien les escuchaba, aporreó los botones y empezó a sudar.

Su vecino intentó contenerle calmándolo un poco, pero no había forma. Rocky parecía un toro de miura. Ante esta situación, Leo sólo sabía una forma de calmar a un tio así. Su vecino Rocky siempre le había puesto cachondo. Esa camisa de leñador, la camiseta de tirantes que llevaba debajo y que le permitía ver lo fuerte que era, con unos buenos pectorales, lo masculino que era, con el pelo de hombre lobo sobresaliendo por el cuello de la camiseta.

Se enfrentó a él. Le miró fijamente a los ojos. A un palmo de distancia, se enamoró de esa atractiva cara de macho empotrador. Tenía sus labios tan cerca, tan apetecibles. Siempre había deseado probarlos. Leo sacudió la cabeza. Tenía que concentrarse. Aquello no era una cita, tenía que ser una forma de calmar a un tio. Se ofreció a hacerle una mamada. ¿Qué iba a durar? Diez o quince minutos, lo que tardarían en sacarles de allí y así se le pasaría el tiempo sin pensar en catástrofes.

Aunque sorprendido por la propuesta, Rocky no era él en ese momento y seguramente después ni se acordara por el pánico que tenía. Se bajó los pantalones y su chota salió despedida. Leo alucinó pepinillos al vérserla. Ni en sus mejores sueños pensó que podría llegar a tener ese badajo tan largo y gordo que rebotaba por su propio peso.

Se la mamó y se la tragó a caba cabezazo hasta las pelotas. Sintió la mano de Rocky cogiéndole de los pelos, entrando en el juego. El pene pasó de estar morcillón a ponerse duro dentro de su boca. Menudo pollón. La mamada le convirtió en un animal salvaje. Empezó a quitarse la ropa. Hizo lo mismo con Leo. Le bajó los pantalones por la parte de atrás y le metió la durísima polla sin condón por el culo.

El propósito se estaba descontrolando. Se suponía que una buena mamada le iba a calmar, pero ese tio necesitaba mucho más. Qué polla más dura y más grande. Leo la sintió hasta las pelotas, toda enorme. Qué bruto era follando y cómo le gustaba a Leo tenerle así. Con lo que no contaba era con algunas sorpresas inesperadas. de repente Rocky le agarró la polla y se la enfundó dentro del culo. Comenzó a cabalgar sobre las piernas de Leo y se agachó para recibir su corrida en toda la cara. La situación se había dado la vuelta completamente. Hacía un momento estaba invitando a su vecino a entrar en el ascensor y ahora se estaba pajeando, mirándole desde abajo sentado en el suelo, con la boca abierta, la lengua sosteniendo su polla y esa cara de machote con su semen encima.

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