Dante Colle machaca a pelo el culazo de Allen King y se corre encima de su cara | MASQULIN & The Bro Network
All-Nighter
Lo dieron todo en la noche de Barcelona. Dante Colle no pudo tener mejor anfitrión en España que Allen King. Sí, tontearon, sí, bailaron cerca, tanto que el culazo de Allen acabó restregándose por el paquete de Dante. Al fin y al cabo, tenía que comprobar la mercancía, no iba a dejar entrar a cualquiera dentro del chalet que había preparado para ocasiones especiales, con chicos especiales. Si el buen ojo de Allen no le fallaba, la pirula de ese guiri debería estar cerca de los veinte centímetros.
El tamaño del rabo era un aspecto más a tener en cuenta, pero lo que le decidió a dejarle entrar en casa fue su carita guapa, sus ojazos y su sonrisa. No pasó nada entre ellos esa noche. Llegaron casi al alba al chalet y, en lugar de irse a la cama, se quedaron echando una cabezadita en las tumbonas junto a la piscina. En un par de horas, tras una charla en la que pudieron conocerse mejor, acabaron jugando en la piscina, un juego que les conduciría a su perdición.
Dos chicos guapos, atractivos, luciendo cuerpazo y musculatura, rozándose mientras jugaban. Fue Allen el que dio el primer paso. Estaban secándose en las tumbonas cuando Allen se sentó en la suya y acarició el torso de Dante. Este se le quedó mirando y el corazón empezó a latirle con fuerza. Se besaron. Los dos se dieron cuenta de que aquello no era sino una extensión de la noche anterior, de lo que estaban deseando hacerse el uno al otro. Allen levantó el brazo a Dante para lamerle el sobaco. Con la boca abierta y la lengua humedeciendo sus pelos negros, Allen lanzó una mirada de vicio a Dante que lo precipitó todo.
Se metieron dentro del chalet, se quitaron las bermudas empapadas e hicieron cosas de hombres en el sofá. Se comieron las pollas el uno al otro, descubriendo que los dos estaban muy bien dotados. Allen se vició tanto con la de Dante que se la acabó metiendo entera por la garganta, con los ojos bañados en lágrimas. Como buen anfitrión, se puso a cuatro patas y dejó que Dante le abriera el culito.
El trasero de Dante era divino, de auténtico futbolista, redondito y siempre rellenando bien cualquier prenda que se pusiera encima, por eso supo reconocer al instante a un igual. El culo de Allen era puro vicio y la presión que hacía su ano sobre los dedos cuando se los metió, le dejó loco. Se puso de rodillas detrás de el y se la metió a pelo. Le dio por culo, se dejó cabalgar disfrutando de la larga pollaza del chaval rebotando encima de su torso y le hizo ponerse de rodillas para escupirle toda la leche encima de la cara.
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