JP Dubois se une a una morbosa orgía sin reglas con Angel Cruz, Bishop Black, Gabriel Cross y Kayden Gray | Himeros TV

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Lo que fuera que se liberaba en su cuerpo cuando se iba de cruising y buscaba sexo con desconocidos, era una sensación de la que JP Dubois no podía deshacerse, era casi como una droga que necesitaba. Esta vez estaba en mitad de la lluvia, a punto de entrar en una cabaña en mitad del bosque y una vez más su corazón latía a doscientos y se desbordaba en él una energía sexual incontrolable a punto de estallar, como si tuviera fiebre.

Al entrar y ver a chicos desnudos, su apetito sexual ya era voraz. Dos se estaban dando el lote en una habitación de reducidas dimensiones, de pie, agarrándose sus rabos erectos e intercambiando pajotados. Otro, un tio de color, estaba tumbado en una cama. No podía verle la cara porque unas cortinas se lo impedían, pero el tio se estaba haciendo una gayola, masturbándose su pedazo tranca como la que sólo un chico negro puede tener entre las piernas.

Al subir al piso de arriba, de donde venían más gemidos apagados que de ningún lugar, se encontró ante el escenario que por primera vez en su vida casi le hace correrse de gusto aún sin estar tocándose la polla. Cuatro tios en la misma cama, de momento por parejas, dos de ellos agachados empezando a comer rabo. Entró sin hacer demasiado ruido, cerró la puerta tras de sí y se quedó a formar parte de esa orgía.

Enseguida se percataron de su presencia y fue muy bien recibido. Todavía estaba vestido, aunque la polla estaba a punto de reventarle por los vaqueros, pero Angel Cruz, Bishop Black, Gabriel Cross y Kayden Gray se levantaron desnudos rodeándole, colmándole de besos, caricias y ayudándole a desvestirse, desabrochando los botones de su camisa de leñador y bajándole los pantalones.

Mientras le quitaban la última prenda que le separaba de quedarse en pelotas, podía notar los penes morcillones y erectos de esos chicos rozando sus muslos, algún que otro la raja de su culo. Un chico guapete como él y con una generosa polla como la suya, siempre eran muy bien recibidos. Ahora que sus ojos se habían acostumbrado a la penumbra de esa habitación, pudo reconocer al chaval al que hace unos días dio por culo cerca del lago. La vida era como una caja de bombones.

Kayden, que indudablemente era uno de los que más grande la tenía, supo reconocer a un igual frente a frente y fue el primero en bajar a chuparle la polla. Nada era lo que parecía y tenía que empezar a concienciarse antes que tarde que en esa habitación no había reglas, que tan pronto estabas zampándote un rabo como podías estar a cuatro patas mientras te daban por el culo. Kayden le dio la vuelta, se puso un condón, se embadurno bien el pito de lubricante y se la encajó por detrás llenándole con lo más grande.

JP, que en ese momento estaba chupando la polla a Gabriel, dejó de mamársela para intentar recomponerse. Era demasiado grande y gordo lo que le estaban metiendo por detrás, y encima no paraba de escuchar los gemidos de placer que venían de la cama donde Angel y Bishop se lo estaban pasando de puto madre, con el moreno dando buena cuenta del culazo redondito de ese guaperas.

Entró en un estado de éxtasis donde parecía que su memoria pegaba saltos en el tiempo. Ahora estaba de rodillas, comiéndole el miembro a Gabriel ayudado por Bishop. No era sólo el tamaño de ese rabo enfrente de su jeta, sino ver los sensuales labios del machote negrazo tan cerca de los suyos, deseando besarlos con sabor a polla. Mientras Bishop degustaba el pollón, JP succionaba las bolas por debajo, manteniendo siempre el contacto visual.

Los tres ocuparon la cama. Para su sorpresa, Gabriel enchufó la polla en el culazo de ese machote y él se quedó dando rabo a los dos yendo de boca en boca. Gabriel le hizo un gesto para que se pusiera a su espalda y empezó a separar las rodillas abriéndose de piernas, una invitación para penetrar su culo. Era la primera vez que se follaba al activo de una parejita que estaba follando. JP sabía que tenía el mango por la sartén, que cada pollazo que le metía repercutía en lo fuerte que Gabriel daba a Bishop por culo. De repente se había convertido en el macho dominante de esa piara de cerdos.

A sus oídos llegaron unos gemidos fuertes, quejidos inconfundibles de corrida. Cerca de ellos, Kayden se estaba sacando la paja de la polla y Angel estaba de rodillas frente a él, con la boca bien abierta, sonriente, dejándose ensuciar los morros de lefa. Si a JP le faltaba algo para desinhibirse completamente, ver eso le desarmó por completo.

No puso reglas a su cuerpo, se tumbó sobre la cama y dejó que el largo y enorme pollón de Gabriel penetrara dentro de su agujero. El olorcito que estaba adquiriendo esa habitación, a hombre, a calcetos, a corrida, a sudor, le estaba poniendo tan cachondo que empezó a comportarse como una buena putita. Ni se dio cuenta de que ya se lo estaban follando con las pollas desnudas. Se hizo un pajote y notó el culo empapado de leche. Gabriel se tumbó sobre su pecho, relajadito y él se edicó a mirar hacia un lado, observando a Angel sentado en la silla, mientras Kayden se lo comía a besos y Bishop le hacía la última mamada.

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