Nadie mejor a quien confiarle el nuevo proyecto que a Markus Kage. Su apariencia de macho empotrador de los pies a la cabeza, atractivo, con barbita de varios días, tatuado, cuerpo musculoso y fornido y una preciosa polla acorde a su constitución, gorda y un poco más fina a medida que se acerca al cipote, muy larga y empalmando en un ángulo superior a los cuarenta y cinco grados, le hacen ser el hombre perfecto para que los que dicen ser heteros caigan a sus pies como moscas.
Hoy ha quedado con un chaval llamado Andrew Green para salir de copas. Antes de eso, han ido al gym juntos. No han pasado por las duchas. Andrew ha preferido ponerse guapete en su apartamento y hacia allí se dirige Markus para encontrarse con él, en el momento perfecto, porque ni corto ni perezoso, se mete hasta el baño, retira las cortinas y le pilla en bolas en la ducha.
Su primera reacción, la de cualquier tio, llevarse las manos a las partes nobles para taparse las vergüenzas, pero en cuanto que ve que es otro tio, retira las manos. Entre hombres no hay secretos. No sabe la que le espera. Markus le dice que necesita hablar con él para proponerle algo importante. Lo saca de la ducha con la toalla anudada a la cintura y se ponen cómodos.
Empieza hablando de cosas banales, de los resultados que acaban de conseguir en el gym. Markus dobla el codo marcando biceps y a conrtinuación se lleva la mano al paquete marcando el contorno de una polla cilíndrica y robusta que le recorre desde la bragueta hasta el bolsillo. Mira fijamente a Andrew, con ojitos de necesitado, se moja los labios con la lengua mientras le propone hacerle una mamada.
Andrew encoge los hombros pero no parece del todo decidido. Markus tiene la clave para hacer que se decida. Se desabrocha el botón de los vaqueros, baja la cremallera, levanta el trasero del asiento, lo justo para tener espacio para quitarse los pantalones y se los baja hasta las rodillas. La gorda y enorme polla super dura descansa ahora sobre su camiseta.
Irresistible, como cabía esperar, Andrew se acomoda, le coge la parte baja del pene con la mano y se la empieza a tragar. El roce de los suaves labios de ese mamón por toda su verga hacen que Markus suelte un gemido y eche la cabeza hacia atrás del puto gustazo que siente. El soniquete de la mamada le está dejando ciego, pero todavía acierta a ver cómo por la abertura de la toalla blanca le empieza a asomar el nabo a Andrew, dejando claro que le molan las pollas.
Otro supuesto hetero para el proyecto, en cuestión de minutos los tiene tumbado sobre la cama, abriéndose de piernas para dejarse penetrar sin condón por el empotrador que hace unas horas era su compi de gym. Andrew se coge la pija y se la masturba mientras Markus le penetra a fondo. Él también tiene una generosa pollaza bien gruesa y decorada con un buen par de bolas.
Le da puto morbo ver a ese cachas metiéndose dentro de su cuerpo, pero lo que más cachondo le pone es cuando le da por detrás. Las caderas y los muslos estampándose en los cachetes de su culazo, cuando eleva la espalda y se encuentra con el roce de sus calientes abdominales, sus pectorales, el roce de sus tetillas duras, los gemidos apagados y el aliento de ese macho en su cuello y detrás de su oreja. Así de a gusto, la leche termina saliendo sola como por arte de magia.