Viktor Rom mancilla a pelo el culazo de Drew Dixon con su enorme verga | Fucker Mate

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Ese tiarrón estaba ahí exhibiéndose detrás de un cristal delante de todo el mundo. Una luz de color iluminaba su escaparate poniendo el tono de color en la calle gris. Drew Dixon no supo con certeza en qué momento pasó a convertirse de un divertimento a una obsesión, pero de lo que sí estaba seguro es de que hubo un instante en que la gente desapareció a su alrededor y sintió que estaban solos.

Viktor Rom entreabría la boca, se relamía los labios, se daba la vuelta marcando el culazo contra el cristal. Y menudo culazo. Después hacía lo mismo con el rabo morcillón. Lo acercaba al escaparate y lo aplastaba contra la ventana, entonces la multitud exclamaba al darse cuenta en ese momento de lo enorme que la tenía. Drew también exclamaba, pero con la polla, que la tenía bien tiesa por debajo de los vaqueros.

Ensimismado, sin darse cuenta de que estaba en plena calle, fue acercándose cada vez más al escaparate, se metió la mano por delante de los pantalones y se empezó a tocar. Sin ser consciente, pasó a formar parte del espectáculo callejero cuando se puso de rodillas contra la ventana, lamiendo el cristal justo por la parte por donde Viktor marcaba su tremenda verga. Los que miraban estaban disfrutando de lo lindo. Viktor hizo un gesto a su representante, salieron a buscar al chaval y lo llevaron a una habitación a la espera de que acabase el espectáculo.

Chavales tan atrevidos merecían una buena recompensa. Cuando Drew vio aparecer a Viktor por la puerta, ahora sin cristal de por medio, se lanzó saltando a sus brazos como la novia que ve desembarcar a su marinerito al que hacía meses que no veía. Viktor lo cogió bien y le fue llevando hacia la cama mientras le pegaba un buen morreo. Por la actitud del chaval, preveía que iba a pasar un buen rato mconteniendo la leche dentro de los huevos, porque tenía pinta de ser un mamón de los que no deja escapar fácilmente una polla del culo.

Ya no había ventanas ni barreras que cortaran su líbido. Drew se puso una vez más de rodillas, le esnifó el paquete, rebozó la cara por él y tiró con fuerza de los gayumbos liberando ese gigantesco pollón morenote, gordísimo, un poco encapuchado y lubricadito por la punta del cipote. No pudo evitarlo, se le escapó un gemido de gusto que era para correrse.

Se arrendó la polla dentro de la boca y en cuestión de segundos las babas estaban colgando de ella. La tenía tantas ganas que no se conformó con la puntita, qué va, tragó y tragó hasta amarla entera con sus labios. Menuda carita guapa y viciosa tenía el cabroncete, para escupir y guarrear, para darle una buena hondonada de hostias con el rabo, para agarrarle la cabeza y obligarle a comer hasta hartarle. Cualquiera de esas cosas las gozaba como un cerdo.

Qué buen trabajo le estaba haciendo en la entrepierna. Bastaba forzarle un poco con la mano detrás del cogote para que se la metiera hasta la garganta. El muy perro se la dejaba ahí dentro un rato hasta que la cara se le ponía colorada, entonces se la sacaba de la boca y se atusaba la gorrita, como preparándose para el siguiente asalto. Así se hace, machote.

Qué buena putita. Le puso a cuatro patas y empezó a trabajarle el culito suave y blanco. Un certero escupitajo directo al ojete y rápidos lengüetazos para calmarle el ojal para después pasar a penetrarle el agujero con la lengua. Tenía que estar haciéndolo de puta madre cuando el chaval le pasó una mano por detrás de la cabeza para que siguiese por el mismo camino.

Viktor le dio unas pamadas con ambas manos en cada uno de los cachetes apartando un poco la cabeza de ellos, bufando, preguntándose a sí mismo cómo iba a ser capaz de mancillar ese culito que parecía casi virgen con su enorme polla. Pero si algo le había dado la experiencia es que al final todos los agujeros se pueden abrir con una llave maestra. Reparó en el rabo y los huevos colgantes del chaval, muy bien dotado. Siguió comiéndole el culo con la cabeza apoyada en el borde del colchón mientras las pelotas de Drew reposaban sobre su frente y su largo rabo le susurraba en la oreja.

Teniendo todo eso a tiro, como para no catarlo. Le agarró el mango con su enorme manaza y se la chupó. Después de eso Drew dio los últimos retoques al pollón de Viktor antes de encajarlo, escupiendo encima, frotándoselo con la mano. Le dio la espalda colocándola encima de su torso y puso el culete sobre su estómago buscando ávidamente la polla con su agujero para cobijarla dentro.

Seguro que los dos se sorprendieron cuando la polla entró directa hasta el fondo a la primera con una normalidad inusitada. Puto tragón. Al ver que le entraba con esa facilidad, Drew apoyó las manos al lado de las caderas de Viktor y le hizo un buen pajote con el trasero subiendo y bajando como un condenado. De la punta a los huevos, de la punta a los huevos. Había cogido ya el ritmo y eso era un no parar. «Traga que está muy rica«, le decía Viktor por detrás. Ya, ya lo sabía.

Al chaval se le habían encogido un poco los huevos, pero lo que es la picha, ahí la tenía, dando bandazos de un lado a otro al compás que él mismo se marcaba metiéndose por el culo ese enorme porrón a pelo. Se dio la vuelta para disfrutar de su macho y las revoluciones se mantuvieron. Si se le salía la polla por el culo, con una naturalidad tremenda la agarraba con una mano por detrás como si nada y se la enchufaba por el trasero de nuevo.

El experto saltarín pajeador de rabos con el culo no paraba de saltar y de clavarse la polla entera de principio a fin. Terminó exhausto y Viktor le dejó descansar de lado para tomar las riendas. Antes de metérsela, Drew se llevó una mano a la entrepierna, se palpó la entrada del agujero y se dio unos ligeros toquecitos, como diciendo a Viktor dónde tenía que meterla. Sí, él también lo sabía.

Una pierna soblada en el aire, culete bien abierto y toda la fregona dentro. Poco a poco le fue dando la vuelta y lo dejó boca abajo sobre la cama. Ese chaval tenía un precioso culo digno de un futbolista. Y a Viktor le molaba mancillar los culitos así, no le daba ninguna pena por muy bonito que fuera. Entre los cachetes prietos, le metió una buena rebanada de polla.

Primero dejó descansar su cuerpo sobre el de Drew, dejando que ojete y rabo se acostumbrasen. Le metió unos pollazos certeros y después se levantó observando su propia penetración, la forma en la que su grandísima verga entraba casi imposible por ese agujero estrecho.

Se lo folló boca arriba dejando que el de la gorrita se cascase un pajote. Fue salirle el primer chorrazo de la polla y aminoró la marcha del pajeo dejando que la leche fluyese entre su rabo y su mano. Viktor se lo folló sólo un poco más antes de pajearse a su lado. Drew, ahora con el culo libre por primera vez, se sintió tan solo, ahí abandonado con su torso bañado en semen, que acudió a la zona de paja.

Puso la cabeza cerca de la polla y la lengua casi pegada al cipote. Preparado como un cerdete esperando la corrida tras un gemido de Viktor, tuvo que ver cómo los lefotes salían despedidos hacia atrás. Logró atrapar un  par de ellos taponándole el cabezón con los labios, chupando el pringue de ese cucurucho de helado dulce. La mayoría de la leche había terminado fuera, pero se había agenciado una buena recámara en la boca que escupió sobre el rabo en dos tandas. No conforme con eso, Drew relamió la corrida que se había quedado fuera de su alcance y con ella en la boca acudió de nuevo al rabo, todavía duro y lustroso.

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