Pranksters (Bromistas) 12: El de la broma del maletero en el que Dante Colle penetra a fondo el enorme culazo de Kit Cohen | MEN
El punto de locura de Dante Colle a la hora de hacer bromas no conoce límites. Se va a hacer pasar por un pobre conductor al que se le ha pinchado una rueda, buscando ayuda para que alguien con más experiencia le ayude a sacar el neumático de repuesto del maletero y cambiarla. Y cuando tenga a la víctima buscando la rueda atrás… zasca, empujón y adentro simulando un secuestro.
Todavía esperará que después del susto, le pongan una sonrisita al sacarles de allí e intentar grabar sus reacciones. Lo que todo bromista nunca espera es que haya alguien que vaya un paso por delante de ellos y cuando se le ocurre meter en el maletero a Kit Cohen, lo último que esperaría es encontrarse al tio completamente en bolas, con las piernas abiertas y el agujero del culo preparado para que le metan una buena polla.
Oye, que hay de todo y a algunos les pondrá cachondos que un chulazo así les secuestre. Toda una fantasía hecha realidad debió pensar Kit. Dante estaba contrariado. Se suponía que ahí el que estaba gastando la broma era él, no el otro. Pero ya que tenía un culo tan predispuesto, mejor continuar con el fingido secuestro, llevarlo a casa y petarle el culo cómodamente en el sofá.
El tiarrón era grandote, de complexión más fuerte que él y mientras lo tenía saltando sobre su rabo, Dante no podía apartar la vista de ese pedazo culo enorme y tragoncete clavándose en su larga polla. Cuanto más lo veía subir y bajar por ella, más dura se le ponía. Lo que veía de fondo entre las piernas de Kit le animaba, más que por las pelotas, por el rabo morcillón que le colgaba y que cada vez que saltaba le daba un buen hostiazo en los cojones.
Después de un rato recibiendo una paliza en todas las pelotas, ya le dolían los huevos. El tio era un insaciable y se lo estaba demostrando. A pesar de haber comenzado todo como una broma, le pedía a Dante que lo llevase hasta las últimas consecuencias, como si fuese un secuestro real con propósito de follada sin consentimiento. Dante le dio por el culo y de comer polla como quiso, incluso penetrándole desde arriba dejándole un considerable agujero que cada vez tenía más rojo de tanto frotamiento. Si había más locos como ese por la ciudad, habría que salir en su busca.