
[Fucker Mate] Koldo Goran debuta pajeándose su generosa y gorda polla
Está hecho todo un lobo este nuevo chaval, seguro que es de los que sale por la noche de caza en las fiestas y termina llevándose a la madriguera más de… bueno iba a decir más de un conejo, pero va a ser que conejos no, mejor nabos, muchos nabos. Me imagino un encuentro casual con él en un local, en penumbra, apenas con un poquito de luz ambiente de esa que hace que el pelo ensombrezca la mitad de la cara y se acentúen las miradas. Primero te mete la estocada con sus ojos oscuros y penetrantes y sin querer te arrastra hacia los baños. Totalmente hipnotizado por su mirada, terminas hincando las rodillas en el reducido espacio del cuartucho y le empiezas a comer la manguera.
Lo que Koldo Goran tiene entre las piernas es generoso, pero que muy generoso. Si te gusta que te den de hostias a pollazos en la jeta, él tiene la herramienta perfecta para hacerlo. Muy gorda, muy larga, morcillona todavía pero sin estar del todo dura, con la consistencia perfecta para metérsela en la boca hasta rozarle con los labios los pelos de la base del pollón y taponarse la garganta sintiendo cómo todavía se dobla blandita en la boca, deshaciéndose como una nube de algodón de feria.
Al pechito lobo le gusta agarrársela a dos manos con mucha fuerza mientras se pajea, tan fuerte que aprieta de la base hacia abajo empuñando el arma y se le dibujan las dos pelotas apretadas en la bolsa de los cojones. Cada vez más dura, se le antoja pegarse hostiazos en la palma de la mano y en el abdómen, sí, la tiene tan larga que le da para hacer todo tipo de guarrerías, quizá pensando en que al próximo que tenga a tiro le da a dejarla cara colorada con sus tortazos de rabo.
No me pensaría ni un instante el sentarme encima del regazo de este machote notando cómo entra la barra de carne tiesa y me empala hasta la garganta, porque esa debe ser la sensación cuando te la mete, aunque no llegue hasta ahí en realidad, pero unos buenos gemidos sí debe provocar como para hacer sentir ese deseo. Lo mejor de esta barra de pan casera es que no es del todo recta. A medida que crece más todavía, adquiere una ligera curvatura hacia la derecha para proporcionar un placer extra al afortunado que pueda tenerla dentro de su culo rozando lo indecible en su interior.
Si tenéis un fleshjack ice de estos transparentes en casa y la polla medida estándar, seguro que habéis comparado más de una vez hasta dónde sois capaces de meter la polla en él. Es imposible no sentirse acomplejado mirando cómo Koldo Goran arrampla con la goma. No sólo rellena todo el tubo, sino que el cabrón la tiene tan gorda que toda la estructura interna cede y la saca por el otro lado. La hostia puta, imagino un culo en vez de un masturbador y es pa ponerse las botas, este tio sí que sabe rellenar bien un pavo.
Completamente dura, la curvatura se hace mayor, además de hacia la derecha, también para arriba, un enorme y delicioso plátano gigante que ya se encarga de enseñarnos a plena potencia, levantándose y poniéndose de perfil, la posición donde los verdaderos hombre super dotados dan la talla. Este necesitaría más de una boca para saciar toda esa cacho polla. Si al estar blandita no había reparos en comérsela, a ver quién es el guapo que se atreve con la salchicha dura. El gusto que debe dar chuparle la punta y seguir tragándose el caramelo debe ser alucinante, pero tragársela así como antes hasta los cojones ya es tarea complicada, casi hay que ahogarse y ajustarla dentro de la garganta para conseguirlo.
Lo que seguro haríamos todos con mucho gusto, aparte de comerle el plátano hasta donde bien pudiera cada uno, es plantar la cara y sentir el olorcito a polla mojada, deseando que por ese cipotón grandote y brillante por culpa de la precorrida, empiecen a salir lechazos de todo bravo. Koldo se deja ir con una mano, doblando ligeramente las piernas cuando siente el gustillo y soltando un gemido que acompaña con un primer chorrazo que es como el de un aspersor regando el césped por las mañanas. Pero lo mejor viene un segundo después, cuando con la polla apuntando hacia el techo el tio engancha un chorro calentito, blanco y espeso, en una hilera perfecta en vertical que es una maravilla para los ojos.
Y para que nos entren más ganas de estar ahí debajo, al refugio de su enorme rabo, imaginando que ya tuviéramos la cara pintada de blanco, con los mecos que se le han quedado en la punta del nabo, los arrastra con la piel del glande, los recoge entre los dedos gordo e índice y los deja en suspensión como la miel cayendo viscosos hacia abajo. Anda que no apetece ponerse debajo y abrir la boca y todo lo que sea de par en par para que lo deposite a buen recaudo.