Alex Ink hace el amor a Lobo Carreira en la camita follándose a pelo su musculoso culazo | Randy Blue
Despertar con sus labios juntándose, era la mejor parte del día, un estímulo que a Alex Ink y a Lobo Carreira les recorría toda la espalda y hacía que las hueveras de sus calzones opusieran mayor resistencia todavía al volúmen de sus largos y grandes rabos, que ya de por sí estaban contentos de buena mañana. La respiración agitada entrando por sus bocas, lenguas traviesas que se metían por donde no debían y el inestimable roce de los pelos de sus bigotes, beso a beso se fueron desnudando por debajo de las sábanas hasta quedarse en pelotas.
Lobo adoraba besar todo el cuerpo a su chico e ir bajando por su torso hasta encontrarse con su larguísima pija que le llegaba hasta el ombligo. A esta también la besaba, sintiendo la dureza de ese pollón que enseguida se ponía recto, acompañado de unos gemidos de su dueño, cargados de satisfación. Babas en la comisura de los labios de Lobo, a consecuencia de la primera mamada de garganta profunda, así para comenzar bien el día. La polla de Alex fue saliendo de su boca centímetro a centímetro, bien mojada de saliva. Se la acababa de comer hasta los huevos.
Para entonces, los dos ya estaban bien cachondos. Alex le volteó y se puso encima devolviéndole con creces los besos y mamadas, esnifando y relamiendo sus sobacos, dejando que las arcadas por tragar más de la cuenta, estuvieran a la orden del día. Le levantó las piernas, se las separó y le metió un dedido, luego dos, abriendo poquito a poco ese culazo duro y musculoso que apretaba con fuerza.
Le puso bocabajo en la camita, sonriendo al ver ese cuerpazo de macho desnudo sobre las sábanas. Lobo se había pasado la pija entre los muslos, apretada sobre el colchón. Alex le cató el rabo que sobresalía durísimo entre las piernas y tiró de lengüetazo hacia arriba dándole un buen repaso a los cojones y a la raja del culo, dejándole bien servido.
Luego lo penetró, sin condón. Se puso en posición de flexiones sobre su cuerpo y le metió toda su larga polla. Lobo reaccionó hincando los codos en el colchón, elevando el culete, doblando las rodillas. Alex se folló ese culo y lo reventó, animado por la forma en la que las nalgas se movían duritas pero como flanes ante cada impacto de sus caderas.
Joder, cómo le gustaba follárselo así todas las mañanitas, de todas las formas posibles para demostrarle todo su amor. Haciéndole la cucharita, penetrando su ojete cuando Lobo se le sentaba sobre las piernas, mirándose cara a cara, uno sobre el otro, Alex entrando bien dentro de él. Así se quedaban, unidos, hasta que a Alex le entraba el gustito. Entonces se incorporaba, se ponía de rodillas frente a su hombre, se pajeaba y los dos le daban caña a los rabos hasta que los pelos del torso musculado de Lobo se llenaban de la mezcla de las dos leches.