Nano Maso encula a pelo a Mars Barcelona con sus gigantescos veinticinco centímetros de pollón | Tim Tales

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En la terracita, bajo la luz del sol que doraba el cuerpo bronceado de Nano Maso, Mars Barcelona entró en un estado de éxtasis permanente. Todo lo que tenía delante le gustaba demasiado y no sabía por dónde empezar a amar a ese chaval venezolano que destilaba vicio por todos los poros de su piel. Lo primero que le flipó a Mars fue el enorme pollón que se gastaba el colega.

Nada menos que veinticinco centímetros de rabo bien formados, como una puta barra destrozaculos, gordísima y enorme. A Mars se le puso durísima la suya sólo de verla. Le apetecía palmearla, disfrutar con los sentidos viendo cómo una pija así de larga rebotaba entre las piernas de un hombre. Al final se la metió dentro de la boca y gozó de una de las mamadas más apetitosas de su vida, de esas que te hacen evadirte, convertir tu cabeza en un masturbador personal sin otro objetivo que no fuera crear leche en los cojones de ese tio.

Seguro que le creó un buen caldito con la mamada, eso estaba por ver al final. De momento que el chavalote estuviera contento y con la polla bien dura, algo tenía que ver que Mars fuera un chupa miembros de pro, además de sus miraditas. Mars tragó tanta polla que sólo veía los pelos de la base del rabo y el torso atlético que en breve iba a sacar todo su potencial para destrozarlo a pollazos.

Tenía sus serias dudas sobre si toda esa herramienta le cabría por el culo y es que al chupársela, no era normal que le cupiese apenas el cipote tan gordo y algunos centímetros más dentro de la boca. Pero no, su culo se convirtió en un blandiblu que el Nano se encargó de perforar hasta el fondo. Mars echó la vista atrás y lo que vio le dejó fulminado. Los brazos largos y musculosos de ese tiarrón le estaban agarrando fuerte de las caderas y el cabrón había sacado todo el potencial con el que iba armado. Su torso estaba firme y potente como si se estuviera haciendo unas sesiones en el gimnasio.

Los dos estaban a punto de sucumbir del calor. Se fueron a la ducha. Allí Mars aprovechó para bajar a chuparle la polla y dejársela preparada para el segundo asalto. No contó con que Nano estaba más salido que el pico de una mesa en ese momento. Nano agarró la cabeza a Mars con una mano arriba en el cogote y otra bajo su barbilla y le folló la boca antes de masajearle el ano con toda su gigantesca verga. Le nutrió el ojete del culo con una buena dósis de esperma y volvió a encajarle la polla sin condón.

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