Alex Tikas, Viktor Rom, Jafar y Greg Hollywood meten un gang bang sin condones a Diego Reyes, le preñan el culo y se corren encima de él
Underground orgy
Con lo guapísimo y lo bueno que estaba, a Diego Reyes no le faltaban pirulas para comer cada vez que se arrodillaba en la mazmorra del local. Era desfilar por el pasillo de los glory y en cuestión de segundos ya tenía una fila de tios deseando darle rabo, disfrutando de sus grandes pollas sobre esa carita guapa. Viktor Rom se había traído a tres amiguitos que estaban tremendos, tres tiarrones de tomo y lomo con unas gigantescas pollazas como la suya, peludos, machotes, como a él le gustaban.
El griego Alex Tikas le dejó todo loco. Esa apariencia de daddy, ese cuerpazo peludo por todas partes, atractivo, mazao y con una exquisita verga que fue la primera que se lanzó a mamar. Larga, gorda, con una capucha que le encantaba, todo el pellejo colgando por el cipote. Menuda chorra tenía el colega y encima estana riquísima. Se ve que el cabrón tenía una ganas tremendas de meterla por un agujero, porque cuando Diego se puso a chupar del cilindro de Viktor, el tio le metió una mano entre las piernas sobándole los huevos, la polla y la raja del culo. Qué calentita la tenía y qué grande. Le estaba buscando y le iba a encontrar.
La del checo Greg Hollywood le dejó igual de loco. Qué porte tenía el tio, con ese cuerpazo bien plantado, tatuado, musculoso, con una buena linea de pelazos recorriendo su torso hasta confundirse con los de su polla. Diego sintió el amor de sus brazos rodeando su cabeza y empezó a tragarse su gordísimo y descomunal pene. La de Jafar fue la única que pudo comerse hasta las bolas y porque todavía la tenía blandita. Justo cuando lo estaba haciendo, Alex no pudo contener su apetito sexual y le penetró el culo por detrás y sin condón.
Abierta la veda, su ojete se convirtió en el recipiente perfecto para esas soberanas pollazas. El griego le dio lo suyo, penetrándole con fuerza, desgarrándole el ano, ejerciendo de macho alfa para que sus amiguitos pudieran continuar el camino. Cuatro contra uno, Diego se dejó ganar y les ofreció su culo. A Jafar ya se le había puesto bien dura y se la metió a fondo hasta cascarle los huevos.
Los otros tres le rodearon. El que no le estaba dando de comer rabo, estaba jaleando a los demás para que se lo follaran duro o pajeándose a su lado. Viktor fue el siguiente en perforarle el culo. Menuda pollaca grande y gorda tenía el cabrón. El griego repitió turno y esta vez se la hundió por el culo sin contemplaciones, hasta el fondo, ayudado por Greg que posó las manos en el pandero para abrirlo a tope.
Un daddy dándole por culo y el otro de comer polla, por detrás y por delante. Ante las bestiales embestidas de Alex, Diego acabó besando la butaca sobre la que estaba encorvado. Al hacerlo, el pene de Greg empezó a rebotar sobre su espalda. Le gustó tanto el roce que volvió a levantar la cabeza para mamárselo. Se la tragó hasta los huevos.
Ya sólo quedaba él or metérsela para que los cuatro la hubieran enfundado en su trasero. Le atravéso de lado a lado con esa larga pija bien hecha, le cogió por las caderas y enseñó su arte follando a sus colegas. Menudos cerdos, no le dejaban respirar un hueco ni para atrás. Viktor se escupió en la mano antes de metérsela de nuevo y el griego se sentó delante de su cara, con toda su descomunal polla encapuchada y dura, venosa. Diego se la cogió a dos manos y le rezó tragando rabo mientras su mirada se perdía en la inmensidad de ese torso peludo y varonil.
Las pelotas de Jafar eran la alegría de la huerta. Grandes, bien marcadas y colgando por debajo de su pene erecto, se convirtieron en toda una atracción para Diego, que pudo sentir su incesante golpeteo entre las piernas cada vez que el muy perro le embestía por detrás. Esos cuatro tiarrones tenían ganas del chico guapo y el chico guapo se estaba empezando a enviciar con esos machos.
Se sentó encima de las piernas de Alex y se enfundó su polla por el culo, saltando encima, masturbándola todo lo grande que era. Le encantó regalarse a ese tiarrón. Hizo lo mismo con Greg, esta vez dándole la espalda, dejando que su polla colgara al saltar y le diera una buena tunda en los huevos. Anda que no les gustó a esos dos machos ver ese culazo redondo y grande rebotando con sus gigantescas pollas dentro de él. Tenían que tener ya una considerable cantidad de leche a punto de reventar en los huevos.
Dos de pie, dos sentados, le manejaban como querían y Diego no paraba de ir de rabo en rabo, de meterse una por el culo y chupar otra. Decidió tumbarse bocarriba, desnudito y abierto de piernas y que fueran desfilando. Le reventaron el culo y la boca follándole por los dos huecos. No contentos con eso, hicieron gala de sus majestuosas pollas imponiendo su poder, dándole de pollazos sobre la cara para demostrar lo grande sy duras que las tenían.
Y aún así, se comportaron como unos caballeros a la hora de correrse. Diego le dio un sí sin contemplaciones a Greg cuando este le pidió preñarle por dentro. Dicho el sí a uno, los otros se lo tomaron como una respuesta común. Todavía con la leche calentita de Greg en el interior de su ano, Alex, que estaba salidorro, no pudo aguantar a llegar hasta el agujero lleno de crema de su colega y antes de metérsela ya se estaba corriendo.
Terminó de descargar dentro de ese culazo. Gemidos de toro soltando toda la leche. Sacándola del ojal, toda enorme y corrida. Mientras Viktor se aprovechaba de la leche de esos dos para joderle con su enorme polla, Jafar eligió la carita y la barba de Diego para soltar toda la carga. Sus grandes pelotas ya aventuraban que estaba hecho todo un lechador y así fue, la leche blanca y espesa escapando a chorrazos de su pene, desperdigándose por el cuello, la boca y los pelos de la barba de Diego, que apreció todo ese calcio antes de recibir la tercera dosis por el culo.
Pero si creía que la cerdada había acabado, estaba equivocado. Greg llegó con la polla bien dura de nuevo, pajeándose y se corrió encima de sus pectorales. Sin poder contener su excitación al ver a esos cuatro machotes rodeándole, con su culo goteando lefa y más leche pagada a los pelos de su barba y su torso, Diego aprovechó y se cascó una paja bien servida que culminó con los labios de su griego preferido dándole un besito de buenas noches en el cipote.