Jack Harrer, Joel Birkin y Peter Annaud meten una follada sin condones a tres bandas a Justin Saradon con sus gigantescas pollazas y le dejan bien satisfecho de rabo y lefa corriéndose encima de él | Bel Ami Online
Sus caritas cuando miraban hacia abajo, sus risas nerviosas, denotaban que era de otro mundo el percal que tenían entre las piernas. Joel Birkin la tenía tan kilométrica, tan jodidamente larga, que le bastaba con girarse un poco para posarla encima de la tranca gorda de cipote rojizo de Peter Annaud. Estaban los tres demasiado juntitos. Jack Harrer también se soltó la minga, se miró la suya y luego la de los otros dos y certificó que entre los tres debían medir como casi setenta centímetros de rabo, una cifra demasiado grande para tres chavales tan jovencitos como ellos.
Jovencitos pero muy bien dotados. ¿Sería capaz el más benjamín del grupo de meterse esas tres gigantescas pirulas por la boca y darse un festín? Justin Sarandon se moría por las pijas grandes y ver esas tres juntas bien duras y colgando le hicieron ponerse de rodillas metiéndose de lleno en ese círculo de vicio. Primeor se comió la de Jack amasándola entre sus labios. A los pocos segundos, el pollón de Joel le golpeó con fuerza en toda la cara. Así visto de cerca era descomunal e imponente, el pene más largo, grueso e impresionante que había visto en su vida.
El ojete del culito se le abría solo, rodeado de tamañas pijas buscando el placer de su boca húmeda. Le excitaba tanto estar rodeado de tios pollones como tenerlos a su merced tumbado en la cama con las lanzas en alto, masturbándose, esperando a que Justin se decidiera a amar una de ellas primero para después continuar con le resto. Pedazo de rabacos. La de Jack había pasado a otro nivel y ya solo el cipote le rellenaba la boca.
De esa pasó a la de Peter que estaba en medio. Su porra había engordado aún más. Justin sintió como si tuviera que desplegar la boca a tope para tragársela, como si estuviera intentando acoplar los labios a la boca de un vaso de cubata. Estando en medio, Justin lo tuvo fácil para contentar a los tres. Casi sin mirar, ni de reojo, alargó ambos brazos a los lados, agarró los rabos y los pajeó al compás.
Los tres tenían unas vistas privilegiadas desde su posición, tirados bocarriba en la cama, viendo como un chavalín les zarandeaba los mangos enormes y se los mamaba. Justin llegó a la de Joel. Con esa necesitaba las dos manos a full. Al final era la menos gruesa de las tres, pero era tan larga que imponía más que ninguna. Les regaló una segunda ronda de mamadas, esta vez echándoles miraditas lascivas.
La boquita de Justin cada vez les gustaba más. Sus morritos empezaron a humedecerse, hacía virguerías con su lengua rodeándoles los cipotes mojados, el cabroncete hacía por atragantarse con los rabos, introduciéndolos más allá de su campanilla y lo que no podía tragar lo pajeaba bien con su manita. En ocasiones alguno de los tres se encabronaba y terminaba culeando, imprimiendo más ritmo a esa mano pajeadora.
Le iban a dejar bien follado ese culito suave y redondito que tenía, casi virginal. Lo iban a abrir y a destrozar con sus pollacas hasta dejarlo al rojo vivo. De momento le dieron mimos y cuidados. Jack le comió la polla mientras Peter y Joel se turnaban para lamerle la raja y el agujero del culito. Ese intercambio de miraditas que se echaban cada vez que uno terminaba y le dejaba el lugar para comerse sus babas, era de un morbo absoluto.
Cunplieron a rajatabla la regla no escrita. El de la polla más gorda abría el camino. Peter fue el primero en metérsela a pelo al benjamín mientras los otros dos le regalaban sus enormes rabos para que se los comiera sin descanso. Aunque Justin ya había visto el pollón de Peter, sentirlo dentro de su ano abriéndose camino, era harina de otro costal. Le dejó un agujero tan grande que, cuando la sacó un momento para volver a metérsela, Justin pudo notar cómo su ojete tardó un par de segundos o más en recomponerse y volver a su estado inicial.
Lo siguiente que hizo Justin fue cabalgarse el rabo de Jack, pajearlo entre sus cachas. Y cada vez que saltaba, se encontraba de lleno con la boca de Peter, que se estaba merendando su rabo. Así, con el culo relleno, la polla mamada y metiéndose en la boca la fusta de Joel, Justin pensó que no había lugar mejor en la faz de la Tierra que ese para ser feliz.
Los cuidados que necesitaba Joel en su polla eran embriagadores. Se estaba poniendo malito, al ver que sus dos compis ya la habían metido por el culo y él no, así que cuando Justin se despistaba y no se la estaba comiendo, se la posaba encima del hombro y se la restregaba por encima, toda caliente y durísima.
Tumbaron a Justin bocarriba en la camita y los tres le rodearon de rodillas. Justin le metió toda la polla larguísima por el culo y los otros dos se quedaron dándole de comer rabo. Justin notó la excitación desmedida en sus caras. No podían evitar estar cachondos al ver a Justin tan desprotegido y expuesto, tragándose por el culo semejante polla y las otras dos sobre su cara rellenándole la boca. Ceños fruncidos de gusto extremo, gemidos cada vez más rápidos e intensos, cabecitas que se echaban hacia atrás intentando en vano buscar el alivio que les permitiera continuar esa guarrada.
Peter no aguantó más. Se la machacó a toda hostia y empezó a depositar sus lefotes encima de la cara del zagal. Al ver esa gordísima y enorme polla corriéndose, con el cipote expulsando lefa sin parar, Justin abrió la boca situándola justo debajo y se llevó unos buenos lingotes. Entonces, de improviso, Jack le arreó un manguerazo soltando un chorro a presión que le cruzó toda la jeta, seguido de otro lefazo alto y potente. Justin, excitado, con la leche de esos dos tios encima de la cara, metiéndose por su boca, se volvió loco mirando una y otra polla.
Sólo se le ocurrían cerdadas para hacer con ellas, así que agarró la de Peter y se metió su gordísimo cipotón en la boca, se lo cogió con la mano y se lo masturbó con la intención de sacarle hasta la última gota. Al sacarlo, se fijó en el meco que se había quedado pegadito justo en la parte superior de la larga rajeta de su cipote. Doble ración de leche y todavía le quedaba otra, pero antes, la suya. Con todo ese trozo se pastel sobre su cara y el poder de esos pollones recién corridos sobándole las mejillas, se cascó un placentero pajote y se dejó la leche encima.
Volvió a las andadas, chupando rabos cubiertos de semen, sumido en un estado de placer embriagador, cuando Joel le sacó la vara del culo y se la pajeó apuntando hacia su ojete. El muy villano empezó a regarle todas las partes bajas, primero un lechazo cerca de la entrada, luego otro vistiéndole las pelotas de blanco, otro par que se escapaban a lo largo de su muslo derecho. Sintió el roce de su cipote acariciándole el hueco y luego cómo se la volvía a meter sin condón, toda corrida.
Ninguno de los tres le hacía asco a nada. Joel y Peter se acercaron para lamerle la carita llena de lefa. La polla de Jack todavía estaba sobre su cara y aprovecharon también para comérsela metiéndole un buen repasito con los labios. Al final Jack también se agachó y le dio unos besitos, para probar leche. Justin se enamoró por primera vez de tres chicos a la vez. Tenía espacio de sobra en su corazón para chicos atractivos, muy bien dotados y con esa ingente cantidad de leche en los huevos.