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Niko Demon abre un buen agujero en el culazo de Manuel Reyes y le mete un potente lefazo en su bonita cara | Fucker Mate

Powerful Debut

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Estando sentado no se lo había notado, puesto que llevaba unos calzones negros y estaba más concentrado en comerse los morros, pero en cuanto se levantó saltaba a la vista y su mano acudió por instinto a su paquete. Niko Demon tenía una pedazo anaconda que luchaba por salir de sus gayumbos, morcillona, larguísima, tirando de la tela hacia el frente y hacia abajo, haciendo que a Manuel Reyes le hiciera el ojete chiribitas.

Tiró de la goma y durante un par de segundos disfrutó de la sacada de rabo, del aroma de una polla encerrada impactando en sus napias, de la fuerza de un buen pollón golpeándole la cara. Tenía lubricadito el cipote y el pellejo recubría parte de su glande. Se la metió en la boca a la vez que con la mano le replegaba la piel para dejar al descubierto su capullo.

El brasileño la tenía larguísima, veintidós centímetros de polla dura, gorda y venosa entrando por su boca y además entraba con mucha facilidad. Niko le agarró por la cabeza con las dos manos, una en el cogote y otra en la mandíbula, ayudándole a tragar, ayudándole a que le besara durante un ratito las peludas pelotas. Con esa cara tan guapa, Manu tenía cualquier rabo listo para penetrar en un par de caladas.

Niko se sentó en el borde la cama con los codos apoyados en el colchón y disfrutó de la vistas, sonriendo cada vez que Manuel le miraba con esos ojazos, poniéndose todo tierno al ver cómo le ensalivaba la verga con sus preciosos labios, cuando se la rebozaba por la carita y le raspaba con los pelillos de su bigote, viendo de fondo sus pezones duritos y su pecho varonil y peludo. Niko sólo bajó una vez a lamerle los morritos, a comerle boca y dejársela lubricadita para que su polla entrara entre sus labios con mayor facilidad. Luego ya no hizo falta.

Le regaló algo de precum que Manuel se dedicó a saborear apretando bien la polla, sacándole el jugo y cubriéndole el cipote con la boca paracatarlo todo. Ese guaperas era todo un saca leches y aunque los tios aguantaran para poder follarle como se merecía, al final se lo llevaba todo calentito.

Además de la pedazo polla que se estaba jalando, a Manuel le animaba a seguir chupando la cara de Niko, tan masculina y con pintaca de empotrador, su penetrante mirada y esa arruguita entre las cejas que le hacía tan jodidamente atractivo, cuando se concentraba en la mamada que le estaba practicando. Manuel se convirtió en su putita, en su caramelito, lamiéndole la verga de abajo a arriba como un perrete en celo, pajeándosela enterita, dejando rebotar el rabo encima de su cara mientras le comía las pelotas, cabeceando y metiéndose sus más de veinte centímetros hasta el fondo de la garganta.

Le quedó claro que a Niko le encantaban los culazos grandotes como el suyo, con una buena raja y un buen agujerito que fueran el recipiente hecho a medida para ser rellenado con su polla. Joder el tio, le dejó tan bien preparadito el ojete que al mirar hacia atrás vio cómo le colgaban las babas por los pelos de la barba. Puto cerdo. No contento con eso, le dejó apoyado con los hombros en la cama y le elevó el culo para maniobrar mejor, para soltarle unos buenos gapos en la hendidura y dejárselo encharcadito con sus babas.

Manuel tenía a la vista su polla y pudo ver que la tenía a punto de explotar, durísima. Niko la acercó a su culazo y el muy cabrón se hizo una cubana entre la raja de sus nalgas, luego le cogió de la goma de los calzones como si fueran las riendas de un caballo y le metió la penetrada. Toma ahí cabrón, veintidós centímetros de puro rabo brasileño pa tu body.

Se los tragó enteritos, sin rechistar. Se puso a cuatro patas para seguir recibiendo con orgullo a ese macho que sabía bien cómo follarse a otro tio para tenerle contento. A veces se la metía tan a fondo por las entrañas y se quedaba ahí unos segundos disfrutando al calorcito y de lo apretado de su ano que parecía que Manuel estuviera cagando un par de pelotas.

Le cubrió y se la metió a saco como un perro, cubriéndole entre sus piernas, apoyando los muslos en sus nalgas y metiéndose dentro de él a toda hostia. Manuel se tumbó en la cama con las piernas abiertas y Niko se inclinó hacia él mientras se la metía. Le agarró con las manos por la nuca mirándole fijamente, susurrándole para que acallara esos potentes gemidos, sabiendo que no lo haría. No lo hizo, la polla entraba, pero algo le estaba tocando a Manuel por dentro que le hacía gozar como nunca, haciéndole gemir sin control.

Y Niko aprovechaba y seguía mirando fijamente, alimentando sus ganas observando esa cara tan guapa, sintiendo en su cara y en su boca el aliento de su gusto. Después de eso, Manuel se sintió preparado para cabalgar a ese machote, para sentar su culazo en esa potente pollaza y pajearla entre sus flipantes globazos. Esa era su intención, pero de nuevo se encontró con la mirada penetrante de Niko, con la rabia de su polla penetrándole desde abajo, sintió cómo le flaqueaban las piernas y se quedó quieto, recibiendo una culeada tras otra, el rabo desfilando por el interior de su ano.

La atractiva cara de Manuel era como un imán para las corridas. Follárselo y no dejarle la cara bien sucia era pecado. Estaba Manuel tumbado de lado, dejándose follar a pelo, poniendo su culo jamonero para ese tiarrón brasileño y le bastaron unas miraditas, una sacada de lemgua rechupeteándose los labios, un asentimiento de cabeza animándole a correrse, para que Niko bajara la guardia.

Buah, casi no llega. Salió rápidamente de su culo y en dos zancadas lo tuvo a tiro, un par de pajotazos sobre su cara y se la cubrió de leche. El primer lefazo en toda la lengua, el segundo dibujándole un bigote. Fue el tercero el que salió disparado a toda hostia, viajando más allá de la cabeza, dejando una estela de leche a su paso marcando su pelo con gomina, sus pestañas con rimmel blanco y de coloretes su mejilla.

Le flipó tanto que tardó en dejar de correrse, no hacía más que salirle mecos grumosos, espesos y blanquitos por la punta de la polla, plantándolos dentro de su boquita. Manuel no esperaba terminar haciéndose una paja como lo hizo, con el semen del brasileño en su carita, enjuagándose la boca con toda su leche y el cabrón que, todavía con la polla dura, se lo estaba follando de nuevo.

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