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Valentino Sistor se traga el descomunal pollón de Niko Demon hasta los huevos y se deja follar a pelo | Fucker Mate

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La era digital tenía también sus cosas positivas, su punto de morbo. A pesar de estar en el mismo apartamento, a Niko Demon y Valentino Sistor les ponía cachondos eso de intercambiar mensajes subidos de todo como si fuesen un par de desconocidos, porque después disfrutaban más del reencuentro, sonriéndose con la complicidad que sólo dos compañeros de habitación podían tener.

Cuando Niko le puso en un mensaje que le iba a partir el culo en dos no mentía y cuando Valentino le contestó que estaba ardiendo por ver su enorme polla, tampoco faltaba a la verdad. Nada más entrar en la habitación de Niko, cayó de rodillas a sus pies, agarró la goma de los pantalones de deporte con las manos y tiró hacia abajo con muchos nervios por lo que intuía que podría encontrarse.

Al ir bajándole los pantaloncitos, algo duro y grueso tropezó con su mano izquierda. Superado el bache, una pirula gorda, larga y enorme giró de la cadera hacia su cara y sin pensárselo dos veces la atrapó dentro de su boca y se la comió entera. A la segunda calada y aprovechando que todavía estaba morcillona, se la merendó hasta los huevos.

Tales eran sus intenciones que Niko las vio de lejos, agarró a dos manos la cabecita de ese tio guapo y repeinadito y la oprimió contra sus santos cojones follándole la garganta. La bolsa sudada de sus huevos se le pegaba al labio inferior cada vez que el chaval intentaba batirse en retirada y Niko volvía a meterle un nuevo pollazo. El pollón salió mojadito y lustroso dle interior de su boca y empezó a cogerle demasiado cariño cuando vio cómo el cipote salía húmedo de entre sus labios como si le diera un besito.

El cabrón se pasó más tiempo con los huevos en la barbilla que alejados de ella. Abría la boca de tal forma que invitaba a Niko a agarrarle del cogote y la barbilla para penetrarle y aunque Niko la tenía gigantesca, era flipante cómo entraba entera. Del gusto que le daba, Valentino conseguía que los cojones se le pusieran a Niko por corbata. Cuanto más la chupaba, cuantas más babas le dejaba encima, más fácil era colársela por la tráquea. Cómo le gustaba besar huevos a ese mamón, no paraba de morreárselos con veintidós centímetros de rabo brasileño jodiéndole por dentro.

Brasileño y travieso, Niko no le puso las cosas fáciles. Si era el mejor tragón de todos los que había probado, si quería convertirse en el hombre que mejor le había devorado la polla, tendría que pasar una prueba de fuego. La misma consistía en simular un sesenta y nueve donde él era el único que daba de comer rabo. Casi un gag the fag. Valentino se tumbó en el sofá y Niko se puso encima de él en posición de flexiones y en dirección contraria. Era relativamente fácil comer polla a la vieja usanza, pero cuando te la metían del revés, intercambiando el órden natural de las cosas, todo se complicaba.

El tio superó la prueba con sobresaliente. No exento de unas primeras arcadas al sentir cómo el cabezón le empujaba la lengua hacia atrás y le hacía atragantarse, la siguiente penetrada dio en el clavo. Como un faquir se tragó el sable limpiamente y Niko tuvo el placer de aplastar sus huevazos contra su bigote y sus narices. Aun cómodo follándole la boca, ya que tenía a tiro su impresionante y perfecto culazo, empezó a trabajárselo.

Qué agujero más bonito en mitad de la raja de ese culete blanco de futbolista. Un chico guapo seguro que también la tenía grande. Le retiró con un par de dedos la bragueta de los calzones hacia un lado y le sacó una pedazo pipa de unos bien formados dieciocho centímetros de rabo duro y hermoso. Niko escupió dentro de su ojete mientras le masturbaba pasándole la polla entre las piernas y se encargó de dilatar su agujero a base de gapos y dedos.

Le separó las piernas agarrándole de esos muslos bonitos y peludetes, se puso detrás de él apuntando con el nardo hacia el ojete y se la clavó hasta el fondo sin condón, confiado en que si su boca tragaba de lujo, su culazo haría lo mismo sin problemas. Le sorprendió el gemido que profirió el chaval al colársela por detrás. Así que era todo un tragoncete pero tenía el culito sensible. Eso no hizo que Niko aminorara la marcha. Ya que tenía toda su polla dentro de él, no iba a frenar y menos con lo agradable que era la sensación al penetrarle, con su rabo tan ajustado en su acogedor agujero.

Subió los pies al reposabrazos del sofá en el que Valentino estaba arrodillado a cuatro patas, acogió su culazo entre sus muslos, le hincó toda la polla y se inclinó apoyando el torso sobre su espalda protegiéndole y haciéndole suyo y sólo suyo. Con el sudor, Niko comenzó a resbalarse hacia adelante. Su enorme polla blindada seguía penetrando ese agujero a prueba de balas, pero al pasar entre sus piernas hacia atrás, forzada, empezó a coger un volúmen y una dureza impresionantes, igual que sus dos cojones, que luchaban por recuperar una posición imposible, condenados a marcarse en la base de la polla todo el tiempo que durara esa postura.

Niko tomó un respiro, o eso creía él, porque cuando se sentó en el sofá dispuesto a que Valentino le cabalgara, no contó con que el atractivo de ese chaval le iba a llevar al límite. Una mirada y tantas cosas que le gustaban. Su carita, sus ojazos, ese pendiente de lata colgando de su oreja, la raya en su pelito, sus musloazos peluditos rozando sus caderas, su precioso rabo rebotando sobre sus abdominales a pesar de que el cabrón tenía la polla durísima y gorda a punto de reventar y tan tiesa que la tenía pegada al vientre.

Hacer que le cabalgara dándole la espalda tampoco fue la solución a sus problemas. Ese brazo por detrás de su cabeza, sus fuertes y desarrollados biceps, el pectoral con la tetilla a tiro de lengua, su sobaco sudadito y peludo oliendo a macho. Niko frenó en seco y miró esa guapísima cara, su barbita, su boca abierta exhalando placer. Tuvo que respirar hondo para no preñarle. Menuda belleza.

La contrafollada que se marcaron en el suelo fue digna de dos campeones. Niko se tumbó bocarriba, elevó las piernas y se abrió de par en par. Valentino desmarcó sus piernas por fuera de las de Niko y cogió postura como si él fuera a follárselo, pero en lugar de eso se sentó sobre la enorme polla y se la clavó hasta el fondo y sin condón. Si cualquiera hubiera entrado en esa habitación, podría haber confundido las cosas y no era para menos. Un tio espatarrado en el suelo y abierto de piernas, unos cojones pegados a la base del culo. La única pista era el ojete abierto de Niko.

De vuelta al reposabrazos del sofá, se lo folló frente a frente. La cara de Valentino era guapa hasta cuando se corría. Entonces se daba un aire de gamberro, de caballero perdiendo la compostura, gruñendo y mostrando esa dentadura blanca y perfecta apretando los dientes mientras se agarraba la salchicha peleona y se corría. Niko le folló un poquito más hasta que la tuvo a punto. Entonces acudió a masturbarse sobre su cara guapa.

Esa boquita abierta, la lengua por fuera, podía notar su aliento sobre su verga. Con cariño le plantó la mano izquierda en la mandíbula y le giró la cara. Le dio de mamar un primer chorrazo directo a la boca, pero el chaval le gustaba tanto que el siguiente salió descontrolado y volando por encima de su cabeza a toda potencia. Valentino cerró los ojos por instinto y a continuación degustó una buena cantidad de leche condensada que se iba depositando en su lengua y en su labio inferior. Niko le metió la polla dentro de la boca, terminando de correrse allí dentro, de nuevo hasta el fondo, obligándole a digerir toda esa leche.

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