El curso para camareros especializados iba muy avanzado. Habían pasado de la teoría del trato a los comensales a las prácticas sobre cómo servir y colocar las mesas de un restaurante. Denis Vega era uno de los futuros maitres aventajados por lo mucho que se lo curraba. Siempre llegaba media hora antes y su profesor Victor D’Angelo estaba encantado de darle unas cuantas clases particulares.
Aquella tarde, cuando estaban los dos solos en el comedor del hotel, de pronto Denis sintió que una mano le acariciaba el trasero. Primero supuso que era una palmadita en plan colegueo, ya que no era el primer tio que se lo tocaba, porque lo tenía bien bonito y apretado, sobre todo con su recién estrenado traje, pero cuando miró a Victor que le fijaba la mirada, se mordía los labios y lo acompañaba con un apretón en uno de sus cachetes, supo que eso no era un saludito entre colegas, para nada.
Avance «Maitre X»
Denis creía que el tio era hetero, por eso no le había lanzado la caña, porque bueno estaba un rato. Quizá por eso se puso como una fiera al ver que el gusto era correspondido y los dos se enzarzaron en un apasionado morreo en el que acabaron con las pichas fuera de la bragueta y lamiéndose las varas por turnos. Denis se puso las botas chupando la de Victor, larga y encapuchada, mientras que Victor se merendó el gordo pollón de su aventajado alumno, aguantando que este le pusiera por detrás del cuello la pierna, obligándole a tragar hasta los topes.
Si después un comensal se encontraba alguna mancha injustifacada en el mantel o un pelo en la sopa, no sería precisamente de su cabeza. Se quedaron desnudos de cintura para abajo y Denis empotró a su profe follándoselo encima de la mesa, para después apartarse a un lugar más cómodo cerca de los sofás donde fue el profe quien dio buena cuenta del culazo de Denis.